Los recuerdos vienen y van, tú eres todo lo que siempre he querido,eres todo lo que he conocido.
-Only you, Matthew Perryman Jones
La miro nuevamente sobre el libro, como siempre lo había hecho. La chica frente a él le regalo una sonrisa y eso lo hizo volver tranquilamente a su lectura.
Rebeca Willor tenía la capacidad de volverlo loco con solo una mirada. Era, sin duda, la mujer más encantadora que había conocido en toda su vida, con ese cabello rubio que siempre se veía perfecto y esos hermosos ojos azul cielo que le combinaban a la perfección. Supo que la amaba desde el preciso momento en que la vio atravesar la puerta de la tienda de sus padres con solo 15 años apenas cumplidos.
Palpo el bolsillo derecho de sus pantalones, la argolla seguía ahí. Le pediría matrimonio un día de esos, pero no consideraba de lo más romántico una biblioteca, en donde se encontraban separados por una mesa llena de libros de administración y medicina.
Jamás la vio más deslumbrante que las semanas siguientes; sonreía más, sus ojos se iluminaban al terminar las clases y estaba más habladora de lo normal. Lo que Evan nunca imagino fue que todo eso se debiera a alguien más, un alguien fuera de su mundo.
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La primera vez que la vio con ese hombre fue cuando, muy ruborizada, le pidió que le dijera a su madre que pasarían la tarde estudiando en casa de él. Fue un momento para tener malos presentimientos. No fue hasta que, noches después, Evan Mellark tomo el valor de salir a hurtadillas de su casa, trepar un árbol y tocar la ventana de su amada Rebeca que descubrió todo.
Su nombre era Ophel Everdeen. Se habían conocido mientras ella hacia su servicio en el hospital y él ingreso a urgencias por una caída de motocicleta. Quería mantenerse alejada de él, enserio que lo deseaba, pero él era tan amable, tan abierto, tan distinto a todas las personas que conocía... que le fue imposible no caer enamorada. Solo había un problema, él no era ni de cerca de su clase social, era un viajero, Ophel quería ser cantante y era fiel seguidor de sus sueños, iba a donde le indicaban.
Esto destrozo a Evan, pero por la felicidad de aquella rubia él hubiera hecho lo que fuese. Así que cuando ella le conto la descabellada idea de escapar con aquel hombre, él a cambio solo le pidió algo. Cartas. Si Ophel lograba convencerla, quería que le escribiera.
Así que ambos hicieron una promesa aquella noche, Rebeca le escribiría de donde sea que estuviese y Evan la ayudaría a escapar.
Le ayudo con la pequeña valija, y también a escribir la nota de despedida. Sentía que el corazón se le rompía un poquito más con cada paso, pero no soltó la mano de aquella chica, la llevo hasta la estación del tren, donde un hombre alto, con el cabello azabache y la piel aceitunada los miro con una sonrisa que después se transformó a una mueca.
-¿Podrías darnos un poco de espacio, Rebeca?- pidió el rubio soltando la mano de la mujer. Jamás había visto tanta determinación en Evan, así que se alejó de ellos lo suficiente para darles privacidad.
-Ella no dijo nada de un novio- empezó la charla Ophel.
-Porque no lo tiene –se miraron a los ojos, y fue la primera vez en que ese gris mercurio y el pacífico azul colisionaron –Yo me encargo de protegerla, Everdeen, así que si llegas a lastimarla alguna vez, seré yo de quien debas escapar- espetó amenazante.
-Está bien- respondió el pelinegro mientras le palmeaba amistosamente el hombro a Evan.
La dejo partir con él, no sin antes abrazarla con todas su fuerzas.
Evan trato de seguir su vida lo más normal posible, seguía asistiendo a la universidad y ocasionalmente a algún bar a ahogar su dolor, y fue ahí donde la conoció; completamente distinta a la dueña de su corazón, con una rizada melena negra, ojos esmeralda que hechizaban y la piel tan blanca como el papel. Greta Anaky se encargó de moverle el mundo. Ella se encargó de entrar en su vida con calzador*, hizo todo por tenerlo solo para ella.
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Greta nunca pensó en llegar a tales extremos, ella no era de esas chicas ilusas que creían en los cuentos de hadas, pero no pudo evitar pensar en que Evan tenía toda esa pinta de príncipe a primera vista, lo conocía de la escuela, es decir, quién no lo conocía, era encantador y siempre estaba pegado a esa hermosa rubia, pero eso había cambiado semanas antes y ahora se encontraba en aquel bar.
Habían pasado varias noches juntos desde entonces, y cada vez que Evan decía "Rebeca" entre sueños, ella aparentaba no escucharlo, pero nada mitigaba el dolor de su corazón, la única solución para ella fue empezar a odiar a la mujer de mirada azul de la cual apenas sabía algo. Pero logro tener a Evan, un año después de conocerse ya estaban casados y esperando a su primer hijo.
No deseaba conseguir estar a su lado de esa forma, pero una cosa llevaba a la otra y por un pequeño error había terminado embarazada, los señores Mellark no vieron más opción que un matrimonio apresurado, algo que, convenientemente beneficiaba a ambas familias. Los Anaky aseguraban el futuro de su hija al unirla a un hombre rico, mientras los Mellark evitaban que su hijo fuera detrás de Rebeca.
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Hey!
Hola. Pues tenía esto guardado por ahí y creí que era buena idea subirlo ahora ya que tendré problemas para actualizar otro día. Espero les guste y si quieren díganme que les parece.
Besos, Yop :)
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Spot me... [Encuéntrame]
Fiksi PenggemarNo necesitaba encontrarla, estaba justo delante de el. No necesitaba encontrarlo, porque ahí estaba él. Simplemente necesitaban encontrar la manera de empezar. Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Suzanne Collins.