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  Las personas se enamoran de maneras misteriosas, 

Tal vez todo esto es parte de un plan  

-Ed Sheeran, Thinking out loud


-No es necesario- se negó rotundamente a que aquello se hiciera más extenso.

-Insisto, cuando la lluvia pare te acompañare- la analizo –Te aseguro que no traes auto, yo puedo llevarte-.

-Posiblemente estás acostumbrado a ser el caballero que rescata damiselas en peligro siempre- le reclamo Katniss con molestia. Peeta le sonrió mostrando los aperlados dientes –Yo no necesito que me rescates-.

-Okey preciosa, no te rescatare, pero puedo acompañarte, caminemos a casa- le propuso con delicadeza.

Las mejillas de la pelinegra se encendieron, la había llamado "preciosa"; generalmente, cuando Finnick o alguno de sus compañeros le daban apodos empalagosos rezongaba, pero viniendo de él, se había quedado sin palabras.

Así que, cuando se lo volvió a proponer minutos después había aceptado. Juntos esperaron al pie de la puerta que la lluvia se detuviera por un rato, ambos en silencio, lanzándose miradas infraganti uno a otro.

[...]

Con aquel comentario sobre el caballero, Peeta se pudo hacer una idea de lo que Katniss pensaba sobre él. Quizás creyera que se sentía un todo poderoso, más lejos de la realidad no podía estar, siempre le cedía ese papel a alguno de sus hermanos, ellos tenían el don de salvar el día, de defender el honor de sus damas, o de dejarlo por los suelos si así lo deseaban, pero no él, Peeta siempre había preferido el anonimato.


-Delly... ella y tu...- dejo las palabras al aire mientras jugueteaba con los vuelos del vestido.

-Oh no, no. Eso... es como mi hermana- corrigió él velozmente –Aunque mi madre lo amaría- susurró mirando la acera que reflejaba las linternas de la avenida.

No era mentira que en un principio sus padres los habían presentado con la única intención de que surgiera algo entre ellos, y posiblemente hubiera sido así, si sus corazones no tiraran en direcciones completamente distintas, con personas sumamente diferentes a ellos al final de la línea.

Katniss sintió nuevamente esa presión en su pecho. Era obvio que su madre preferiría que Peeta estuviera con alguien como él a estar con ella, una chica con un patético lugar en la sociedad de su distrito. No tenían nada en común, y Delly era todo un encanto. Deseo poder odiarla, pero no era así, era la única amiga de Peeta que parecía quererla. Ni siquiera Jo la aceptaba del todo.

Pero que importaba todo eso. Ellos ni siquiera estaban juntos; solo habían estado en una fiesta y, cuando ya era demasiado tarde, él, como todo caballero, se ofreció a acompañarla cuando dejó de llover. No eran nada. No había razón para odiar la idea de que la madre de aquel chico no la aceptara si ni siquiera le conocía.

-Ella sería perfecta- le dijo después de un rato, pero al parecer Peeta también iba perdido en su mente, ya que tardó en reaccionar.

-¿Qué? ¿Perfecta? ¿Para mí?- pregunto algo mareado, se detuvo y la miro con el ceño fruncido, Katniss solo asintió sin mirarlo, seguía concentrada en sus zapatos –No- solo dijo eso y se dispuso a caminar nuevamente, pero noto que ella no lo seguía, estaba de pie mirándolo fijamente.

-Puedes volver, mi casa está cerca- intentó persuadirlo.

-Yo... dije que te llevaría hasta tu casa- el rubio parecía decidido a llevarle la contraria toda la noche.

-No es necesario, vuelve. No quiero que tus amigos se molesten porque he sido la causa de tu desaparición tanto tiempo –dijo Katniss, pensando en la rubia con la que lo encontró, en Johanna y en el irritable Haymitch, todos ellos, tenían solo una cosa en común con el pintor, todos ellos pertenecían al mismo grupo social, la crème de la crème, de todo el distrito, sino que de todo Panem.

-Vamos Katniss- de nuevo su nombre en esos labios, sintió que el suelo se movía –Esta bien, estoy bien aquí, contigo- dijo mientras se acercaba a ella. La tomo por la muñeca delicadamente y siguieron caminando en silencio.

No quiso tomarla de la mano, sentía que si lo hacía ella saldría corriendo como un animal que huele el peligro.

Ella quería que la tomara de la mano, lo habría hecho ella misma, pero no quería confundir los buenos modales de Peeta con algo más.

[<>

En silencio, llegaron a la entrada de la casa de Katniss, y se quedaron uno frente al otro unos minutos. Evitando mirarlo a los ojos recorrió cuidadosamente la anatomía de su acompañante, llevaba unos zapatos deportivos y jeans algo holgados, trato de recordar como era que vestía en la escuela, pero al hacer memoria, lo único que venía a su mente era su sonriente rostro. Prosiguió con su análisis, la chamara de algodón que ya había notado y, sus ojos, esos ojos azules que parecían escudriñarle cada rincón de su alma, o por lo menos, eso era lo que sentía ella cuando sus miradas conectaron.


-¿Kat?- se escuchó desde la entrada.

Rebeca Everdeen miraba a la mayor de sus hijas con sorpresa. Ahí estaba su pequeña Katniss, la seria y cerrada niña; con un muchacho bien parecido, de sonrisa encantadora, que le recordaba a algo de su juventud. Conecto su mirada con los ojos grises de su hija y un atisbo de sonrisa apareció en su rostro cuando miro sus mejillas sonrojadas.

-Buenas noches, Peeta. Gracias por todo- le dijo al chico. Y se encaminó a la puerta, la empujo a adentro y cerró detrás de ellas.


-¿Quién era el joven?- pregunto con cautela la mañana siguiente a la hora del desayuno. Trato de que sonara natural, y espero no tener que presionarla demasiado para sacarle toda la verdad acerca de su acompañante.

-Peeta- contestó fríamente la pelinegra.

-¿Solo... "Peeta"?- pregunto incrédula.

-No entiendo desde cuando te interesa saber este tipo de cosas- cuestiono Kat. Había tratado de comprender el dolor de su madre y, hasta cierto punto, el porqué de su abandono hace tan solo unos años; pero, fuese quien fuese la persona que preguntara acerca de su vida sentimental, la respuesta siempre sería un (hipotético) portazo en la cara.

-Bueno, Prim me ha contado de su primera cita y ha hablado de algunos chicos. Y, ayer ese lindo chico te trajo a casa... -A Rebeca le gustaba la idea de estar recuperando poco a poco la confianza de sus hijas, Prim había sido la primera en ceder, con ese gran corazón en su pecho, pero Katniss era un poco más dura, para todo.

-¿Prim tuvo una cita?- dijo incrédula, dejando de comer y viendo a su madre a los ojos.

-No hablábamos de eso, Katniss. Hablábamos de Peeta- le recordó.

-Dime lo de Prim-.

-Solo si me hablas sobre Peeta... o sobre cualquier otro chico- le dijo extendiéndole la mano para sellar el trato.

-Okey- dijo sacudiendo la mano de su madre –Peeta es un amigo de Madge... y... no hay más chicos- dijo regresando su atención al plato de avena frente a ella.

-Parecía que también era tu amigo- insinuó su madre.

-Prometiste contarme lo de la cita de Prim- dijo dando un leve golpeteo con la chichara en la madera de la mesa.

-Bueno, pues creo que hay mucho más sobre esemuchacho, y hasta que no lo escuche no diré nada- siguió fregando los platos yespero que Katniss hablara, en cambio, solo escucho como se levantaba y salíapor la puerta trasera. 

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¡Otro capítulo! 

No era mi intención tardarme tanto, pero tuve que salir y el sol dejo seca mi fabrica de ideas. Pfff.

Gracias, muchas gracias por leer, y lamento si esto no es tan bueno como esperaban.

Bai :) 

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