6. Carta problemática

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Me despierto y bajó a desayunar tranquilamente. Bueno, no tanto cuando me acuerdo de lo sucedido el día anterior. Alex y su broma. Plumas y miel. Alex y nuestro disco.

Recuerdos.

Recuerdos que nunca podré olvidar.

Subo hacia mi habitación para poder cambiarme de ropa. Una vez lista y aseada decido encaminarme al bachillerato.

Antes, reviso el buzón encontrándome con una carta de mi tío Gregorio. La abro con nerviosismo. Aunque probablemente ya sé lo que hay ahí.

Un fajo de billetes para pagar el bachillerato y mantener la casa.

Debería estar alegre. Debería. ¿No dicen que el dinero da la felicidad? Pues a mí me la quita. Me recuerda cada vez que no tengo nadie que me quiera. Desde que murió mi madre y más tarde mi padre, estoy en custodia de mi tío Gregorio. Pero él nunca se ocupó de vivir conmigo, preocuparse por mí o siquiera importarle algo. Tan solo me manda dinero cada mes para que no me muera de hambre, pero a parte de eso, no sé nada de él. Sé que nunca le importé de verdad.

Sin querer pensarlo más, guardo el sobre en mi mochila y me dirijo hacia mi destino.

Llego a la parada de autobuses. Hoy he llegado más pronto de lo normal; por lo que me toca esperar unos minutos que se me hacen eternos.

Pero por fin llega aquel autobús amarillo. Que más que amarillo parece negro de no haberse limpiado en un buen tiempo...

Me subo y camino hacia el interior de éste, llegando al final del todo. Sentándome en un asiento vacío sin gente a los alrededores.

Quiero relajarme de verdad, últimamente siento que mi cabeza va a explotar. Pero la tranquilidad dura poco tiempo, ya que oigo otra vez esa voz chillona.
—¡Hola amiga! —dice Rosie Chicle con una sonrisa mientras se sienta mi lado.
¿Amigas? ¿Desde cuándo?
Desde que te cubrió la espalda Valeria, se la debes. - me recuerda mi subconsciente.
—Hola —digo escuetamente apartando la mirada y fijándola en la ventana. Esperando que no vuelva a hablar. Pero mis deseos no son concedidos y ella vuelve a sacar tema de conversación.
—¿Estás mejor?— pregunta más seria pero sin perder la sonrisa que le caracteriza.
—Sí —digo secamente, sin dejar de contemplar el paisaje.
—Tranquila que luego ya reñí a Azuli... Ejem quiero decir... a Alex. —dice y a mí se me escapa una risita que intento remediar cambiándola por una mueca rara.

Antes de que me pueda dar cuenta, ya estábamos en la puerta del bachillerato de Artes. Bajo rápidamente intentando escabullirme de Rosie Chicle.

Me adentro en los pasillos y puedo notar como la gente me mira mal y cuchichean. Hasta algunas me señalan discretamente, y otras ni eso.

Yo intento pasar de ellos, pero me siento humillada y expuesta. No entiendo la razón hasta que lo veo a lo lejos.

Alex junto a sus otros dos amigos.

En cuanto dirijo la mirada hacia él, él la gira hacia mí y coincidimos unos segundos. Unos segundos que él cambia su mirada de diversión por una seria frunciendo el ceño. Pero enseguida la vuelve a cambiar cuando ese tal Rayan le toca el hombro. Hasta esboza una pequeña sonrisita burlona.

Yo me quedó inmóvil. No puedo creer en la persona que se ha convertido Alex. No parece él mismo con el que hablé hace cinco años.

Aún me quedo más paralizada cuando noto como éste se acerca hacia mi junto a sus secuaces. Yo trago saliva y miro hacia abajo. Por favor que se hallan confundido y lo que de verdad quieran es ir a otro sitio. Pero como siempre, mis deseos no son concedidos y estos se paran delante de mí aún con sus sonrisas burlonas que me anuncian de que nada bueno está por venir.
—Hola, ¿cómo te llamas guapa? —dice Ryan mientras suelta una carcajada.
—Valeria —digo secamente, no me apetece discutir.
En cuanto pronuncio mi nombre puedo ver como la cara de Alex se transforma en una de sorpresa y asombro. Pero enseguida la camufla.
—Y, ¿qué tal te sentiste con las plumas? ¿Conseguiste entrar en un gallinero? —dice irónico Tom.
—Lo intenté, pero luego me di cuenta de que era tu casa.
Puedo oír como por atrás se escuchan gritos de la gente. Y otra que chilla: "Turn down for what". Tom se revuelve el pelo nervioso mientras hace amago de hablar, pero Ryan se apresura a hacerlo.
—Normal que no te cojan en ninguno, con la cara que tienes es complicado. —suelta Ryan y todo el mundo vuelve a estallar en carcajadas.
Alex sigue mudo, como si le hubiera comido la lengua al gato.
Yo estoy furiosa y con una tristeza en mi interior. Aunque quiera que no me afecte, lo hace.

Estoy haciendo un esfuerzo inmenso por contener las lágrimas que hacen amago de salir precipitadas por mi mejilla.
Pero no les voy a dar el gusto de que me vean humillada, otra vez no.

Pero ahora ocurre algo que me deja sin habla y sin aliento. Alex por fin habla.
—¿Qué coño haces? —dice este mirando a alguien detrás de mí. En seguida me giro y me encuentro con Blanca, la que ahora sostiene un sobre blanco entre sus manos.
—Joder Alex, le has quitado toda la gracia.  — dice esta abriendo el sobre.
Y ahí mi mundo se desmorona.
—Mira, mira, lo que tenemos por aquí... Así que tenemos una niñita rica. ¿Qué tal si me los quedo? —dice riéndose mientras acaricia los billetes.
—No, no ¡para! ¡Dame eso! —gritó exasperada.
Ella solo ríe más fuerte y cuenta el dinero tranquilamente. Ahí es cuando pierdo toda la cordura y comienzo a intentar arrebatarle ese sobre de las manos. Pero ella es mucho más alta, por lo que no alcanzo a agarrarlo.
—Mira por dónde, el Hobbit no llega —dice y aumentan sus carcajadas. Juntándose con todas las de las demás.
—Para. Dámelo.— exijo aguantándome las lágrimas con más fuerza que antes.
—Estoy segura de que eres una puta niña mimada. No necesitas esto. Me compraré con este dinero un nuevo vestido.
— ¡Para joder! ¡No tengo más dinero! Con eso tengo que comer todo el mes. ¡No tengo nada más! —grito y puedo notar como las lágrimas caen por mis mejillas mientras todo el pasillo está en silencio sepulcral.

Echo a correr hacia el mismo sitio que ayer corrí a esconderme. Dos días de bachillerato y ya he acabado llorando dos veces.

Ahora mismo ya no me preocupa ni que es lo que comeré este mes o como pagaré la luz o el agua. Sino en lo que ellos me habían dicho. Nadie me quería y nadie me querrá. Ya me lo dijo mi padre una vez. Tenía razón.

Nunca nadie me querrá.

Las lágrimas salen con más potencia y sin cesar. Levanto la vista encontrándome con Alex. Éste se agacha hasta mi, quedando cara a cara. Me extiende el sobre blanco mientras fórmula una pequeña sonrisa, pero esta sin maldad.

Yo agarro el sobre despacio y lo guardo en mi mochila. Noto que mis lágrimas no han cesado porque siento la mano de Alex acariciandome  la mejilla y limpiándome las lágrimas derramadas. Y sin poder controlar mis impulsos, me abalanzo hacia él abrazándolo fuertemente. Él me corresponde después de unos segundos. Me abraza fuerte mientas hace caricias en mi pelo y susurra: "Ya ha pasado todo, tranquila".

Y por primera vez en mucho tiempo me siento querida.

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¡Ay! Me va a dar algo. Primer momento Valex, casi muero de amor. En galería también os dejo una canción como en cada capítulo, pero esta es una de mis preferidas. De mi amado Shawn Mendes. Por cierto, estoy haciendo un maratón porque ahora me siento inspirada y también porque os lo debo, llevaba mucho tiempo sin subir.

¿Qué creéis?

• ¿Alex es bueno en el fondo o no?

Seguid leyendo, os sorprenderá.

Besos de galletas.

Clara.

Cerrando los ojos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora