Peeta podía pasarse horas en el invernadero, horas y horas dibujando flores para ella. Margaritas, girasoles, lavanda, orquídeas, amapolas, claveles... una flor distinta cada semana; podría hacerlo por el resto de sus días, y si algún día se acabasen las flores, consideraría empezar con los animales. Todo para ver esa chispa en sus ojos, esa pequeña ráfaga de luz que atravesaba su mirada cuando tenía vegetación frente a ella.
Pero ese día no, hoy tenía que ver a Madge... y arreglar un poco su taller. Así que suspirando de manera decaída fue directo a su auto. Manejo hasta el taller en un estado taciturno, y mecánicamente se movió por todos lados, guardando trabajos, acomodando pinceles, eliminando manchas de pintura del suelo y las paredes.
No recordaba aquel cuaderno de dibujos a lápiz, era un trabajo especial, todas esas miradas grises que lo veían fijamente, no solo de Katniss, había más personas, señores del bus, mujeres del centro comercial y... chicas, muchas de ellas, con el mismo color en la mirada, pero ninguna como la de ella; porque, a sus ojos, ella era tan única como un copo de nieve vivo en primavera. Frio, brillante, único, y fuera de lugar rodeado de tantos colores brillantes.
Escuchó a lo lejos la voz de su "estudiante", y apresuradamente guardo el cuaderno detrás de unas cajas, pero estaba tan desconcentrado que cayeron al piso algunos cuadros y cabestrillos sin usar.
[...]
Cuando llegaron frente a la librería, como todos los días, Portía echaba llave de la puerta de cristal principal.
-Oh Kat, que bueno que llegaste, me ha surgido algo de última hora, viajo al Capitolio esta noche- se excusó la mujer.
La morena trato de replicar mientras Madge miraba a lo lejos, pero al final, Katniss solo logro conseguir dos días libres más, muy a su pesar regreso a lado de su amiga, dentro del auto.
No quería ir a casa, pues Prim no llegaba hasta las 3:00 pm ya que ayudaba en la pequeña clínica veterinaria de la calle, y no se le antojaba estar a solas con su madre.
-Puedes ir a la clase conmigo- propuso la rubia mientras ambas observaban el letrero de "CERRADO" de la librería donde Katniss trabajaba.
-Madge, no quiero molestar a tu profesor o tus compañeros. Ya has hecho mucho, no quiero causarte problemas-replicó.
-Son clases particulares Kat, y en realidad no creo que a... el profesor le importe si estás ahí-el tema ponía algo nerviosa a la rubia, llevar a Katniss con Peeta para ella era buena idea pero quizás a él no le gustara tanto.
Podía jurar que en aquella mirada de Madge había algo travieso, pero seguramente era solo su imaginación, ya había tenido un pésimo día, así que pasarse dos horas viendo como su mejor amiga jugaba con pintura no estaría mal.
El lugar se veía amplio desde fuera, con paredes blancas y una cerca de madera clara que rodeaba todo el taller. Madge abrió la puerta y pudieron escuchar el sonido proveniente de la parte trasera.
-Quizá esté buscando algo- miraron a su alrededor y escucharon cosas cayendo al piso –Ahora que lo pienso, tal vez este arreglando un poco, creo que se ve más limpio hoy- comento con una risa nerviosa después de colocar sus cosas en su lugar.
Katniss miro a su alrededor; si, era un lugar amplio, de una sola planta, con ventanas grandes que iluminaban todas las obras colocadas en la pared o simplemente recargadas contra el piso. Se acercó a la venta que daba a la parte de atrás, donde se escuchaba el ruido. Parecía un buen lugar para inspirarse.
Sobre el cabestrillo, se encontraba una pintura del mar; con varios tonos de azul y gris.
-Es tan... –susurro, pero el sonido de la puerta a su lado la interrumpió.
-Oh, Madge. Lo siento, estaba arreglando un poco-
-Hola –lo saludo la rubia y le sonrió de forma extraña –Mi... mi amiga Katniss ha venido, ¿te molesta? –pregunto jugando en sus manos un pincel.
Peeta se giró lentamente para mirar a la pelinegra a su lado que apenas se había movido. Lo miraba fijamente y creyó verla asustada. Le sonrió de manera cálida y tímida y cuando se dispuso a hablar ella ya había salido de su letargo mental.
-Prometo no hacer demasiado ruido y... y dejarlos trabajar –balbuceo, estaba balbuceando. Ella no era así, él la hacía sentirse así. Insegura. Y eso se sentía pésimo, parecía debilitarla el tenerlo tan cerca.
-Sí, claro. Creo que no habrá problema- le respondió con esa característica cuerva en sus labios.
-Gracias Peet- dijo Madge rompiendo la burbuja del rubio y la pelinegra.
-Puedes sentarte donde gustes... Katniss –.El solo hecho de oír su nombre en aquella voz le dio .escalofríos, jamás pensó que su nombre pudiera sonar tan bien y tan elegante como en sus labios.
Se le quedo mirando y después se sentó en un banco junto a las demás pinturas. Se estaba comportando como una tonta adolescente; él solo era un chico. Siguió con la mirada las actividades de sus acompañantes y vio como hablaban y de vez en cuando reían.
Madge nunca le había dicho quién era su profesor de arte, y ella no pregunto, no tenía sentido preguntar algo así cuando ella no sabía nada de arte. Pero ahora le interesaba, ahora mismo quería ir y preguntarle cuanto sabía de él... y del arte. Y quería preguntarle a Peeta por qué alguien que estudia leyes se dedica a dar clases de arte.
Pero esa tarde solo los observo, mientras hablaban de colores y pinturas y más cosas que no lograba comprender; mientras reían; mientras él intentaba que su amiga tomara correctamente todos esos pinceles. Se sintió un poco desecha, porque probablemente ese sería el único contacto de verdad que tendría con Mellark. Solo esa hora en donde él se dedicaba a prestarle atención a Madge; y le dolió, aunque su amiga dijera que no estaba interesada, podría ser que él sí y entonces todo estaría más perdido de lo que ya lo estaba en ese momento.
[...]
Sentada ahí, entre todas esas pinturas a su alrededor, parecía encajar a la perfección o, tal vez, ya estaba tan acostumbrado a mirar las pinturas que hacía de ella que le parecía de lo más normal encontrarla en ese entorno y no entre plantas, como en el invernadero, o en la pradera que colindaba con la Universidad del Distrito 12.
Madge había mejorado completamente su día al llevarla al taller. Sin que lo notara, la miraba de vez en cuando, la miraba observando todo a su alrededor y, en silencio, rogó porque sus ojos no se toparan con alguna pintura de ella misma o peor, con las horrendas pinturas que siempre se preocupaba en esconder en el ático. También la pillo mirándolo, pero trato de que no le afectara e hizo su mejor intento por disimular la emoción que sentía.
¿Sería aquella la primera vez en que Katniss Everdeen reparara en su existencia? Probablemente; tal vez, antes de esa tarde, ella ni siquiera sabía que él estaba vivo, que vivía y respiraba gracias a ella.
¿Lo recordaría? ¿Recordaría la primera vez que se miraron a los ojos? Esa primera y única vez en donde sus mundos colisionaron irreparablemente. No, claro que no.
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Spot me... [Encuéntrame]
FanfictionNo necesitaba encontrarla, estaba justo delante de el. No necesitaba encontrarlo, porque ahí estaba él. Simplemente necesitaban encontrar la manera de empezar. Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Suzanne Collins.