Capítulo 2

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El 1 de septiembre me desperté sobre las cinco de la mañana debido a los nervios y a la emoción. La espera hasta el desayuno se me estaba haciendo eterna así que me levanté a darme una ducha y a revisar que hubiera guardado todo lo de la lista en el baúl. Orion, mi lechuza, dormía plácidamente en su jaula.
Dos horas más tarde cargamos el baúl en el coche y mi padre condujo hasta King Cross. El viaje fue largo, llegamos a las diez y media.
Como decía la carta fuimos al andén 9 y 3/4 que pasaba desapercibido para todos los muggles.
Mi padre me indicó que atravesara la pared corriendo así que sujeté con fuerza el carrito e hice lo que me dijo.
Al otro lado una locomotora de vapor de color escarlata esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: "Expreso de Hogwarts, 11 h". El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud.
Me despedí de mis padres y entré al expreso.
Los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes por lo que tuve que seguir empujando el pesado carrito buscando un vagón vacío.
Casi a la mitad di por fin con uno y me apresuré a entrar. Me senté y miré por la ventana, mis padres ya se habían ido.

El tren comenzó a moverse. A medida que avanzaba iba ganando velocidad. Desde mi compartimento oía las voces de todos los demás alumnos charlando, riendo... y veía sus siluetas cuando pasaban caminando por el pasillo del tren.
Mirar el paisaje estaba comenzando a marearme así que decidí ir al baño que estaba al fondo del pasillo. Me lavé la cara con agua fresca y cuando me encontré mejor salí para volver a mi sitio.

-¡______!

Me di la vuelta y vi la cabeza del niño rubio asomando por un compartimento.

-Oh, hola... eh...- había olvidado su nombre- hola.

-¿Dónde vas? Ven a sentarte con nosotros.

-Mis cosas están en mi compartimento.

-No te preocupes, no van a robarte nada. Vamos entra.

Acepté y entré a su vagón. Me tuve que sentar junto a él ya que el otro asiento estaba ocupado por dos muchachos corpulentos.

-Estos son Crabbe y Goyle- me los presentó. Ellos hicieron un gesto con la cabeza a modo de saludo- Ella es ______, también quedará en Slytherin ¿verdad?

-Sí- asentí.

-Estábamos hablando de los otros alumnos. Hemos oído que hay hijos de muggles- dijo con asco- ¿Te lo puedes creer? Realmente creo que no deberían dejarlos entrar. No son como nosotros, no los educaron para conocer nuestras costumbres. Algunos nunca habían oído hablar de Hogwarts hasta que recibieron la carta, ya te imaginarás. Yo creo que debería quedar todo en las familias de antiguos magos.

-Sí, estoy acuerdo.

Se creó un silencio incómodo que decidí romper tras varios minutos.

-¿Tienes hermanos?- le pregunté.

-No. Los tres somos hijos únicos.

-Yo también. ¿Os conocéis desde pequeños?

-Sí, nuestros padres son amigos. ¿En qué trabaja tu padre?

-En el Ministerio de Magia. En el Departamento de Misterios.

-Mi padre también trabaja en el Ministerio. Forma parte del consejo escolar.

De pronto mis tripas comenzaron a rugir.

-¿Tienes hambre?- me preguntó Crabbe, o Goyle... no sabía quién era cada uno.

-La verdad es que sí.

-Nosotros también. ¿Y si vamos a por el carrito Malfoy?

Eso, Draco Malfoy, así se llamaba el rubio.

-Id vosotros dos. Aquí os esperamos.

Les di algo de dinero y los dos se marcharon, dejándonos a Draco y a mí solos.

-¿Conoces a alguien de aquí?- me preguntó.

-Sólo a ti, y ahora también a tus amigos.

-Bueno en Hogwarts podrías juntarte con nosotros si quieres.

-Claro, me gustaría- le sonreí.

Crabbe y Goyle llegaron y los cuatro nos pusimos a comer dulces y a charlar.
Después fuimos a ponernos las túnicas ya que estábamos a punto de llegar al castillo.
Una voz retumbó en el tren.

-Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, se lo llevarán por separado al colegio.

Salimos al pasillo donde ya estaban el resto de los alumnos. El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo.
Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. Fuera hacía un frío horrible.

-¡Mira ______!- dijo Draco golpeando mi brazo y me señaló al hombre que vimos en el Callejón Diagón- Mi padre me habló de él, es como un sirviente. Es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha. Trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.

-¿En serio? ¿Y nos dejan al cuidado de ese borracho inepto?

-Lo sé, al parecer es amigo del director, por eso está aquí.

-¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí!- gritó mientras levantaba una lámpara- Venid, seguidme... Mirad bien dónde pisáis. Mi nombre es Hagrid.

Resbalando y a tientas seguimos al hombre por lo que parecía un estrecho sendero.

-En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts- exclamó por encima del hombro- justo al doblar esta curva.

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

-¡No más de cuatro por bote!- gritó señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla.

Draco, Crabbe, Goyle y yo nos montamos en uno.

-¿Todos habéis subido?- continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo- ¡Venga! ¡ADELANTE!

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Metí la mano en el agua que estaba helada y comencé a mover los dedos hasta que algo pequeño tiró de mi muñeca.

-¡Ahh!- grité sacando enseguida la mano y pegándome a Draco para alejarme lo más posible del agua.

-¿Todo bien por ahí?- me preguntó Hagrid.

-Sí- respondí insegura. Draco se empezó a reír a carcajadas.

-Debes tener cuidado, este lago está lleno de criaturas mágicas. Lo leí en la historia de Hogwarts- me dijo con suficiencia una chica castaña desde su bote.

-¿Y quién te ha preguntado, sabionda?- respondí de mala gana y ella volteó la cara sonrojada.

El castillo cada vez se veía más grande. Todos lo mirábamos con la boca abierta. Al llegar a la orilla bajamos de los botes; Hagrid nos condujo hasta la entrada y abrió las grandes puertas de roble.

EL AMOR DE UN SLYTHERIN (Draco Malfoy y tú) ❤ [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora