Capítulo Cinco

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Estaba exhausta cuando cerró con cuidado la puerta de la habitación de Meredith.

Suspiró con cansancio y deseó estar ya en su habitación para poder dormir un poco antes de que amaneciera.

La noche anterior había sido una locura. Nada más volver de su horrible encuentro en el jardín con Gabriel se encontró con un gran revuelo protagonizado por Nick Starling. Al parecer Lord Towsend se había caído y quedado con el rostro muy magullado, pero nadie de los presentes creía esa explicación de los hechos. Se decía que Starling había encontrado a su mujer a solas con Towsend y que en un arrebato de celos lo había golpeado hasta dejarlo en ese lamentable estado.

Marion intentó restarle importancia al asunto al escucharlo por quinta vez en menos de media hora y se disculpó alegando que tenía que hablar con Meredith para saber como seguía el accidentado.

Buscó a su prima hasta que la encontró en el salón donde se había cenado esa noche.Se la veía absolutamente desastrosa. El pelo prácticamente escapaba de lo que antes había sido un elegante peinado y el vestido de seda estaba completamente arrugado.

Procuró que su desaliño no fuera tan evidente recogiéndole el cabello lo mejor que supo pero al mirar su vestido suspiró con resignación. Nada podrían hacer con él, salvo rezar para no cruzarse con nadie hasta llegar a su habitación. Una vez allí, la había escuchado repetir una y otra vez lo estúpida que había sido al permitir que su marido la encontrara con otro hombre a pesar de que era un encuentro de lo más inocente. La consoló lo mejor que pudo y la animó a creer que cuando Nick recapacitara vería que estaba equivocado y le pediría perdón.

Ahora la había dejado dormida, por fin, después de haber llorado demasiado tiempo. Los hombres no merecían ni una sola lágrima de una mujer. Eran todos unas asquerosas sabandijas.

El pasillo se encontraba iluminado débilmente y procuró prestar atención por donde pisaba. Su habitación se encontraba a varias puertas de distancia, en otra ala de la casa, y ya casi estaba imaginándose la comodidad de la cama cuando escuchó pisadas y se volvió intrigada. ¿Quien podía ser a esas horas de la noche?. Imaginaba que todos estarían durmiendo ya, bueno, todos menos el marido de su prima que volvía a desaparecer como era su costumbre.

Alguien se acercaba con un candelabro en la mano. Las llamas de las velas le permitieron ver el rostro de la última persona con la que quería encontrarse.

Gabriel Stanton.

¿Sería posible que se lo tuviera que cruzar en todas partes?.

Se disponía a seguir su camino cuando él llegó hasta ella.

- Veo que has decidido hacer una visita nocturna.- Miró alrededor.- ¿O tal vez estás de vuelta?.

Marion apretó los dientes y trató de que él no notara su enfado. Sabía que su pasatiempo preferido era incomodarla continuamente.

- Como ya le he explicado en más de una ocasión. Mi vida no le tiene que interesar lo más mínimo.

Se alejó hacia su habitación pero Stanton decidió seguir con la conversación y la acompañó alumbrándole el camino.

-¿Quien es el afortunado ésta noche, milady?.- Preguntó insinuante.- Sé que no pueden ser ni Starling, ni Ibree, porque han estado conmigo hasta hace unos instantes, así que veamos.- Durante unos segundos hizo ver que pensaba.- Sólo nos quedan unos veinte caballeros...

Marion lo escuchó reir por lo bajo y se paró en seco.

- Eres despreciable.-

- ¿Lo crees? Quizá estás molesta porque te he pillado, pero no te preocupes que no se lo diré a nadie.- Dijo en tono confidencial inclinándose hacia ella.

Saga Londres 2 " Rebelde Rendición "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora