15. Especial POV Blanca

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POV BLANCA

Unas horas antes...

Me gusta la educación física, pero odio estar sudada, es simplemente asqueroso.

Corro a las duchas para tener el mejor sitio. Estoy harta de que me toque siempre al lado de Amy la mocosa.

Siempre deja mocos por donde va, incluso en sitios públicos.

Da verdaderamente asco.

Antes de que pueda meterme en el vestuario de chicas, una mano agarra fuertemente mi muñeca, haciéndome girar por completo.

Ahí está el imbécil de Taylor.

Siempre ha intentado liarse conmigo, nada serio, pero no se rinde.

Le habré pegado mil y un cortes, pero nunca se cansa.

Sostiene mi mano con una gran sonrisa, una sonrisa que me gustaría borrar de un puñetazo.

—Hola Blanquita... —dice con todo seductor, guiñándome un ojo.
—No me llames Blanquita imbécil. —escupo con odio.
—Si sé que te encanta... —dice acercando nuestros cuerpos. Yo estiro de mi brazo, levantando la mano pasa estamparla contra su mejilla, pero cuando me dispongo a hacerlo, el la coge al vuelo. —Ni se te ocurra Blanquita. —dice algo más serio, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Suéltame Taylor —le ordeno mirándole fijamente.
—Venga Blanca... ¿Por qué no quieres nada conmigo? —dice exasperado.
—No quiero Taylor, ahora déjame. —susurro cansada de tanta tontería.

Él me suelta de mala gana y se pierde en el campus mientras yo me dirijo hacia los vestuarios.

Ya me he retrasado mucho. Más bien, ese imbécil me ha retrasado mucho.

Seguramente me tocará al lado de Amy.

Matadme ya por favor.

Me meto en los vestuarios y me dirijo hasta mi taquilla. De la cual saco el neceser y mi ropa.

Me dirijo hacia las duchas, y como no, me toca al lado de Amy la mocosa, que me mira con los ojos muy abiertos y con una sonrisa más que extraña.

Abro el grifo del agua caliente y me desvisto poco a poco.

Me sumerjo en ésta y dejo que mis músculos se relajen por completo.

Abro el neceser en busca de mi gel y champú. Pero no hay ni rastro del champú.

¡Mierda!

Se lo dejé a Rosie ayer después de que me lo pidiera.

Raro, porque ella siempre odia todos mis productos de belleza.

Exasperada me agarro del pelo y tiro de él.

¿Ahora qué hago?

Una voz me saca de mis pensamientos.
—¿Necesitas un poco? —dice Amy mientras me ofrece el champú y se saca un moco a la vez.
—No, gracias. —digo haciendo una mueca de asco.

¿Ahora qué hago? —me vuelvo a preguntar mentalmente.

Vuelvo a rebuscar hasta que ocurre un milagro.

Cerrando los ojos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora