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 Toma mi mano y mi corazón y alma

Sólo tendré estos ojos para ti  

-One, Ed Sheeran

Se sentía muy extraña enfundada en aquel bonito vestido, cortesía de la querida Madge. El escote de corazón le acentuaba la cara según su madre, y la bonita falda roja había dejado boquiabierta a Prim desde que desenfundo el vestido en la cocina. Los vestidos y los moños nunca habían ido con ella, pero su amiga había insistido tanto que termino aceptando solo para que dejara de molestarla; con otra mirada al espejo, acomodo un mechón suelto e intento no sonreír cuando Prim apareció en la puerta.

-Te vez hermosa- le había comentado su hermanita mientras ella se probaba unos pendientes.

-Pero que cosas dices-.

-Es verdad. Yo quisiera verme la mitad de bien- la adolescente había fruncido el ceño. A sus 15 años, Primrose era la chica más linda que Kat había visto, con su cabello rubio y esos hermosos ojos azules que siempre resplandecían, los chicos debían estar locos si no la volteaban a ver, pero la idea de chicos mirando a su hermana menor no le agrado demasiado.

-Tu eres hermosa patito- paso delicadamente los dedos por la bien entrelazada trenza que enmarcaba el rostro de la pequeña rubia y le sonrió; recordó la prímula que "M", le misterioso de las notas, había dejado esa semana, supo inmediatamente que ese dibujo no era para ella, pues no aparecía ninguna nota, dárselo a Prim no era problema –Tengo algo para ti- tal vez, si en algún momento lo encontraba para agradecerle, le pediría otra, solo tal vez.

Y sin más, le entrego el dibujo de las prímulas. La chica había abierto demasiado los ojos y la sonrisa que apareció en su rostro fue inigualable, le pregunto dónde la había conseguido, pero Katniss cambio el tema tan súbitamente que no le dio tiempo de reclamar nada a la pequeña de las Everdeen.

[...]

-No será tan malo, lo prometo. Y si no te gusta, podemos irnos- hablo rápido y cortado antes de tocar el timbre de la casa-mansión frente a la que se había estacionado Madge.

-Solo busca a tu chico- respondió rodando los ojos antes de que la puerta se abriera.

La chica que Madge le presento como Johanna Mason no era para nada lo que Katniss esperaba; era de piernas largas y, no era rubia, su cabello era oscuro y corto; ambas parecieron analizarse la una a la otra antes de estrecharse las manos. Era delgada y de piel cremosa, podía parecer indefensa, pero su apretón era fuerte, quizás hasta amenazador.

-Así que tú eres Everdeen- inicio la conversación Johanna mientras les entregaba a ambas un vaso con una bebida de dudosa procedencia.

-Si-.

-No pareces muy simpática. No entiendo como...- pero la aparición de más personas detuvo lo que sea que quisiera decir.

-¡Jo!- la reprimió el grito lejano de una muchacha rubia que se le hizo muy familiar. No fue hasta que, detrás de ella, apareció Peeta Mellark, con su sonrisa eterna irradiando encanto por toda la sala.

Quiso ignorar la sensación de que todo a su alrededor se desaparecía, a excepción del rubio; quiso ignorar el hecho de que se veía muy apuesto con esa chamarra de algodón, y también quería ahogar con todo el líquido que contenía su vaso las cosquillas en su interior. Así que hizo lo mejor que pudo por mantenerse serena.