17. Preguntas sin respuestas

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Entramos dentro de la casa, y descargamos los trastos de la playa en el sótano.

Alex y yo decidimos pedir una pizza, ya que ni él ni yo sabemos cocinar.

Nos acurrucamos en el sofá, no sé ni qué está retransmitiendo la televisión, solo puedo pensar en lo a gusto que me siento ahora mismo.

Lo infinita que me siento a su lado.

Pero entonces, llega a mi cabeza la pregunta que todas las noches me ha atormentado. Esa pregunta a la que he buscado miles de respuestas, pero nunca las he conseguido.

—¿Por qué me dejaste de escribir? —pregunto aparentando la mandíbula, contendiendo las lágrimas, preparándome para cualquier respuesta; dolorosa o no.
—¿Por qué me dejaste tu de hablar? —pregunta Alex, y yo le miro más confundida aún.
—¿Yo? —la tristeza se convierte en furia rápidamente. —¡Fuiste tú quien desapareció de un día a otro! Me dejaste tirada como una colilla. —exploto, taladrando con la mirada a un Alex muy confuso.
—Espera, ¿cuándo pasó eso? —pregunta expectante.
Yo hago rápidos cálculos mentales (aunque nunca fui buena en eso), y recuerdo la fecha en donde Alex desapareció y hizo mi corazón miles de pedazos.
—28-03-2012... Si no me equivoco... —digo algo insegura.
—¡Lo sabía! —grita exasperado Alex. —ese mismo día, esa noche que hablamos, no fue una noche normal. Como ya sabes, mi padre pegaba a mi madre, constantemente. —yo asiento tristemente mientras le agarro la mano suavemente. —pues esa noche decidió hacerlo conmigo. —traga fuerte. —me dió una paliza, y después se marchó al bar. Pero yo ya no era el mismo, no quería vivir más. —noto como las lágrimas de Alex caen lentamente. —así que intenté suicidarme. Quería acabar con todo, tú eras lo único bueno que tenía en la vida, pero no bastaba cuando todo lo demás era una mierda. —suspira agonizante. —así que cogí unas tijeras de mi escritorio y me intenté cortar las venas. No acerté demasiado y solo conseguí quedar inconsciente mientras perdía sangre. —hace una pausa y me aprieta la mano. —por suerte una vecina oyó los gritos de auxilio de mi madre y nos pudo llevar al hospital. No había perdido demasiada sangre, así que por suerte aún sigo aquí. Y me tendrás que aguantar muchos más años pequeña Valeria. —dice, y su sonrisa se mezcla con su llanto. Me acaricia suavemente la cara, y junta sus labios con los míos.
—Lo siento Alex, yo... —tartamudeo sin saber qué decir.
Pero entonces caigo en lo que de verdad me atormentó todo este tiempo.

Flashback

30-03-2012

Los días pasaban, y Alex seguía sin aparecer, sin hablarme.

Sentía un gran dolor en mi interior, no podía dormir por las noches. Incluso había dejado de comer.

Alex significaba todo para mí, y ahora que no está, siento que me falta aire para poder respirar.

Él me levantaba todas las mañanas, me hacía sentir única y diferente. Me hacía sentir viva, incluso que podía volar si me lo proponía.

Pero de un día para otro, desapareció. Y con él todas mis sonrisas, y toda mi felicidad.

Me tumbo en la cama rendida, puede que sean las seis de la tarde, pero siento que necesito dormir. Hombre, llevo sin dormir desde que Alex dejó de hablarme.

Aún me pregunto él porque. ¿He hecho algo malo?

Seguro que se ha cansado de mi, todos acaban haciéndolo.

Cerrando los ojos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora