Capítulo 4

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En la cafetería del centro había un chico que estaba sentado a una mesa de la mía. Estaba sentado en  aquella mesa pero luego... luego él se sentó junto a mí.

Los ojos azules me miraban sonriendo.-“¿Puedo sentarme?” trató de nuevo, aunque ya estaba acomodado por un lado mío.

Me había quedado sin habla. Traté de decirle que no, a pesar de que moría porque lo hiciera, pero ninguna palabra salió de mis labios. Nunca antes me había pasado algo como aquello.

Me limité a asentir con la cabeza.

El chico se deslizó en el asiento de enfrente.-“¿Cuál es tu nombre?”

-“Emma, Emma Woods.” Dije apartando el menú y dejándolo descansar sobre la mesa.-“¿Y tú?”

-“Luke, Luke Hemmings.” Se retiró su chaqueta y se levantó para poder pasarla por sobre mis hombros.-“Debes tener frío, estás empapada.”

-“Ya lo creo.” Reí suavemente.-“¿Haces este tipo de cosas y se supone que la chica ya debe caer rendida a tus pies?”

Él se llevó una mano al pecho, ofendido.-“¡Claro que no!” afirmó.-“Regularmente lo que hago es guiñar un ojo, con eso basta.”

Y guiñó un ojo.

Después de haber pasado una tarde de risas y anécdotas divertidas, parecíamos como si nos hubiéramos conocido de toda la vida.

Sus mejillas se sonrojaron, cuando le dije que me gustaba el color cielo de sus ojos. Él tomó mi libro de entre mis manos y juró que lo había releído un par de veces: porque lo amaba. Lo amaba tanto como yo.

¡¿Acaso era broma?!

"Mi única excepción." // Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora