El rey Peter suspiró mientras bebía bebía una copa de Nectar Visethna, después le pidió a Susan que releyese lacarta de Lucy les había dejado la noche anterior:
—Queridos hermanos, no os preocupéis por mi.Volveré en un par de semanas sana y salva. He decidido custodiar laPerla de la Vida hasta que esté de vuelta, ya que es muy poderosa—leyó Susan—.Con cariño, Lucy.
Peter le dirigió una mirada a su hermana, unamirada muy seria.
—Seguro que Edmund la vio marcharse y decidió seguirla por seguridad—le intentó alentar Susan.
El ambiente era tenso además: llevaban ya tres díasintentando recomponer Sol Eclipsado de sus cenizas, después de la batalla. Había hecho treinta prisioneros Vástagos, los demás,habían salido con el rabo entre las piernas hasta Calormen. Y eso noera todo; lo solandianos veía a Tal Ceres como su verdadera líder ya los Pevensie como unos intrusos narnianos que no deberían gobernarla fortaleza. El pueblo no veía que habían sido ellos los que los habían salvado de los calormenos y vástagos.
Ceres era otro problema. Ella e Hier habían desobedecido las ordenes de no coger la Perla hacía unos meses, sin embargo habían hecho lo que habían querido. Por eso, ahora se encontraba en una celda de la fortaleza y los solandianos clamaban su nombre.
—Debes liberarla, Peter—le aconsejó Susan.
—Me traicionaron—respondió él, cada vez más sumido.
—Pero por una buena razón, lo sabes bien—respondió ella. Lugo miró la otra carta. Esta era de Hier y dentro de ella, estaba la otra mitad de la Perla Contínua—.Tambiensabes que Curzon no te entregará la otra mitad, sino se lo pide ella—dijo refiriendose a Ceres.
Peter suspiró, realmente enfadado. Había depositado toda su confianza en Tal e Hier, sin embargo ellos habíajugado con ella. Y lo que peor llevaba Peter Pevensie era una traición.
El entierro de Koral había sido el día anterior pero Ghemor no asistió simplemente porque no podía: se había vuelto loco.
Lo único que hacia era mecerse en un rincón de su celda mascullando cosas sin sentido. La muerte de su hija le habíatrastornado de veras. Unas celdas a la derecha, Ceres leía la cartaque Hier le había escrito.
Querida Ceres, hace mucho tiempo que no hablamosy me gustaría decirte que he estado sufriendo por estos lugares,pero sería una mentira. Siempre he querido ser sincero contigo yahora tendré esa oportunidad. He encontrado mi sitio en el mundo,por fin, después de diez años. Sin embargo no soy quien esperaba ser. Mi verdadero nombre es Bjorg y soy el consorte de la Reina Blanca.
Espero que depongas las armas contra losJadisianos (o Vástagos, como los llamábamos) cuando lleguemos allíy luchemos contra los reyes narnianos. Sé que será inútil y quelucharás hasta tu ultimo aliento, pero ten una cosa presente: la resistencia es inútil.
La solandiana tiró enfadada la carta. Hier no podía haberla traicionado, no a ella. Era un hombre reservado, si, y gruñón, pero no era un traidor. Él era capitán de la guardia y sumejor amigo. Jadis le estaba controlando, estaba segura de ello.
***
Habia sido una semana horrorosa. Habían llegado a Altor, una ciudad bastante moderna en realidad. Tenían una especiede aeroplanos por los cuales planeaban desde los tejados de los edificios para llegar a otras partes de la ciudad.
Altor se situaba en una estepa entre las montañas,amurallada y fortificada, además de pacifica.
Sus habitantes, los altoranos, tenían todos los ojos rasgados por lo cual quería decir que vendrían de oriente de el mundo original de los Pevensie, al igual que los Telmarinos veníande piratas españoles.
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Las Crónicas de Narnia: el Veneno Mortal
Fanfiction¡Segunda parte de ''Las Crónicas de Narnia: Perlas del Destino''! *** Sinopsis: Amor, muerte y guerra, eso es lo que les depara. Desde que llegaron a Narnia, los Pevensie han tenido que luchar con multitud de peligros, pero ninguno es tan grande co...