CAPÍTULO 27

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-Scarlet – Fernando había mantenido la vista en mí desde hace algunos segundos y yo recién me daba cuenta, bebí un poco de vino antes de darle una sonrisa pequeña.

-Lo siento, sé que todo lo que sucedió en parte es mi culpa también – coloque la copa en la mesita – me deslumbre ante el camino prometedor que tenía y te deje a un lado aunque jamás lo hice con esa intención, simplemente sentía que todo estaba bien entre ambos y que las tentaciones jamás nos tocarían, pero no te juzgo, sé que los hombres son un poco más débiles por naturaleza que las mujeres - sonrió levemente – pero las mujeres traicionamos de una manera más dolorosa y es con el desinterés y lamentablemente yo te traicioné así.

-Siempre te he admirado por eso, tienes la habilidad de decir las cosas justas en el momento oportuno, a pesar de tener coraje por dentro siempre dices cosas sensatas, siempre tratas de ver las dos caras de la moneda, pocas personas son así.

-No soy perfecta, pero estos tres años aquí me han ayudado a madurar demasiado, a no hacerme la víctima ante las circunstancias sino asumir la parte que me corresponde y buscar soluciones, por eso desde que nos separamos pensé mucho en ti y en todo, fueron muchas las noches en las que me quede reflexionando y en las que llore por no entender algunas cosas, pero hoy que te he escuchado entiendo porque pasó todo esto, ambos nos estábamos callando tanto que termino por explotar de una manera inesperada.

-Sé que al pedirte perdón no podré borrar las lágrimas que te hice derramar – volvió a tomar mis manos y se acercó un poco más, el frío de la noche ya se estaba haciendo sentir, pero el calor de nuestros cuerpos lo apagaba – pero realmente estoy arrepentido, sé que ambos debimos comprendernos más, yo debí apoyarte en los momentos en los que no tenías tiempo y llegabas cansada a casa, muchas veces los hombres no sabemos lidiar con el éxito de nuestras parejas y es el mayor error que podemos cometer, pero te pido que me permitas estar en tu vida, empecemos de nuevo, permíteme borrar con acciones todo el sufrimiento causado, de verdad te amo y no soporto la idea de perderte.

¿Cómo explicar esa mirada que me sostenía firmemente? Era trasparente y podía ver el dolor con el que hablaba, sus ojos solo buscaban los míos y sus manos me sostenían con una fuerza impresionante, como si tuviera miedo de que en cualquier minuto podría perderme.

-No hay nada que perdonar, por el contrario hay mucho que comprender, trabajemos de nuevo en nuestra relación porque sé que aunque ambos nos queremos no podremos olvidar de un día para otro el daño que nos hemos hecho, puedo ver en tu mirada que te duele tanto como a mí – él asintió con su cabeza y llevó sus manos a mi cabello en un rápido movimiento para después presionar su frente con la mía manteniendo los ojos cerrados – te amo como no he amado jamás y deseo que esta relación funcione porque eres más importante que cualquier otra cosa o persona en el mundo.

-Te amo, Scarlet – soltó una de mis manos con suavidad y sentí como rozaba mi mejilla con sus dedos, bajó hasta mis labios y su pulgar me hizo estremecer, sus ojos se abrieron y nuestras miradas se profundizaron – te juro que voy a ganarme de nuevo tu confianza y como siempre serás mi prioridad ante todo.

-Prometo lo mismo, pero no debemos apresurarnos ante las cosas, necesitamos un nuevo comienzo, con bases reforzadas para no permitir que las cosas se quebranten de nuevo, somos personas maduras – susurre muy cerca de sus labios, los centímetros que nos separaban eran escasos – sabremos lidiar con todo lo que se nos cruce si estamos juntos.

Fernando me envolvió un abrazo protector y con fuerza, sus brazos se acunaron alrededor de mi cuerpo y los míos buscaron el lugar por el que tanto habían suspirado, éramos uno solo de nuevo, libres de orgullo, con las ganas de seguir volando juntos porque ambos nos habíamos enamorado de las alas del otro y por nada del mundo las queríamos cortar, éramos más que momentos, ambos éramos historia y en sus brazos me di cuenta que ninguno de los quería ponerle punto final.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora