16.

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A cada momento, a cada espacio, a cada mordida, a cada velocidad. A cada estaca. A cada muerte.

A cada día que viví, a cada momento  en que sentí el aire chocar con mi rostro palido, a cada sonrisa, a cada porción de tiempo que pasé con mi familia. A eso le llamo vida.

Un estremecimiento me despertó. No podía respirar, abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor, mi cabello volaba en mi rostro, de mi boca salían pequeñas burbujas de aire, miré a mi alrededor, Sam estaba con los ojos cerrados, su cabello también volaba, lo toqué y nos teletransportamos a la superficie. Desde que sentí que podía respirar, tomé una bocanada grande aire, pero al ver que Sam no reaccionaba, lo acerqué a mi y empecé a zarandearlo.

-Sam.- llamé.-despierta.- le dí una pequeña bofetada. Escupió agua y muy débilmente abrió los ojos.

-Vanessa.- lo observé.- quiero verla, no quiero irme sin ella.- junté mis cejas, ni siquiera me acordaba de ella, pero al parecer le gustaba un montón. Nunca había visto a Sam con una chica, nada que poseyera una vagina. Nunca. No sé por qué.  Tendré que preguntarle, pero será despues.

-Sam, ella no está, debes de dejarla, ella pertenece aquí, el que no pertenece aquí eres tú.- susurro. Él me miró.

-entonces, ¿soy el único que no tiene derecho a ser feliz con la mujer que quiere tener a su lado?.- su pregunta me dejo desconcertada y lo solté. Junté mis cejas y aún en el agua le contesto.

-¿a qué te refieres?.- pregunté. Sam miró el agua con detenimiento.

-desde que me convertí en lo que soy, siempre he deseado encontrar mi alma gemela. Vanessa lo es. La encontré Brooke, de lo que hablaban en las leyendas de los  seres fríos,  si existe, sientes una conexión que nadie entiende, ni nadie puede entender. Solo quieres estar con ella, solamente con esa persona, sin importa más nada.- me miró con esos ojos azules matadores. Vi  lo que nunca  había visto en sus ojos. Dolor, y amor a la vez. Algo inexplicable.

Me acerqué a él  y lo abracé.

-te apoyo entonces.- me alejé.- ve a buscarla, yo saldré de esto sola.- él negó  al escuchar lo último.

-claro que no. No lo haré.- se negó.

-si no te vas a buscarla ahora, no podremos verla más, al menos por todo este tiempo, ve buscala y cuando tengamos chance de viajar al exterior, te aviso, aunque sea por carta pero voy a avisarte.- susurro. Él me miró, mi idea era loca, pero era lo único que podía hacer.-vete hacia el norte, ahí te toparás  la capital y más alla, los sitios turísticos, te deseo suerte.- sonreí. El me sonrió sin mostrar los dientes. Se alejó de mi para hacerme  caso.

-si te matan es tu culpa.- murmuró, yo solo atiné  a verlo marcharse al nadar rápidamente hacia la orilla del rio y desaparecer  por el denso bosque. Yo me zambullí, y en menos de dos segundos estaba en la orilla, genial, ahora toda mojada.

Miré hacia arriba, donde estaba el puente y los escombros de la caída esparciendose, suspiro y me teletransporté hacía el puente. Todavía tengo suficiente sangre como parar luchar por un buen rato, pero si me alimentara ahora fuera más beneficioso, ya que podría luchar más tiempo.

Miré el puente desbaratado. Ojalá y no agarren a Sam y que pueda verse de nuevo con Vanessa, su supuestamente alma gemela.

Vi a la furgoneta que nos chocó y caminé hacia ella. Había una chica rubia adentro, golpeé el vidrio con mi puño y la agarré por el cuello y con toda mis fuerzas la saqué del auto, rompiendo con su cabeza y cuerpo los vidrios faltantes. La arrojé al asfalto y ella tras este golpe despertó. Tenía en su frente un golpe profundo donde le salía sangre. Mis ojos se pusieron rojos con detalles  amarillos al olerla, sonreí maliciosa y en eso se divisaron mis colmillos.

La rubia me miró asustada. Con sus palmas se iba a arrastrando por el asfalto del puente.

-salvate si puedes.- susurro fríamente. No me gustaba jugar con la comida, pero pero es una pequeña venganza. La chica salió despavorida corriendo, yo sonreí y aparecí al frente de ella, chocó con mi pecho y cayó de culo. Me miró asustada, hasta empezó a llorar.

-no me hagas nada.- sollozó.

-no te haré nada, solo quiero un poco de tu sangre, nada más.- me acerqué a ella y puse una mano en su pierna parandola. La halé hacia mi, ella solo lloraba. Sonreí macabra. Ella solo estaba quieta, pero llorando, me acerqué a su cuello, quité su cabello y de un segundo otro ya estaba bebiendo. Al principio  dió un grito al yo perforar su piel dura, pero luego, eso fue porno señores. Era más ruidosa, me imagino en la hora del sexo.

La solté cuando estuve satisfecha. Ella cayó al piso de espaldas con la respiración entrecortada y su pantalón estaba... mojado. Reí burlandome de ella, pobrecilla. Me miró con ojos deseosos, yo junté mis cejas y me levanté. Me quería reír como nunca. Puta, pero que momento ni más incomodo.

Escuché las llantas de un auto, miré hacia atrás, eran varias de las furgonetas que llegaban a la escena . Los estaba esperando mis niños, ya estoy lista.

Bajaron de su auto, con muchas armas, yo los miré a todos y sonreí traviesa.  Me desaparecí en el aire. Las personas estaba mirando  a todos lados a ver donde aparecía. Aparecí donde estaban las primeras furgonetas que estaban antes de cruzar el puente. Le rompí el cuello a un peli-negro y este cayó como si fuera mierda. Y así fui rompiendo cuellos, hasta que nadie de la furgonetas estuvieran vivos.

Miré a la rubia, que ahora estaba parada. Le sonreí y puse un dedo entre mis labios  haciendo el ruido peculiar de "shh". Caminé hacia una de las furgonetas, dí reversa y me dirigí hacia atrás, quiero ver como está mi familia. Arranqué sin esperar más. Pasé los cambios, ya que era mecánico y le pisé el acelerador hasta que la aguja apunto llegar hasta 180, hasta que llegué cerca del lugar de los hechos.

No vi nada, no dejaron nada, solo el aroma de caza- vampiro.

EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora