CAPÍTULO 20

1.3K 98 10
                                    

"Me gustaría ser tu ecuación perfecta, donde no sobren decimales después del punto."

Leí nuevamente la cita que había acompañado al collar para después arrugar el papel con furia y lanzarlo hacia la basura, rodé los ojos en un acto de frustración y pase mis manos por mis brazos, ya no quería llorar más, ya había llorado lo suficiente, no podía esconderme en la oscuridad para dejar que el dolor convertido en lágrimas se escapara de mi ojos, lo había hecho por varios días, pero hoy con lo que había visto le cerraba la puerta a esa estupidez.

No quería cerrar los ojos por que al hacerlo se venía la imagen de ese beso, aún no podía creer que fuera tan cínico, me mandaba detalles y se preocupaba por mí, pero enseguida volvía Amelia corría a sus brazos, viví muchos años entre sus mentiras, lleve ambas manos a mi cara y lance un gran suspiro de liberación – Es hora de empezar de nuevo, Fernando ya lo dijo, ustedes están oficialmente separados – mire hacia el techo – mañana tú hablarás también y dirás lo mismo, que él se quede con Amelia.

-¿Puedo pasar, Scarlet? – la voz de Carolina se escuchó detrás de la puerta de mi camerino.

-Adelante – me levante de prisa del sofá y me lancé literalmente sobre la silla del tocador – está abierto.

-En media hora tenemos grabación... – entró con una sonrisa y su vestuario impecable - ¿estabas llorando? – me miro a través del espejo.

-No – me delataban mis ojos – bueno un poco, pero no más – gire en la silla – me dolió lo que escuche en esa rueda de prensa, no es fácil olvidar tres años de relación, bueno más bien dos pero fueron tres años que vivimos juntos.

-Lo siento, pero no te dejes vencer por él – puso su mano en mi hombro – él perdió el diamante por las piedras – sonrío – tú eres extraordinaria.

-Gracias – sonreí ampliamente - ¿me ayudas a maquillar? Antonio no podrá venir esta mañana.

Y así fue como olvidamos la conversación amorosa y la cambiamos por temas más abiertos, la audiencia, los promocionales, en pocas palabras temas de trabajo que me servían para no pensar en lo evidente, ya tendría tiempo de hacerlo cuando llegara al hotel, lo que me recordaba que debía ir a casa de Fernando por mi cosas, no había sacado nada de ahí, pero aún no tenía el valor para hacerlo, esto solo era el principio de todo lo que se venía para ambos.

A los treinta minutos salimos del camerino lista para grabar las escenas, cruzamos los pasillos en dirección al set, el ambiente se sentía pesado cuando llegamos.

-¿¡Dónde estás, Fernando!? – me sobresalté al escuchar el grito de Adolfo a través del teléfono y lo mire enseguida. – tienes quince minutos para estar aquí, odio retrasar las grabaciones. – con evidente ira atrapo el teléfono entre sus manos una vez corto la llamada.

-¿Qué sucedió? – se acercó Carolina que también había escuchado el sobresalto de nuestro productor.

-Teníamos que haber empezado las escenas de Fernando hace veinte minutos y no está – la ira aún se notaba en su voz - ¿sabes el porque de su retraso? – me miró directamente.

-No – doble las puntas de las hojas del libreto – no tengo porque saber algo de él.

-Vamos a grabar tu escena con Carolina, no quiero perder más tiempo, a sus posiciones.

Asentí inmediatamente y camine hacia el piano falso, con ella tenía la escena en un museo donde la protagonista se iba a presentar, me senté en la silla frente al piano y a los pocos segundos Carolina se ubicó en la puerta de entrada al escenario, Adolfo ocupó su asiento habitual y empezó a dar las órdenes para grabar la escena.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora