Capitulo 12

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Entre mediados de otoño y principiando el invierno, Gael examinó a Jordi meticulosamente. Ivana, concentrada en regularizar varias materias, descansó en su amigo la inquietud que le provocaba la singularidad de su hermano. Se había convertido en una compañera asidua de Lena y compartían juntas algunos pasatiempos como la jardinería y caminatas.

—A papá cada vez le insume más tiempo la sucursal de Buenos Aires —observó mientras recorrían el circuito de Parque Urquiza.

—Sí. Esta vez se queda una semana más porque renunció el encargado administrativo y debe buscar un reemplazo. Ya que no tenés clase por el paro, pensé en que podríamos ir este fin de semana y darle una sorpresa.

—¡Ay, mami…! —se lamentó Ivi—. Le prometí a Jordi llevarlo a Temaikén. ¿Por qué no venís con nosotros?

—Ya tendrás los pasajes comprados…

—No… Vamos en el auto de Gael. ¡Vení! —la instó.

—Sí… Me gusta el programa. Además la única vez que fui era cuando Jordi tenía cinco años. ¿Tu hermano lo propuso? —preguntó con una curiosidad no exenta de intuición.

—No —dijo Ivana—. Gael nos invitó porque no conocía la reserva.

Completaron las tres vueltas en silencio y se detuvieron a beber agua mineral. A la joven le asombraba la percepción materna porque la excursión la había sugerido el médico para ampliar el examen de su paciente.

—¿Qué es de la vida de Gael? ¿Tiene novia? —averiguó Lena.

—No sé, mamá. Nunca le pregunté. Si querés saber de él a nivel profesional, puedo informarte.

—Supongo que será excelente con lo responsable que es —opinó su mamá—. Imaginate qué hubiera hecho otro adolescente al quedarse solo en otro país y sin la presencia de sus mayores…

—Se quedó a estudiar.

—Eso lo dicen muchos y después se dedican a la farra. Está bien que él se integró a nuestra familia como un hijo más… y creo que entre todos le dimos la contención que necesitaba, pero todavía no comprendo cómo sus padres pudieron abandonarlo.

—Porque sos chapada a la antigua. No lo abandonaron, respetaron su elección y lo sostuvieron económicamente. Además viajan cada tanto para verlo y él también se hace sus escapadas a Inglaterra. Si no entendí mal, en julio se va por todo el mes.

Lena no la cuestionó, pero su gesto renuente lo decía todo. Prosiguió sus apreciaciones sobre el estado civil de Gael:

—Es raro que no tenga novia. Es atractivo, inteligente, afectuoso y comprometido con sus principios. Además ya tiene veintiséis años. La edad que tenía tu papá cuando nos conocimos.

—No todos siguen su ejemplo. ¿Te olvidás de que yo tengo veintiocho?

—A tu edad, ya te tenía a vos y a Diego. Si pensás tener hijos, no esperes demasiado. Es tarea para gente joven.

—Mamá… Ni siquiera tengo candidato. Además tengo muchos proyectos entre los que precisamente no cabe criar niños.

—Serías una buena madre, hija. Harto lo demostraste con tu hermanito. Y el mismo interrogante me asalta cuando comparo tu soledad con la de Gael: ¿por qué dos hermosos ejemplares de la raza humana no encuentran una pareja para sentirse realizados?

—Porque tu idea de la realización no coincide con nuestras prioridades. Quiero recibirme, mamá, y te voy a decir que si aparece alguien que me conmueva no lo voy a rechazar de puro obstinada, pero tiene que reunir un buen puñado de condiciones.

Amigos y AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora