8. Como en 3MSC

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Corro desesperadamente calle abajo. Junto a mis lágrimas que se precipitan por mis mejillas. Corro sin mirar atrás, sin querer pensar en lo que acaba de pasar hace unos minutos.

Alex.

Besándome.

Ni en mis mejores sueños esto habría pasado. Sentir sus labios sobre los míos; cálidos e incitantes me hacían sentir de una manera indescriptible. Pero sin embargo, el miedo se apoderó de mí como hace siempre. Y cogí la salida más fácil.

Huir.

Y aquí me encuentras, corriendo sin rumbo entre las calles de Valencia.

Decido pararme para coger aire y descansar. Seco mis lágrimas con mi mano y sorbo por la nariz.

Me siento mal. Por no haber podido corresponder a ese beso que tanto deseaba. Pero tengo miedo. Mucho miedo.

Miedo de que deje de un día para otro como ya hizo una vez.

Flashback

- Y tu Val, ¿qué prefieres Nutella o Nocilla? - pregunta Alex con cara seria pero sin perder la sonrisa.
- Nutella siempre - señalo divertida mientras él hace una mueca de asco.
- ¿Nutella? ¡Está mucho mejor la Nocilla!-apunta Alex contagiándose de mi risa.

Y ambos reímos y bromeamos. Podría quedarme así toda mi vida. Junto a él. Siempre me saca una sonrisa, me hace olvidar el tema de mis padres...

El ha sustituido el vacío en mi interior. Se ha hecho un hueco propio, se ha metido en mi piel y en mi corazón. Y nunca se lo podré agradecer más.

Y pensar que una simple webcam puede hacer sentir todo eso.

Alex es especial.

Nunca creí poder encontrar alguien así, alguien con quien de verdad pueda hablar y que me comprenda y apoye. Alguien que haga los malos momentos más amenos y los buenos, mejores. Eso es lo que hace Alex cada vez que está conmigo, es la mejor persona que conozco. Y que más aprecio, él siempre ha estado en todos mis momentos malos y en todos los buenos. Siempre a mi lado, protegiéndome, ayudándome, comprendiéndome.

Tan sólo hace unos días había descubierto que era aquel sentimiento que me perseguía desde hace meses pero que sólo hace unos días me había dignado a aceptar.

Amor.

Estoy enamorada de Alex. De su sonrisa curvada, de sus perfectos dientes blancos, de sus grandes ojos azules que irradian felicidad, de su pelo alborotado, de sus gestos cuando se enfada, ríe y bromea. Adoro todo de él; cuando se pone nervioso y comienza a tartamudear, cuando se rasca el brazo porque tiene vergüenza, cuando simplemente cierra los ojos es perfecto. Me gusta hasta su mayor imperfección: su mal carácter cuando pierde, su cierre emocional que poco a poco va perdiendo, sus enfados de niño pequeño. Todo. Amo todo de Alex. ¿Qué digo?

Amo a Alex.

Es perfecto tal cual como es. Siento que encajamos como si de piezas de puzzle se tratara. Como imanes de polos opuestos que se atraen. Lo necesito simplemente, es mi soporte diario, es en quien más confío y sé que no me va a fallar.

O eso creo.

- Alex admítelo, la Nutella siempre va a ganar - digo con tono chisposo esperando a que me conteste. Pero nunca lo hace.

Tan sólo puedo oír un grito. Y a partir de ahí, silencio.

De un momento a otro la pantalla se torna negra y Alex abandona la sesión.

Cerrando los ojos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora