5

249 25 0
                                    

La oficina de su padre se encontraba justo en el décimo piso del edificio "Cornucopia". No le gustaba visitarlo en el trabajo, pero algunas veces esa era la única manera de verlo. Fue ahí donde choco con aquel hombre, alto y pelinegro, con tanta seriedad y ese porte imponente. Julian, la secretaría, le había informado que solo era un técnico que estaba supervisando una obra en la planta alta, nada importante.

Pero a Madge le fascinó; era la primera vez que un hombre le interesaba de aquella manera, quería saber su nombre y todo de él, así que, contrario a sus costumbres, su educación y todas esas cosas que regían en su vida, lo siguió cuando salió del edificio, entre el mar de gente que infestaba la ciudad a media tarde, lo dio por perdido minutos después de verlo girar a la derecha; suspiro resignada y en su mente escucho aquella sabia voz que siempre la consolaba.

"Tal vez no era para ti..."

Pero su pensamiento no termino de formularse, ya que su brazo fue envuelto por una mano, gigantesca a su parecer, y cuando alzó la vista vio a su hombre, mirándola con algo de furia.

-¿Quién eres?- pregunto brusco, la pobre Madge no tuvo tiempo de reparar en los pequeños detalles porqué él volvió a tomar la palabra -¿Por qué me estas siguiendo?- y se vio liberada. Quiso correr con todas su fuerzas, correr y alejarse y no volver a topárselo ni recordarlo, pero eso no era propio de ella.

-Yo... yo...- no sabía que responderle, había salido detrás de él con la intención de ver a que ruta subía, no había planeado hablar.

-No tengo tiempo para esto. Si es algo relacionado con la obra, ya lo arreglare yo con el señor Undersee, no tiene por qué enviar a su practicante o lo que seas-.

La dejo de píe, en medio de la acera, solo lo vio alejarse después de esas groseras palabras.

-¡Oye! ¡Detente!- se encontró gritando entre la multitud para detener la marcha del chico. Eso no era propio de la rubia, pero qué importaba, si creía que era la practicante de su padre, si no la reconocía, ¿qué podía salir mal?

Vio como tensaba la espalda y se giraba para mirarla con un ágil y sutil movimiento. Enarco una ceja y espero a que hablara.

-Soy Madge- salió de la boca de la rubia.

-¿Qué es lo que quieres Madge?-.

"Quizás una cita, un café, un paseo. Quizás una vida juntos, o, tal vez solo un minuto, sin necesidad de conocerse a fondo."

Pero cuando su imaginación termino de divagar los posibles futuros inciertos se encontró que la había dejado, sola, en medio de la acera, con gente esquivándola porque la hora del almuerzo acababa y debían volver a la oficina. Gente que no reparaba en ella o en el dilema que era su mente en ese preciso momento.

[...]

Aquel había sido un día largo para Gale Hawthorne; su jefe, Beetee, lo había enviado al centro a revisar una importante obra. Era martes, tenía planeado pasarse por la librería y sorprender a Kat llevándola a comer; pero todo había salido mal. Había encontrado una falla en la instalación del equipo de seguridad del edificio, y eso significaba que tendría que hablarlo ese mismo día con los supervisores y el señor Undersee que, convenientemente, en ese momento estaba atendiendo a alguien "sumamente importante" le había dicho la señora detrás del fino escritorio con ese acento característico del Capitolio.

Le bufo en la cara y la mujer dijo algo sobre sus modales en voz baja.

Nada lo preparo para el impacto con aquella chica rubia. La miro sin analizarla demasiado, era un poco más alta que Katniss y quizás de su edad. Ella lo miraba fijamente, tal vez lo conociese de la escuela o algo así, no quiso pensarlo demasiado y se dispuso a salir del edificio, debía ir directo a la oficina de Beetee, olvidar los planes con su mejor amiga y cancelar la reservación en el restaurante.

Ya estando en la calle, se sintió vigilado, volteo solo un poco y ahí estaba su perseguidor, la rubia con la que choco. Era frustrante, no quería hablar con nadie ni retrasarse más, peque quizás el Sr. Undersee la había enviado.

La tomo desprevenida, con todas sus preguntas y su tono de voz impertinente, el mismo que usaba con sus hermanos pequeños para que le ayudaran a su madre en las tareas de la casa. Pero ella solo le dijo su nombre.

"Madge"

¿Quién se creía haciéndolo perder el tiempo de una manera tan estúpida? Así que, en cuanto noto que se había desconectado del mundo, se había dado la vuelta nuevamente y había seguido su camino hasta el trabajo.

Spot me... [Encuéntrame]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora