Capítulo Uno

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¡ HOLA A TODOS!

ANTES QUE NADA AGRADECER QUE HAYAIS ESCOGIDO MI HISTORIA PARA LEER Y ENTRETENEROS UN RATO, AL MENOS ESO ESPERO :-).

EN ESTA HISTORIA DE AMOR ENTRE GABRIEL STANTON Y MARION REMINGTON SE HARÁ REFERENCIAS A NICK STARLING Y MEREDITH CARRINGTON, QUE YA TUVIERON SU PROPIA AVENTURA EN MI PRIMER LIBRO "MATRIMONIO A LA FUERZA", POR LO QUE OS INVITO A LEERLO ANTES O DESPUÉS DE ESTE. (EL ORDEN DE LOS FACTORES NO ALTERA EL PRODUCTO) PERO YO RECOMENDARÍA QUE FUERA ANTES...LO DEJO A VUESTRA ELECCIÓN.

ESPERO QUE OS GUSTE Y EN CUALQUIER CASO

AHORA SÍ QUE OS DEJO TRANQUILOS!!!

BUENA LECTURA!!!

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Londres, Octubre de 1815

Gabriel Stanton se encontraba en la cubierta del Syrene, uno de los muchos barcos que componían la flota de la compañía de importación/exportación de la que era dueño junto con su gran amigo Nick Starling, Conde de Laughton.

Observaba como la costa inglesa se aproximaba cada vez más. Cerró los ojos y levantó la cara para respirar el aire de su patria. No había vuelto desde que partiera hacía ya dos años y si el destino no le hubiera jugado una mala pasada, aunque más de uno diría que había sido más bien un golpe de suerte, no habría pisado suelo inglés jamás.

Dejó que la brisa le acariciara el rostro intentando sentir algo de emoción al saber que vería de nuevo a la única familia que le quedaba, su tía Agatha y su prima Cynthia, pero no pudo sentirla. No había vuelto a emocionarse por nada desde que una desapacible mañana embarcara rumbo a las colonias. Aquel día dejó su alma allí y no sentía ni padecía por ello, muy al contrario, le había servido para mirar la vida desapasionadamente sin que los sentimientos interfirieran en sus decisiones. Sólo había dos personas en el mundo que le importaban de verdad y ninguna de ellas eran familiares suyos. Nicholas Starling y Damon Ibree. Sus amigos. Daría la vida, llegado el caso, por ellos y no dudaba que ese sentimiento en concreto era recíproco.

Ahora sin embargo era responsable de dos damas y de todo lo que conllevaba el ser Vizconde. Haciendas, arrendatarios a los que cuidar, plantíos, inversiones y todo un ejercito de sirvientes que dependían de él para seguir llevando el sustento a sus hogares.

El no había pedido nunca eso, ni siquiera lo había deseado. No, eso no era del todo cierto. Hubo un momento en que deseo poseer todo aquello para ser aceptado.

Maldijo entre dientes, porque al recordar ese momento aún sentía una rabia inmensa por haber sido engañado de aquella manera. No tuvo piedad y ahora él no la tendría tampoco.

Miró al horizonte y vió como el sol comenzaba a ocultarse tras el mar y el cielo se llenaba de colores imposibles de imaginar. Rojos, naranjas... Dejó que el aroma salino lo llenara y se sintió mucho mejor.

Su tía le había escrito conminándole a regresar, puesto que su tío y posteriormente su primo habían fallecido con pocos meses de diferencia dejando el título y las propiedades en manos de él.

Se había planteado no hacerlo ya que no necesitaba el dinero, tenía bastante gracias a los negocios, y el título, la verdad, le daba igual. Eso le haría desconfiar aún más de aquellos que a partir de ahora le llamarían amigo. Los arribistas siempre estaban al acecho como muy bien sabía y eso le llevaba a otro dilema, algún día tendría que contraer matrimonio para tener un heredero pero dudaba que este enlace fuera por amor. Por su parte no, por supuesto, pero la dama en cuestión lo único que valoraría sería primero, el título que poseía, y segundo pero no menos importante, cuantos ceros tenía su cuenta corriente.

Saga Londres 2 " Rebelde Rendición "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora