Capítulo 11

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En el tercer piso hay un balcón estilo gregoriano. Es hermoso, y hay una excelente vista hacia el jardín que tiene. Pero aquí, es casi como un invernadero al que debes entrar con una llave. Hay unas flores preciosas, de hecho. De todos los colores, aromas y clases.

- Esto es hermoso- me dice Orlando mirando hacia el vacío.

Yo estoy concentrada en la belleza y detalle que hay en esto.

- Me encanta- le doy una sonrisa de aprobación. Como que siento algo de envidia por tener un lugar tan relajante y bonito.

- Pero tú estás impresionante- esta vez me mira. Él no es tan alto como Bruno, pero debe ser 5 centímetros más bajo que él.

- Es porque estoy vestida de esta manera. Si no, sería diferente- no sé cómo reaccionar, así que es lo primero que digo.

- No es así, la verdad es que estás bella. – toma mi mano, pero yo la suelto. Es como si fallara a Bruno, aunque no hay nada que le haya fallado, tan solo ha sido una equivocación. Es preferible que sea abierta, porque tengo que recordarme que hay millones de personas en quien fijarse.

Toma de nuevo mi mano.

- Solía venir aquí más seguido.- mira mi rostro.-Amaba leer libros.

- Eso sería estupendo- asiento- creo que deberías retomar esas viejas costumbres.

- Pensándolo bien...tienes razón- me guiña el ojo y procede:- ¿Por qué te alejaste de las fiestas y reuniones?

Aún no tengo la respuesta para esa pregunta pero trato de encontrar las palabras correctas.

- Porque quería dedicarme más a los estudios y estar más con mi familia, porque la vida social te quita tiempo- arqueo mis cejas para mostrar mi seriedad.

- Eso explica porque no estoy entre los mejores alumnos del salón- nos reímos un poco.

Eso explica porque yo no salgo...

Él tiene un sofá tipo hamaca que de una vista hermosa a todas las estrellas.

- Pero, estas semanas te he visto muy ida- busca las palabras- quiero decir, no muy conectada con el mundo.

- La verdad no lo sé- miro hacia el suelo muy bien estructurado- creo a que se debe a que me estoy exigiendo demasiado últimamente.

- No lo hagas- suspira y pasa una mano por mi cabello. Yo dejo que lo haga, aunque me sea muy incómodo y no me guste la sensación.

Creo que soy algo masoquista, no le tengo miedo al profesor que es 20 años mayor que yo, pero sí le temo a una leve caricia de un chico de mi edad.

- Pero es importante para mí.

-¿Por las universidades?- pregunta cuidadosamente.

- Sí- es lo único que puedo responder.

- ¿A cuál quieres ir?- se le ve interesado

- A Princeton, Yale, o no sé...a ese tipo de universidades. Para ello mis notas deben estar en un buen nivel.

- Estoy seguro que con los ojos cerrados te aceptan- aquel cumplido me alegra. Alguien que confía en ti.- esas universidades son tan buenas y creo que te irá bien.

- ¿Y tú?- trato de mostrar interés.

- A la Universidad de California- me cuenta- mi padre ha comprado un departamento allá. Me quedaría aquí pero como mis padres tienen un trabajo seguro allá, es mejor que valla con ellos.

- Suena increíble.- los ojos los tengo algo nublosos. Veo bien, pero 5 minutos siento una borrosidad.

- No lo creo- puedo apostar a que su cuerpo está más cerca del mío. De repente, siento que toca mis labios con los de él.

Es un beso tierno, algo largo, pero tierno. De hecho, es lindo, en él, trato de hallar lo que sentí con Bruno, pero no lo logro. Antes de que continúe, me despego y me levanto, acomodándome el vestido.

- Lo siento- se disculpa – esto fue porque yo...

- Olvídalo- le digo – me tengo que ir.

Abro la puerta y veo a 5 compañeras viendo lo que sucedió.

- No puedo creer que te besó.- dice una.

- Hacen una linda pareja- dice la otra.

Siguen con sus comentarios pero yo bajo las escaleras y miro hacia arriba y Orlando me sigue.

- No te vayas- me dice- necesitamos hablar.

- Por favor- le ruego- no me sigas.- le fulmino con la mirada.

En el living, la gente se ha dado cuenta que algo raro ha pasado entre nosotros. Presiento que la mirada de todos está en nosotros, pero no me importa. La verdad soy una sin vergüenza, no debería hacerle esto a mi amigo. Lo que pasa, es que hay cosas que tengo que solucionar conmigo misma y dejar de atormentarme.

La puerta de su casa está abierta. Ni siquiera me despido. Ya me imagino los chismes que habrá.

No puedo lidiar con esto, es demasiado en tan solo dos días. ¿Qué está pasándome?

Llamo a mi madre para que venga e inmediatamente llega.

-¿Por qué tan rápido me has llegado?- le pregunto sin mucho entusiasmo.

- Estuve en la casa de Emily, hubo un té con las chicas de la iglesia- me dice- por cierto, ¿qué tal la fiesta?

- Genial- pongo mi mejor cara y escondo las ganas de vomitar.

- Eso me pone más feliz- me dice, mientras tiene la mano en el volante. – Seguramente todos los chicos querían bailar contigo.

Ante esa suposición, me quedo callada. No le doy la razón, no obstante, hay cosas en las que si me he equivocado.

- El que calla otorga- me asegura.

- No mamá- rio un poco, pensando en todo lo de este mes.

- ¿Entonces?- pregunta con un hilo de voz.

- Fue como un baile mixto- le explico.

Mi mamá asiente, pero disimuladamente veo su risa.

Llegamos a la casa, mamá se estaciona, entramos a la sala y cuando veo la hora del gran reloj, son las dos de la mañana.

- ¿Qué hacías con tus amigas de la iglesia?- inquiero

- Hubo un té, y después pusimos música y recordamos viejos tiempos- me responde con una cara de haberse divertido toda la noche.

- Bueno mamá, bien por ti- le digo- me iré a dormir.- Le doy un beso de buenas noches.

En mi habitación, me quito los tacones y todo el conjunto que llevé en la fiesta.

Me duele el cuerpo, y estoy un poco agotada, pero sé que valió la pena haber pasado gratos momentos con toda la promoción. Fue una noche casi increíble, hasta que...Orlando decidió besarme.

Con el pijama, enciendo la televisión y me suelto el cabello, sintiendo un dolor en la cabeza, que es como si me hubieran partido el cerebro. No más colas de este tipo, mi cuerpo no puede cargar tanto cabello.

Rápidamente la apago, también las luces y solo prendo mi lámpara.

Rezo un minuto, con la esperanza de que todo esto se arregle.

Los oídos me retumban y oigo un zumbido debido a la música que estaba con casi el máximo volumen.

Me acomodo en mi almohada y hago un flashback de todo lo que ha pasado.

Dos besos de diferentes personas en diferentes días con diferentes maneras. En días continuos.

Lo extraño es que, no sentí lo mismo con Orlando, que con Bruno. Es cierto, que no con todos los besos vas a reaccionar igual, pero...con Bruno percibí una fuerza que me hacía no parar. En ese momento, el mundo se fue y yo estaba en el invernadero, no con Orlando, con Bruno.

Con Orlando, fue un beso tierno, casi igual que con Bruno, pero, no experimenté algo tan hermoso que con el segundo.

Lo que sí puedo asegurar, es que mi corazón está logrando sentir algo por aquel profesor prohibido.

Mientras mi mente va pensando, voy cayendo en un profundo sueño.

Dentro de ti - Into youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora