Capítulo 33

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Bruno me lleva hacia su cuarto, mientras me carga, como si fuera luna de miel.

Me quito toda la ropa que está algo ceñida a mi cuerpo.

El también hace lo mismo. Tenemos la mirada el uno del otro.

No hablamos, no decimos nada, tan solo estamos viéndonos.

-Bésame- le ordeno mientras me desata el brasier.

Me toca el cuello y luego baja hasta mis pechos. Luego me besa lentamente, quitándome la parte baja de mi ropa interior.

Me encanta verlo sin camisa.

Ahora me besa con más presión y ambos estamos desnudos.

Me siento en el cielo a su lado. Me lleva a la cama rápidamente. Y esta dentro de mí en un segundo.

Todo se hace más abrasador y salvaje. Me tiene locamente enamorada.

-perfecta- me dice mientras besa mi vientre y luego baja hacia la zona más fuerte.

Todo está perfecto. Se mueve dentro de mi varias veces causando gritos ahogados en mi.

Yo le beso el pecho y le muerdo la oreja. Es una locura. Es intenso.

Los gemidos no paran. Esta vez es como si quisiéramos todo de cada uno. Y yo tampoco me quiero perder de él.

-Me tienes loco- me dice.

Simplemente ahora lo beso en los labios. Me encanta esto. Este momento es perfecto. Nuestra saliva en ambos cuerpos.

La temperatura está hirviendo y la pequeña luz de la luna nos alumbra la noche.

Ahora él me abraza y presiona contra él. Yo me entrego a él completamente, dejando que me embriague con su perfume.

-Te amo- dice entre gemidos.

Yo quiero decir lo mismo. Pero prefiero dejar en silencio mis sentimientos.

Ahora me siento en su encima, y me acerco a su mandíbula mordiéndole un poco y el juega con mi cabello.

Y ahora presiono mis labios con los suyos y siento que ahora juega con mis senos. Llevándome al extasío.

Suavemente va hacia mis caderas, jugando con ellas.

-Acércate más- le pido.

El me hace caso y otra vez se mueve en mi, sintiendo algo que deseaba con él desde hace mucho tiempo.

Poco a poco, el ritmo se hace más suave y amoroso. Me besa delicadamente y es ahí cuando las palabras salen de mi boca.

-Yo también te amo- digo mientras unas lágrimas bajan por mis ojos.

-No llores- me consuela mientras me pasa la mano por la espalda. - Te amo más que a mi vida, Antonella.

Le doy un beso en el perfecto pecho.

-Debo irme a casa- le respondo acordándome de Orlando y de mi madre. De lo confundido que debe de estar el primero. Y de que le he sido infiel.

Dentro de ti - Into youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora