2.

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Multimedia: Blaire.

**Rich**

Por alguna extraña razón no me puedo sacar el rostro de aquella híbrida de mi cabeza. Cerré el ultimo libro viejo de historia vampirica, el polvo salió y empezó a volar en el aire, tosí y me levanté de la silla de mi pequeño despacho.

El clan Sall, conocido por ser uno de los más fuertes clanes del mundo, sobreviviendo a batallas que otros clanes ni siquieran hubieran tenido la dicha de quedar aunque sea uno vivo.

Aunque me cueste decirlo, conocidos por sus agallas y por nunca rendirse, por siempre estar juntos. Me senté en el escritorio y puse mi dedo mayor y pulgar en mis sienes, masajeandolas y mágicamente venían esos ojos zafiros a mi cabeza de nuevo. Traté de no pensar en ella, pero se me hacía imposible.

Tenía cara de angel pero porte de diabla.

Y eso me removió el estomago, la imaginé encima de mi, yo gozando de ella, mi respiración se hacía irregular. Pero alejé mis pensamientos al sentir que algo se levantaba firmemente en mi pantalón.

¿Qué me estaba pasando?. Gruñí y me paré del escritorio donde yacía sentado, recogiendo los libros polvorientos, guardandolos.

Pero era imposible mandarla fuera de mi mente, era fuerte, su cuerpo y sus curvas tentadoras se veían delicadas y bien esculpidas, pero en su personalidad, era aniñada pero con un carácter fuerte. Era muy poderosa, lidiar con lobos no es fácil y ella logró escapar de más de 3 manadas, que paseaban por el bosque. Sentí ganas de verla de nuevo y eso me preocupaba bastante, ¿desde cuándo tengo interés en algún vampiro?, y según lo que he investigado, es una híbrida, de padre lobo y madre semi-vampiro. Una liga no muy vista.

Según lo que leí, el lobo se imprimió de la parte humana de la madre de Brooke, quien habia nacido de un vampiro y una humana, por eso era una semi-vampiro.

Ahora volvamos atras. Damián Sall, con quién comenzó todo, se enamoró de una humana, su hija fue mate de un alpha y de ahí nació Brooke.

Volteé mi cabeza al ver que Blaire me esperaba con su cabeza pegada en la puerta. Cruzó sus brazos mientras se acomodaba. Su batola era blanca y su cabello castaño recogido en una coleta despeinada y uno de sus lazos preferidos puesto. Le encantaban los lazos. Me miró con sus ojos azules verdosos y caminó hacia mi, sentándose en uno de los sillones, subiendo sus pies en en el susodicho.

-yo tampoco puedo dejar de pensar en lo de hoy papá- suspiró, la miré. Era inteligente, un poco manipuladora, pero era mi hija, la quería. En eso salió a su madre, Ayme.

-¿a qué te refieres? -me hice el desentendido. Sonrió y negó con la cabeza.

-serás frío, medio pelión, pero a mi no me engañas papá- pausó.-era muy bonita- sentenció. Me quedé en silencio.-siempre quise ver esos ojos, como los describían en los libros antiguos, era increible y verlos en persona, fue un poco... Emocionante- susurró.-no pensé que fuera tan hermosa, parece una muñeca de porcelana y tiene un cuerpo muy bonito.

La miré, me miró.

-¿por qué hablas eso conmigo?.

-sabes que no tengo amigas y que todas las noches bajo antes de dormir, tenía que decirle a alguien lo que pensaba.- miró al suelo.-en ese momento que la vi, quise ser como ella.

¿Qué mujer no quisiera verse como la híbrida que me tope hoy?, aunque debo de reaccionar mal a la idea de mi hija, somos enemigos naturales, debemos de odiarlos y repugnarlos. No de hablar de que queremos parecernos o ser como ellos.

-de ninguna manera, Blaire.- me acerqué a ella.-eres hermosa tal y como eres, nos enseñaron a odiar a esos repugnates y sucias criaturas, no a admirarlos, así que vamos a sacar eso de nuestras mentes, ¿si?- miró al suelo y luego asintió. La cargué y la llevé a su cama, le dí un beso en la frente, me miró.

-te quiero papá- sonreí sin mostrar los dientes y apagué las luces. Antes de salir, susurro.

-yo también hija.

Salí de la habitación rumbo a mi cuarto. La única persona que había sentido mi cariño, es mi hija Blaire. Soy seco, lo reconozco y nunca he pretendido ser meloso con alguien, eso me da pereza.

Ayme, mi ex esposa, es tambien caza-vampiros, ella me amaba pero yo solo la ultilizaba para tener sexo con ella.  Un hombre y sus necesidades. Ella me amabay yo lo sabía, pero nunca me importó sus sentimientos y hasta ahora no me arrepiento de nada. Ayme Clark, es una rubia de ojos azules verdosos, cuerpo bonito y una personalidad un poco loca.

Quedó embarazada, yo responsablemente me quedé con la niña. Su idea. Ella tiene que venir a visitar a su hija cada fin de semana, sé que solo le interesa verme, está obsesionada conmigo, solo la ignoro.

Blaire no soporta a su mama. Blaire es algo más como yo, un poco seca e instintiva. Me ayuda con mi trabajo y sueña algun día con emplearlo. Matar vampiros.

Entré a mi habitación y me eché en la cama. Pensaba en la conversación, entre mi hija y yo y ahí me quedé profundamente dormido.

**Brooke**

Abrí los ojos lentamente, estoy en mi habitación, Sam debió de traerme. Suspiro mientras sentía como retumbaba un sumbido en mi cabeza, me dolía y mucho. Saqué los pies de la cama y me paré, estaba solo con mi franelilla y mi pantalón. Me acerqué al espejo, no sé por qué, pero algo me dijo que me viera, que seguramente pareciera una zombie. Y tenía razón. Tenía ojeras negras, los labios pálidos y mi rostro no estaba tan bonito, me hace falta sangre, me estoy demacrando y como leyendo mis pensamientos, mi mama entró a la habitación con un vaso lleno de sangre. Astrid Sall.

Nos parecíamos mucho y no dudó, a pesar de mi estado, empezar a regañarme.

-¿en qué mierdas pensabas?- me acerqué a ella, quitándole el vaso de la mano. La sangre estaba pesada y un poco fría, pero era suficiente para mi.

-iba a cazar mami, pero aparecieron esos malditos caza-vampiros- murmuré, mientras le daba sorbos largos a la sangre. Suspiro.

-¿te hicieron daño?-preguntó mas calmada. La mire.

-casi- susurro.

-tienes que tener cuidado, mañana nos largamos, estamos a solo un pelo de que nos encuentren, te traje esta sangre, para que te repongas, estás horrible - reí, después de ella y me dió mi privacidad.

Caminé hacia el espejo y me miré. Las ojeras se iban desapareciendo, mi piel se volvía suave y se veía un resplandor por parte de ella. Mis pestañas rizadas, oscuras, espesas y largas, crecieron aún mas. Mis labios volvieron a ese rosa tan particular que siempre llevaban, como si me hubiera puesto brillo de labios rosa. Mi cabello se volvía mas brilloso y envidiable.

Bufé, al tener que empacar, así es mi vida, huir para no ser asesinados.

EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora