Capítulo 1

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No hay cosa que más ansíe un niño que recibir su carta de Hogwarts. Nada más cumplir once años tan preciado pasaje para ir a estudiar magia fue traído a mi casa por una lechuza.
Esa misma semana acudí con mis padres, Alyssa y Malcom al Callejón Diagón.
Lo primero que fuimos a comprar fueron los libros. Tardamos bastante, casi todas las tiendas estaban repletas de niños y niñas comprando sus útiles.
Después fui a por las túnicas. Tuve que entrar sola ya que mis padres fueron a por los demás utensilios.
Tras una larga cola por fin fue mi turno.

-Bienvenida a Madame Malkin querida. Primer año en Hogwarts, ¿cierto?

-Sí.

-Muy bien, enseguida vuelvo- minutos después llegó la mujer sonriente- Aquí está todo lo que necesitas. Ahora ve allí- me señaló el fondo de la tienda- te harán las túnicas a medida.

Asentí y fui donde me indicó. Había varios chicos de mi edad. Una bruja regordeta se me acercó, me colocó una túnica negra y comenzó a marcar el largo apropiado.

-Hola- me saludó uno de ellos- ¿También Hogwarts?

-Sí- respondí sin mostrar interés.

-Soy Ron.

-______.

-¿Has venido con tus padres?

-¿Con quién sino?- respondí cortante. No tenía ganas de conversación pero el chico no pareció notarlo y siguió hablando.

-Yo también, están comprando los libros. También han venido mis hermanos.

-Qué bien. Oiga ¿puede darse algo más de prisa?- le dije a la bruja que estaba recortando las mangas. Me di cuenta de que un chico de rostro pálido y puntiagudo escuchaba con atención nuestra conversación.

-¿Sabes en qué casa vas a estar? Todos mis hermanos han ido a Gryffindor, yo también espero quedar ahí. Es la mejor casa, ¿no crees?

-No. Los de Gryffindor están sobrevalorados.

-¿Por qué dices eso?- preguntó con algo de molestia en la voz.

-Van de héroes cuando no lo son. Sólo quieren ser el centro de atención, los protagonistas de todo- dije arrastrando las palabras.

-Tu túnica ya está- me avisó la bruja quitándomela.

-Un placer conocerte Ron- dije con sarcasmo y fui al mostrador a pagar.

Al salir de la tienda miré la hora. Las once y media de la mañana y aún me quedaba comprar la lechuza.

-¡Oye! ¡Eh, oye!

Me giré y vi al muchacho rubio de la tienda de túnicas.

-¿Es a mí?- pregunté desconcertada.

-Sí.

-¿Qué quieres?

-Te he oído hablar con el pelirrojo. Slytherin, ¿verdad?

-Sí, bueno es muy probable, toda mi familia fue a Slytherin.

-La mía también. ¿Te imaginas estar en Hufflepuff? Yo creo que me iría, ¿no te parece?

-Y que lo digas. Hufflepuff es la casa de las sobras, ahí van los que no tienen ningún talento especial.

-Me gusta como piensas- me sonrió- Soy Draco Malfoy.

-______ Allen- respondí estrechando su mano.

-¿A dónde ibas?

-Al Emporio de la Lechuza.

-¿Puedo acompañarte? También quiero comprar una lechuza.

-Eh... vale.

-¿Tú tienes escoba propia?- me preguntó mientras caminábamos.

-No.

-Yo tampoco. Pero luego voy a arrastrar a mis padres a mirar escobas de carrera. No sé por qué los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera. ¿Juegas al menos al quidditch?

-No, pero me gustaría- respondí impresionada de lo mucho que hablaba Draco.

-Yo sí. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo.

-¿En que posición te gustaría jugar?

-De buscador, soy muy rápido.

Al entrar al Emporio de la Lechuza un desagradable olor nos inundó las fosas nasales.

-¿En qué puedo ayudaros?

-Queremos dos lechuzas- dijo Draco.

-Elegid las que queráis- señaló las jaulas de las estanterías.

Draco y yo nos acercamos. Caminé de un lado a otro buscando una que me gustara hasta que la encontré. Una lechuza de color negro y ojos anaranjados. La de Draco era igual pero con ojos azules. Pagamos y salimos de la tienda.

-Aire fresco, que alegría. Ahí dentro olía fatal- dije tomando una bocanada de aire.

-¡Oye, mira a ese hombre!- dijo de repente señalando hacia delante.

Había un hombre enorme, de más de dos metros y con una abundante mata de pelo rizado y enredado. Iba acompañado de un niño con gafas y pelo oscuro.

-Parece un ogro- dije y Draco rió.

-¿Te apetece ir a tomar un helado?

-Lo siento pero ya tengo que ir a buscar a mis padres.

-Está bien, te veré en Hogwarts, supongo.

Fui a comprar mi varita y después encontré a mis padres saliendo de Gringotts.

-¿Ya tienes lo que te faltaba?

-Sí.

-Entonces volvamos a casa.

Mientras nos íbamos vi a Draco con sus padres. El me vio también y me saludó con la mano.

EL AMOR DE UN SLYTHERIN (Draco Malfoy y tú) ❤ [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora