EL AMOR DE UN SLYTHERIN (Draco Malfoy y tú) ❤ [PAUSADA]

Capítulo 16

Cuando llegó Halloween el Gran Comedor ya estaba decorado con los murciélagos vivos de costumbre; unas calabazas enormes habían sido convertidas en lámparas y corrían rumores de que Dumbledore había contratado una compañía de esqueletos bailarines para el espectáculo.
A las siete en punto nos encontrábamos todos sentados en nuestras respectivas mesas esperando con ansias que comenzara el banquete.

-Nos pondremos aquí- dijo Pansy a su grupo de amigas señalando el banco frente a nosotros.

-Esos asientos están ocupados- añadí de forma obvia.

-Bueno, ellos pueden irse a otro lugar ¿verdad?- las chicas sonrieron coquetas y el grupo de alumnos de enfrente les cedió los asientos.

-¿Por qué tenéis que sentaros siempre cerca de nosotros?- pregunté directa.

-Vamos, somos amigos ¿no?- dijo una chica rubia de ojos verdes.

-No sé quién cuernos eres tú así que no, no somos amigos- bufé.

Dumbledore nos deseó un aterrador Halloween a todos y la comida apareció en los platos.
Mientras comía me di cuenta de una cosa y me tapé la boca para reprimir una carcajada y no parecer una loca que se ríe sin venir a cuento.

-¿Qué pasa?- me preguntó Draco intrigado.

Acerqué mi rostro a su oído y noté que se le puso la piel de gallina.

-¿Te has fijado en que Millicent Bulstrode es como Crabbe pero con el pelo un poco más largo?- susurré.

Él los miró sin preocuparse en disimular y después comenzó a reír.

-¡Es verdad!

-¿De qué os reís?- preguntó Pansy.

-De nada que te importe- respondimos Draco y yo cortantes. Después nos dirigimos una breve mirada y sonreímos.

Tras el postre -tarta de calabaza, galletas con forma de calavera bañadas en salsa de arándanos y piruletas con forma murciélago- Dumbledore nos ordenó colocarnos al fondo del gran comedor para poder retirar las mesas. Con un movimiento de varita éstas se apilaron junto a la pared.

-Sentaos en el suelo, por favor- obedecimos- Bien, os tengo una sorpresa preparada. Espero que la disfrutéis.

Las luces se apagaron y se oyeron algunos gritos asustados. Un montón de largas velas negras aparecieron flotando en el aire, arrojando una luz azulada y tétrica que nos dejó ver en el centro del gran comedor a un grupo de esqueletos que llevaban sombrero, bastón y pajarita. Al principio nos asustamos pero después los recibimos con un fuerte aplauso.
Una melodía fúnebre comenzó a sonar no sé de dónde y los esqueletos empezaron a bailar.
Poco a poco la música se volvía más alegre y los esqueletos bailaban más alegremente. Después se acercaron a los alumnos y escogieron a algunos para llevarlos al centro de la sala. Un esqueleto me agarró del brazo y tiró de mí para que lo siguiera. Juntó nuestras manos para bailar una especie de tango, lo hice dar una vuelta y quedó de espaldas a mí. Entonces giró la cabeza sin dificultad alguna y quedamos cara a cara. Ahogué un grito pero después me eché a reír. El esqueleto me hizo una reverencia con su sombrero y lo colocó sobre mi cabeza.
Los demás se unieron también a nosotros, incluidos algunos profesores.
Era muy divertido bailar con los esqueletos.

-Vamos Draco, muévete. No seas aburrido- le pedí mientras le agarraba de la mano. Estaba ahí de pie, de brazos cruzados y mirando a todos con asco.

-No quiero, odio bailar.

-Me da igual- lo llevé a rastras donde estaban todos y me puse a bailar delante de él.

-Estás haciendo el ridículo ¿lo sabías?- desvió la vista de mí.

-Eres la fiesta en persona- dije con sarcasmo- Bien, tú te lo has buscado.

Fui en busca de un esqueleto.

-O bailas conmigo o con él.

-Estás perdiendo el tiempo. ¿Crees que tú o ese saco de huesos vais a hacerme bailar?

Miré al esqueleto y asentí con la cabeza. Éste se acercó a Draco y lo obligó a bailar con él hasta que acabó la fiesta a medianoche. Aunque más que bailar Draco estuvo todo el rato corriendo por el gran comedor huyendo del esqueleto que no lo dejaba tranquilo mientras Crabbe, Goyle y yo nos desternillábamos de risa.

-¡Un fuerte aplauso para la compañía de esqueletos bailones!- gritó Dumbledore y todos los aplaudimos y ovacionamos. Después de despedirse de nosotros los esqueletos chasquearon los dedos y desaparecieron. Las luces volvieron a encenderse- Prefectos, llevad a los alumnos a sus salas comunes.

-Esto... no te lo perdonaré... nunca- me dijo Draco jadeando y con las mejillas coloradas.

-¿Por qué? Parecía que te estabas divirtiendo- dije entre risas y me fulminó con la mirada.

-El esqueleto me ha regalado su sombrero. Si quieres puedo dártelo para que tengas un recuerdo de él.

-Guárdatelo donde te quepa.

-Uh que desagradable- reí y corrí hasta él ya que se estaba yendo sin mí- Venga no te enfades, sólo era una broma- pasé un brazo por su hombro.

-Bien, entonces me vengaré de esta, que lo sepas.

-Eso ya lo veremos- le sonreí ampliamente.

Íbamos caminando tan tranquilamente hasta que nos encontramos con el suelo del pasillo encharcado. La charla, el bullicio y el ruido se apagaron de repente cuando vimos una gata colgada de una argolla y un extraño mensaje en la pared escrito con lo que parecía ser sangre. Y como siempre, el trío de idiotas se encontraba en mitad de la escena.

-¡Enemigos del heredero temed! ¡Seréis los siguientes sangre sucia!- gritó Draco con expresión alegre cerca de mi oído. Casi me deja sorda.

-¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?- Filch avanzaba por el pasillo y nos dio un empujón para abrirse paso pero en cuanto vio a la señora Norris se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara- ¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris?- chilló.

Con los ojos fuera de las órbitas señaló a Potter.

-¡Tú! ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

-¡Argus!- había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores.

Qué oportuno, nótese el sarcasmo.

En unos segundos sacó a la Señora Norris de la argolla.

-Ven conmigo, Argus- dijo a Filch- Vosotros también, Potter, Weasley y Granger.

-Alumnos... vuelvan a sus salas comunes- nos ordenó Snape a los demás y nos marchamos murmurando sobre lo sucedido.