Capítulo 43

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Toco la puerta del jefe, el abre. Es un gordo que suda siempre pero que tiene todas las palabras para acabarte.

-Buenos días- me saluda y yo hago lo mismo.-Siéntate por favor.

Quiero saber para qué me ha llamado pero no quiero que me vea muy ruda o algo así.

Hago lo que me ordena y me siento frente a él. Ya está situación me está desesperando. Ojalá que no quiera que me una a algún equipo o que los ayude a hacer letras y adornos para Navidad.

-¿Alguna vez te has sentido intimidada?- inicia preguntándome. Es como que hoy no suda. Y está más serio que nunca.

-No...bueno solo una vez cuando me robaron mi billetera- digo y me quiero reír.

En ese momento alguien más toca la puerta. No volteo a ver quién es, hasta que visualizo a Bruno.

-Siéntate por favor- le dice el jefe a Bruno.

Entonces es ahí cuando comprendo de que se trata esto. Nos quedamos mirando por un momento sin saber qué decir o hacer. El también está confundido.

Es ahora en donde debo lucir menos nerviosa que en cualquier momento. ¡Esto si es un problema!

El jefe nos queda mirando y empieza a preguntar a Bruno.

-Señor, Faroldi- deja de lado todas sus cosas y pone una mano en su mandíbula. Como si estuviera analizando el caso de un crimen.-¿Desde cuándo conoce a la alumna Antonella?- su voz es curiosa y me da impaciencia.

Bruno se aclara la garganta y comienza.

-Desde que empecé a dar clases, Señor Brady- dice con cautela y a él se le nota tan natural.

-¿Ha estado usted persiguiendo a la señorita?- su tono de voz es alto y es cuando nos empezamos a darnos cuenta de todo, pero evitamos mirarnos, para que no sospechen.

-¿De qué está hablando?- dice el como si no supiera nada. No me gustaría que me niegue, pero en estos momentos, que me niegue hasta la muerte.

-Estoy diciendo que usted ha estado tenido un tipo de relación sentimental con su alumna- grita no tan fuerte, pero grita y yo salto en mi asiento.

Bruno y yo nos miramos. La sangre se sube a mi cabeza. Me duele todo. No sé cómo reaccionar. Creo que voy a empezar a sudar de los nervios.

Los ojos del jefe son de un malévolo esquizofrénico.

-Usted no puede decir ese tipo de cosas- niega Bruno.

-Claro que si- grita más fuerte. Se acerca a su escritorio y nos lanza unas fotos.

Son fotos cuando Bruno y yo fuimos a San Bartolomeo. Cuando yo llegué a la escuela y me dirigí al aparcamiento trasero. En la primera nos reímos, en la segunda entramos al auto y en la tercera nos seamos besando ahí.

Supongo que nos ha seguido todo este tiempo y lo que no entiendo es porque no nos dijo nada.

-Me acaban de llegar estas fotos ayer- dice con una calma inusual- fue una fotógrafa que iba a tomar fotos a la nueva infraestructura. Y justo ayer las ve y me las entrega ¡Qué ingenuos para no darse cuenta!

Bruno se queda insólito por un momento. Me mira y yo a él. Es en ese momento en que las miradas nos hacen culpables y todo se va a la borda...

-Como usted es un RENOMBRADO INGENIERO, PROFESOR Y EMPRESARIO- dice lo más fuerte que puede- y todos lo aman...no tomaré el poder de la justicia conmigo. Porque se ha metido con una menor de edad. Su alumna. Déjela vivir. Pero usted se va de la escuela, y no vuelve a Oregon hasta que ella acabe la escuela...además, tendrá que pagar una indemnización privada...de lo contrario me encargaré de que las autoridades lo refundan en la cárcel y acabe con su reputación de perfecto.

Bruno asiente y se levanta de su sitio. Yo estoy perpleja por todas las cosas que acaba de decir este imbécil. Mis ojos están llorosos y es como si mi pecho se partiera y no me dejará respirar. Trato de calmarme.

Me paro y jaló su mano.

-Te amo- le digo en un sollozo.

-Yo más- me dice y se va corriendo.

Yo me volteo hacia el jefe quien se queda con la boca abierta al ver las demostraciones de amor.

-Usted es una persona egoísta...no tenía que hablarle así- digo y se me salen lagrimas- me da igual las reglas de las relaciones. ¿A caso me va negar usted que yo nunca lo vi con Rachel Morertz? Hace dos años yo preferí callarme porque son asuntos privados. Lo peor es que lo de ustedes no fue amor...usted solo quería que ella le haga...cosas.

El no sabe que responderme y se acomoda la camisa ajustada, mirando hacia otro lado.

- No tienes pruebas- dice riéndose y limpiándose la frente.

-Con eso me acaba de confesar una- digo y salgo de su sala de un portazo.

Salgo de ahí, y veo que no hay nadie mirándome. Me limpio las lágrimas y me dirijo al estacionamiento para buscar a Bruno. Los pasos se me hacen lentos conforme avanzo. Llego hasta el lugar y veo que su carro ya no está. Entonces me voy hasta mi aula, en donde aún no hay nadie. Le dejo una nota a Laura para que entregue los trabajos respectivos, tomo mi mochila y me largo de la escuela.

Voy caminando hacia mi casa. Parezco un zombie. De repente, pienso en que solo quedan dos semanas para vernos y ya. El jefe dijo que él no podría regresar a Oregon hasta que yo acabe la escuela. Solo quedan 15 días m. Solo 15 días.

Apenas llego, me tiro en mi cuarto y no me levanto hasta la mañana siguiente.

La luz intensa y sofocante del sol me despierta. No puedo creer que es la primera vez que he dormido más que nunca. Se siente bien, es relajante.

Escucho a mi madre hablar por teléfono. Su cara es seria y malhumorada. Cuando corta, siento que es momento de la verdad.

-¿Así que todo este tiempo estabas saliendo con tu profesor?- otro grito más en plena luz del día.- ¿Quién crees que soy?

-Mama- ahora si empiezo llorar.

-No quiero excusas, no quiero nada, de ahora en adelante vas a andar vigilada. Se acabo las salidas con las amigas, se acabaron las fiestas.

-No es...-trato de decir pero las palabras de mi madre retumban en mi cabeza.

Se acerca a mi y yo tengo miedo de una cachetada.

-Estoy segura que ya no eres virgen. Los hombres mayores quieren cosas de mayores. Todo este tiempo creí en ti. Se te acabó todo, Antonella.- lanza con toda su fuerza.

-Discúlpame, pero no es como tú crees, mamá- le digo y ella se ríe.

-No me vengas con estupideces, estoy decepcionada de ti- dice ella y se va de la casa cerrando la puerta y dejándome sin llave.

Esto no me puede estar pasando.

Dentro de ti - Into youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora