Existe gente que encuentra a su alma gemela en: escuela (9%), trabajo (11%), fiesta (27%), internet (40%) y sueños (-1%). Él y yo, fuimos ese -1%.
Nota: son capítulos cortos por eso son muchas partes, no se asusten jeje
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NO...
Dylan caminaba a prisa hacia la parada del autobús. Ni siquiera volteaba hacia atrás para asegurarse de que lo estaba siguiendo.
-"Oye, ¡espera!" Le grité cuando estuve a punto de alcanzarlo.
Se giró un poco lentamente, luciendo molesto y cansado.
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-"¿Siquiera me conoces tanto cómo para odiarme de esa forma?" Dije y tomé un profundo respiro.
Dylan arqueó una ceja.-"¿Odiarte?"
-"No encuentro otra palabra para describir tu forma de actuar conmigo."
Soné como una niña pequeña haciendo pucheros. Quería abofetearme a mí misma por sonar tan débil y dolida.
Él me miró frunciendo el ceño.-"¿Acaso no tengo el derecho de enojarme porque se me han arruinado los planes que tenía para hoy?"
-"¡Yo no he tenido nada que ver con eso!"
-"Jamás dije que tuvieras que ver con ello."
-"¡Pero estás culpándome por ello!"
-"¿Acaso te he dicho que tienes la culpa?"
-"Pues-"
-"No lo he hecho." Suspiró y dirigió su mirada a la parada del autobús, la cual estaba a unos cuantos pasos de nosotros.-"Estoy molesto, eso es todo."
-"Ya lo noté." Dije girando los ojos y cruzando mis brazos frente a mi pecho.
De pronto él se giró totalmente para estar frente a mí, lo cual me hizo tropezar antes de detenerme. Lo miré confundida y después tendió una de sus manos para saludarme.
-"¿Te parece si comenzamos de nuevo?"
Lo miré, perpleja y sorprendida por su repentino cambio de humor. Sin embargo, acepté su saludo, y nuestras manos se sostuvieron brevemente.
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-"Hola, soy Dylan Schleiden, de los Schleiden del sur de Alemania, ¿Cuál es tu nombre?"
