Narra Bill
Estaba en la puerta de casa con mi maleta en la mano despidiéndome de mamá y Gordon. Me sentía fatal por haberme convertido en lo que era. Un drogadicto pero, me sentía solo y eso era lo único que hacía sentirme mejor.
Tom y Janna me iban a acompañar hasta la clínica. Por una parte me sentía relajado de haberle contado lo que sentía a Janna pero por otra seguía sintiendo presión. Llevo años sin tener a alguien que me quiera a mi lado. Y eso, a la larga, duele.
Estaba sentado en la parte de atrás del coche camino a mi recuperación. Tom me había hablado de la clínica. Era como un hotel de 5 estrellas pero con talleres y actividades. Lo único malo es que solo iba a poder ver a mis amigos y família los fines de semana.
Llegamos. Tom se acercó a mi y me dio un fuerte abrazo.
- Vas a salir de esta, ¿vale? - dijo él.
- Eso espero - seguimos abrazados unos segundos más - cuida mucho a Janna, oyes? -
- No lo dudes - nos separamos y vi a Janna detrás intentando aguantarse las lágrimas. Me aparté de Tom y fui hacia a ella a abrazarla.
- Pase lo que pase nos tienes para lo que quieras - dijo ella.
- Lo tendré en cuenta - ella seguía llorando y yo estaba a punto - te quiero, Janna - abrazó un momento con más fuerza.
- Yo también - pero no como yo lo hacía. Nos separamos.
Cogí mi maleta y entré. Ellos se quedaron fuera, yo se lo pedí. No quería hacer más difícil la despedida.
- Kaulitz? Bill Kaulitz? - escuché la voz de una chica. Me giré.
- Si - contesté
- Soy Patricia, tu doctora. Te acompañaré a tu habitación. - era preciosa, Tom no me había mentido. Miré a través del cristal de la puerta y vi a Tom y Janna que aun seguían ahí. Me despedí con la mano y seguí a la doctora.
- Esta es tu habitación. Vas a compartirla con Max, no sé donde puede estar pero ya lo conocerás. - acabó la frase con una sonrisa que me hizo olvidar donde estaba.
- Gracias doctora - también le sonreí.
- Por favor Bill, llámame Patricia. Patri si lo prefieres - me guiñó un ojo.
- Está bien Patri - reí - que se supone que tengo que hacer ahora? -
- Podría enseñarte las instalaciones, pero supongo que estarás cansado -
- No, para nada -
- No? Entonces te enseño todo esto? -
- Claro - salimos de la habitación.
Patri me enseñó todo el recinto. De vez en cuando soltaba alguna broma que me hacía reír. Era bastante simpática. Seguro que haremos buenas migas.
- Bueno, ahora si que deberías descansar. Mañana a primera hora tienes hora para el psicólogo -
- Espero que sea igual de simpático que tu - le dije con una sonrisa tímida.
- Estoy segura que sí - también me sonrió - que descanses Bill! - salió y me dejó en mi habitación.
Empecé a deshacer mi maleta y pensar en mis cosas. La tranquilidad que había se acabó pronto. Un chico un poco mayor que yo entró dando gritos.
- SOIS TODOS UNOS CABRONES! - gritó antes de abrir la puerta. Entonces entró y empezó a buscar algo - donde cojones estará... - levantó su mirada y me vio - que haces aquí? - tenía cara de enfadado.
- Soy tu nuevo compañero - no le tenía miedo. Estas últimas semanas había vivido prácticamente en la calle y había visto de todo.
- Ah, eres Bill? - dijo mientras se acercaba a mi - Yo soy Max Green - me tendió la mano como saludo y yo se la di. Él volvió a lo suyo.
- Que buscas? - pregunté.
- Unas pastillas que tenía por .... AQUÍ ESTÁN! - dijo cogiendo un par y metiéndoselas en la boca. - Quieres? - me ofreció.
- No se supone que estamos aquí para dejarlo? - me acerqué a él.
- Es tu primer día tío, relájate un poco - dijo acercándome la bolsa.
- Está bién - cogí un par y me las tragué. Entonces sacó una botella de tequila y empezamos a beber.
- Nos vamos a llevar muy bien, Bill. Muuuy bien -
- Lo mismo digo Green! - dije alzando el vaso para brindar.
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Let's make a pact tonight 2a Temp.
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