Capítulo 45

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No duermo toda la noche, en vez de ello, me levanto esporádicamente y con los nervios de punta porque sé que ya no lo podré ver más.

Me pongo el uniforme, me hago la cola alta, me lavo la cara y los dientes. Puedo jurar que parezco un zombie. Sin vida.

Todo está en mi contra: mi madre, mi escuela y ...

Ya no puedo mencionar su nombre, ya no puedo saber de él. Duele con tan solo pensarlo. Esta ha sido la última noche en que me desvelo por llorarle.

Voy a tomar desayuno con los ojos hinchados y la mirada perdida. Mi madre no dice nada, tan solo me da los buenos días.

Esta es la semana más cansada. Exámenes finales. Los últimos de la escuela, pondré toda mi concentración y esfuerzo en ellos. No quiero fallarme a mí misma.

Como mi avena de a pocos. De tan solo verla me lleno. Me lleno del gran vacío.

-Come todo lo que te den en la escuela, hija- me dice mi madre, dándome un abrazo. Yo no le correspondo. No estoy molesta, sino que no me siento apta para cariño.

Asiento y sonrío levemente. Hasta sonreír se me hace una tarea difícil.

Llego a la escuela y me dirijo hacia mi aula. Hoy se supone que tenemos química. Ahora hay una nueva profesora, es molestosa y amargada. Aunque no entienda nada de las clases, procuro estar lo más atenta posible para evitar pensamientos y recuerdos deprimentes.

Saliendo al recreo, le cuento a mis amigas lo que ha pasado. Se me quedan mirando.

-No sé qué decir- me dice Yoshie- supongo que me equivoque.

Todas suenan apagadas, como si yo les contagiara. Sin mí están saltando.

-Anto- me dice Laura- nosotras te queremos y no dejaremos que Br...

La cabeza me empieza a palpitar y lo que guarde anoche no lo quiero volver a abrir.

-Por favor, no menciones su nombre- murmuro apresuradamente.

-Bueno...no te pongas así. Alégrate un poco- dice Stella.

Asiento y disimulo una sonrisa. No quiero perder a mis mejores amigas también.

Entonces hablan de la fiesta de promoción y me incorporo. Me olvido por un momento del dolor hasta que vuelve pero de una forma inconsciente.  Laura usara un vestido verde, Stella uno rojo y Yoshie negro.

Yo no lo sé. Tal vez no valla pero digo que lo haré.

-¿Ya tienes color de vestido?- me pregunta.

-No- respondo- pero estaba pensando en un rosa paliado o un lila.

-Yo sé que te verás una princesa- me dice y yo me río. Me río después de un gran tiempo.

Mientras converso con ellas, Orlando se me acerca y en frente de todos habla.

-Antonella- me llama y yo lo miro. Me pasa un papel.- léelo.

Lo hago.

"¿Quieres ir al baile conmigo?" Está escrito con una letra muy desordenada pero de buenas intenciones. Ya me anime.

-¿Es enserio?- le digo y él se queda pasmado.

-¿No quie...

-Tonto, si quiero- le digo dándole un pequeño golpe en el estomago- pero debes mejorar tu letra.

Ahora mis amigas solo comentan de ello. De que Orlando quiere ser mi pareja. Si, esta bien. Me he alegrado.

Mi madre me recoge y se lo cuento. Después de varios días veo su rostro feliz. Por primera vez, me mira a los ojos.

-Entonces vallamos a comprar el vestido ahora- me dice sacándose las gafas del sol- vamos a comer y luego vamos.

-Muy bien- digo. Sonrío con más ganas.

Eso estoy haciendo, te estoy haciendo caso, estoy superándolos.

Almorzamos ensalada con pollo y palta. Yo últimamente no tengo hambre y tengo que ir a probarme vestidos, por ello mejor como algo ligero.

Me pongo rápidamente un buzo y me subo al auto.

Vamos a la tienda de vestidos y voy con la idea de que quiero algo discreto. Nada despampanante. Elegante y con el mínimo tod que de brillo. Tampoco deseo que Orlando tenga una pareja mal vestida.

Hay un millón, pero ya tengo en mente un modelo. Me decido por uno de color morado, no tan pigmentado, ni tan suave y suelto abajo, pero no demasiado. Tiene brillos en la parte del busto en forma de V. Lo que más me gusta es que tienen swarovskis.

Es uno que no he visto nunca. Me gusta bastante y no es muy extravagante o muy monja.  En alquiler esta 200 dólares por las piedras. Mi papá me dio 500.

-Mi papá me dio la plata- le digo y ella asiente. Ojalá que no piense que el dinero proviene de alguien más.-Paga con esto- le entrego el dinero y paga.

-¿Cómo lo convenciste para que te de el dinero?- me pregunta saliendo de la tienda.

-Pues, creo que estaba de buen humor- digo y nos metemos al auto.

Tal vez hallamos almorzado poco, por lo que mamá decide ir a comer pizza. El lugar me trae recuerdos de encuentros.

-Mejor pidámosla- añado tratando de distraerme en mi celular.- quiero ver mi serie.

-Como gustes- me dice y dobla hacia la casa. Me salve por un poquito.

En casa, guardo el vestido y sé que usare unos tacones que ya tengo. Aún no pienso en el peinado, pero se me ocurrirá algo.

Mi madre me llama cuando la pizza llega.
Comemos en silencio, mirando la televisión. De vez en cuando me hace preguntas, sobre el baile más que todo y en donde estudiarán mis amigas. Respondo a todas ellas con detalles, para que no note la ausencia de mi personalidad.

Faltan pocos días para fiesta. La verdad es que no me entusiasma. No hay nada muy interesante más que bailes, presentaciones y conversaciones sin fondo. Pero lo hago por Orlando y mis amigas, al menos quiero pasarla bien ese día. A pesar de que el resto hable de mí. Es decir, me hablan como siempre, pero sé que a mis espaldas empiezan a juzgar mis acciones.

Pongo música. Ya no me salen lagrimas, solo hay una opresión que se hace fuerte cuando estoy sola y sin hacer nada. Me pongo a estudiar historia. El curso que más detesto, sé que si estudio, saldré bien.

Consulto vídeos en internet y ahí es cuando comprendo los temas que me dejan. Tengo que ponerle empeño. Aún sigo bien en mis notas, no he bajado, me he mantenido pero quiero subir. Solo por orgullo propio.

Me quedo con el libro en la mano dormida, esperando que mis días terminen y que las puñaladas acaben.

Tengo el alma rota. No el corazón roto, el corazón es un músculo.

Se siente como una sequedad profunda en la boca. Y entre esas sensaciones, sueño con una casa. Que miro esa casa y que la deseo. Sueños sin sentido, denle sentido a mi vida, por favor.

Dentro de ti - Into youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora