Un equipo muy unido

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Dentro de la gran cueva había al menos quince familias viviendo y todas con evidentes rasgos de desnutrición. Lucy pasaba al lado de ellos sabiendo que debía sentir pena, pero que sin embargo, era como un sentimiento lejano. Solo sentía deseos de salir de allí, correr por el campo, quitarse la ropa y ser un alma libre y pura como lo había sido ese ultimo año.

Edmund sin embargo, veía aquello y le dio una lástima tremenda. No podía estarse parado sin hacer nada.

Llegaron entonces al final de la cueva, Lemec tocó una roca y se abrió una puerta secreta que los llevó hasta una sala grande. En ella había dos hombres y una mujer.

—Rey Peter...—dijo Lemec a uno de ellos. Tenía barba y era rubio. Era Peter.

—¿Peter?—preguntó Edmund.

Entonces Peter se levantó dando tumbos. Lucy y Edmund se miraron, ¿estaba Peter borracho? Los dos hermanos se acercaron mientras una solandiana ayudaba a Peter a levantarse. Lucy conocía esa cara, pero no sabía de qué.

—¿Te conozco?—preguntó la reina.

La solandiana la miró de arriba a abajo, escrutándola con la mirada. Entonces, el hombre restante se acercó dando gritos.

—¡Edmund! ¿Lucy? ¿Eres tú? Casi no te reconozco—dijo el solandiano, que era Curzon.

La dio unas palmaditas en el hombro a Edmund y a su hermana. La solandiana parecía confundida con todo aquello, ¿aquellos eran los hermanos que faltaban?

—¿Sois sus hermanos?—preguntó extrañada.

Edmund pestañeó, sabiendo que había visto antes su cara. Peter pudo ponerse de pie, masculló un par de cosas y se volvió a sentar en un sillón, sacando una botella de un líquido rojo y de dudosa procedencia.

—Lo somos, ¿quién eres tú?—preguntó Edmund.

—Me llamo Tal Ceres—dijo alzando la cabeza.

Edmund pestañeó, ¡por supuesto!

—¿Tú eras la que estaba en Sol Eclipsado verdad? Si, sí. La hermana de Atizi, ¿ella está aquí? Lucy y yo te vimos como hace un año, cuando los calormenos tomaron la fortaleza. También servimos bajo las ordenes de Curzon y estuvimos unos meses con tu hermana.

Curzon le despeinó el pelo.

—Estos valientes hijos de puta fueron los que pusieron las bombas, ¿te acuerdas de aquello?—preguntó el solandiano.

Ceres cerró los ojos, demasiado información para procesarla en tan poco tiempo. Apretó los puños y se fue de allí sin decir nada. Lucy veía con vista de gato los andares de Ceres. No sabía muy bien quién era esa tal Atizi. Veía como un espectro las escenas, como si de verdad no perteneciese a ellas. Como una espectadora. Wyn estaba en una esquina silbando, ya que ni pinchaba ni cortaba en este drama.

Curzon y Edmund se quedaron extrañados por la actitud de Ceres al marcharse así.

—¿Que le ha pasado a Peter? ¿Qué ha pasado en general?

El solandiano les invitó a sentarse a los dos Pevensie.

—Los refugiados más cercanos a Sol Eclipsado nos reunimos. Jadis secuestró a Susan y ahora estará en su palacio de hielo prisionera. Peter se culpó de haberos perdido a todos vosotros y bueno...—miró al Pevensie mayor durmiendo la mona—se dio a la bebida.

—Eso no es de ser un buen líder—dijo Edmund, que no sabía si preocuparse o contento de poder decirle a Peter ''te lo dije''

—Todos los pájaros están muriendo—dijo Lucy mirando directamente a Curzon—.Tu pajarito ya ha hecho un buen trabajo Curzon, ¿dónde está tu polluelo?

Las Crónicas de Narnia: el Veneno MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora