Día 23

498 64 2
                                    

-Aquí esta, ten cuidado la próxima vez -respondió Nicolás dejando el móvil sobre la barra de la cocina.
-¿Dónde lo encontraste? Estaba segura que estaba en mi bolso, o en el escritorio.
-O en cualquier otro lugar. No lo dejes por ahí, Sophie. Vamos, en breve es la cita y, después de eso, estas completamente libre. -aseveró.

Tiempo libre, eso era algo que ya no tenía y que anhelaba. Así como anhelaba los momentos junto a Kev ¿Tan mal había actuado? Probablemente sí, se había lanzado sin paracaídas a una decisión que en ningún momento pensó o, por lo menos, no consultó. ¿Había sido demasiado? ¿Cuántos días tenía de conocerse? ¿Cuántas veces habían salido a algún lugar que no fuera el café? ¿Sería eso suficiente o muy poco? ¿Y que pasaba por su mente? Ella era la escritora, la de romances imposibles con finales de todo tipo. Si quería hacer reír, lo hacía; si quería hacer llorar, lo hacía. Si quería que sus personajes sufrieran ella los haría sufrir, y los acompañaría. Pero ahí estaba ella, preguntándose si aquello había sido una buena jugada o lo había lanzado todo por la borda.

Revisó su móvil, impaciente, buscando entre sus contactos mensajes y llamadas o algo que dijera su nombre. Nada. A Kev se lo había tragado la tierra y entendía que, parte de ello, se debía a ella.

-Por cierto, Sophie, te tengo una buena noticia. -Nicolás llevaba horas hablando y su hermana llevaba horas respondiéndole. Y ella tenía horas en algún lugar del limbo sintiendo alguna clase de vacío.
-Sophie, Mari -La llamó-. ¡Sophie Red regresa! -gritó a su oído. Le crispó los nervios, pero la hizo regresar y responder.
-¡Rayos, Nina! ¡¿Qué pasa?! -Nicolás bufó incrédulo.
-Te decía que el sábado podrás regresar a casa. Esa, era la buena noticia -comunicó él.

Y aunque ella sonrió porque ellos estaban felices, la buena noticia, no era tan buena.

Un café por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora