6.

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Abrí la puerta sin pensar en lo que me aguardaba afuera y la cerré detrás de mi, comencé a correr por los kilométrico pasillos en forma de laberinto, no tenía miedo de perderme, tenía miedo de que me agarraran. Corrí en zic-zac, evadiendo a caza-vampiros y hasta por fracciones de segundo, gateaba en las paredes y llegaba hasta el techo para que no me tocaran. Todo esto fácilmente. Nunca pensé que estaría en una guarida de caza-vampiros y al menos viva.

Veía a personas volando por el aire, siendo empujados, llegué hasta la habitación donde me tenían a mi a Sam. La mitad de caza-vampiros yacían en el suelo inconcientes. Ni siquiera estuve quieta al entrar a la dichosa habitación, un chico se me tiró encima, caí en el suelo, lo agarré del cuello y luego lo mandé a la mierda, tirandolo por un lado de la habitación sin percartarme a donde y sin darme tiempo de recuperarme, otro por detrás, intentó ahorcarme, me acorraló contra su cuerpo, pensaba que podía salir de este brollo, pero el tipo del bosque, se me apareció en el frente poniendo un arma en mi frente. Me quedé frizada, mis ojos se abrieron asustada, estaba por cruzar la línea. Pero me llevé un gran sorpresa cuando él... Él movió el arma hasta la cabeza del tipo y disparó. Sentí como impactó la pequeña estaca en el craneo del tipo.

Me quedé tiesa mirándolo, ¿por qué hace esto?, esto me confunde. Ahora no sé si matarlo o... Mi cerebro bufó, estaba pensando demasiado rápido, había matado a uno de su misma especie, ¿por mi?. Sus ojos marrones solo me miraban con algo extraño, parecíamos dos estúpidos ahí parados en medio de una masacre. Viéndonos. Yo no podía creer nada de lo que estaba pasando, estaba en shock. Es algo completamente anormal, a menos para mi.

-corre- susurró, tragué saliva, lo miré mientras ojeaba a donde estaban mis padres, mis abuelos, mis tíos y Sam.

-cadena- susurro. El oído vampiro atendió el llamado, vi como sus cabezas se levantaban, mi papá y mamá se agarraron de las manos, mi abuela agarró la mano de mi madre y con su otra mano a mi abuelo, mis tíos se unieron a la cadena y después lo hizo Sam, me escabullo hasta llegar hasta ellos y los toqué. Con ese toque, permití que nos teletransportaramos todos afuera, aparecimos unas cuadras antes del castillo tenebroso. Casi me caigo, si no fuera por Sam, tenía mareos, necesito sangre ya. No puedo andar así.

-necesito sangre humana, es la única forma de reponerme- murmuré, mi cuerpo necesita sangre humana ya o sino, me iba a demacrar. La nieve caía, al menos no estaba fuera de Alaska.

-yo los ayudo- la voz de una niña nos llamó la atención, miramos a un lado, Blaire apareció. Agarré el brazo de Sam con fuerza, nos miramos mutuamente.

-es una trampa- murmuré. Primero, su padre no me mata y luego la bruja esta, ¿quiere ayudarnos a nosotros?, ¿qué le pasa a este mundo?. Ella negó rapidamente acercandose a mi, yo  retrocedí.

-en serio quiero ayudarlos- su mirada era sincera.- por favor- se acercó a mi.

-vamonos de aquí antes de que nos agarren y sepan que estamos aquí, esto es una maldita trampa- gruñí.

-vengan conmigo, es en serio- la miré, su tono era sincero, sentí que todo lo que me decía era verdad, pero es tan buena actriz que no sé ni que pensar. Escuchamos pisadas y gritos de hombres, demandando a las personas que nos agarren. Le dí mente a la situación, no perderíamos nada con averiguar si esta carajita tiene buenas intenciones con nosotros.

-vamonos a la mierda- murmuré, Blaire sonrió y de repente, un auto apareció a nuestro lado. Era un modelo parecido al de los ferraris, no sé cual es, ni me interesa, el papá de Blaire, mejor conocido como Richard, estaba dentro de él. Bajó los cristales.

-tenemos poco tiempo, rápido- me miró, yo solo lo ignoré. Se me hace un poco incómodo y raro mirarlo. Me hace sentir ...no sé ...rara.

Nos montamos en el auto, los hombres abajo y la mujeres encima. Aunque se oiga un poco pervertido, pero así fue. Las mujeres iban encima de las piernas de los hombres, yo iba encima de Sam. Parecíamos novios, yo yacía encima de él, como una anormal, estaba débil y por eso, estaba toda desgonzada, mientras él me acariciaba el cabello y nos susurrabamos cosas. Mientras unas miradas extrañas eran lanzadas desde el espejo retrovisor, hacia nosotros.

No me percaté de aquello, ni siquiera estaba en el planeta tierra ahora mismo. Su auto era rápido, llegamos a las fronteras que dividían a Alaska de otros estados. A una casa mediana, de varias habitaciones y un poco antigua, yo bajé primera, Sam me iba a ayudar pero negué.

-estoy bien Sam- asintió no muy convencido y me soltó. Todos se iban bajando.

-bienvenidos a mi casa- murmuró Blaire. La ojeé por dos segundos, era bonita.

Iba a comenzar a caminar, pero un mareo me recorrió de pies a cabeza, todo se volvió oscuro, no toqué el suelo, solo se que caí dormida.

**

-¡papá, quiero ver!- exclamó la voz de una niña.

-Está bien - respondió una voz varonil, pero en un susurro.

-¿Qué le paso?-preguntó Blaire. Yo estaba mas o menos despierta, sentí a todos en mi alrededor.

-al usar su don sin sangre en su sistema, se volvió mas débil- murmuró mi abuelo.

-ah- suspiró la adolecente de trece años que estaba junto a todos en un lugar que desconocía.

-acercate-dijo mi abuelo a alguien, escuché unos pasos y sentí como el filo del cuchillo cortaba las celulas de la piel de un humano. Todo eso lo podía sentir. El olor a sangre inundó mis fosas nasales, suspiro y una clase de gruñido salió de mi garganta. Abrí mis labios inconcientemente.

-ya sintió su olor- y unas gotas se sintieron en mi lengua, gracias a la apertura de mi boca. Suspiro y los colmillos salieron a flote, abrí la quijada, esa fue la invitación, pusieron la muñeca en mi boca, clavé mis colmillos suavemente en la frágil piel del humano. No sabía de donde lo habían sacado pero por ahora no interesa, suspiro y sujeté su brazo, me senté en la cama, mientras escuchaba los gemidos de placer de un hombre, disfrutaba de cada gota del dulce sabor. Abrí los ojos y observé mientras no dejaba de beber su sangre, era un señor, en su pantalón habia una erección y la solté para que no le diera anemia.

Cerré los ojos mientras limpiaba cualquier rastro de sangre desperdiciada de mi boca, los abrí para observar todo. Estabamos en una habitación un poco pequeña. Sentí que tenía mis ojos de híbrida, así que los quité. Miré mis manos, recuperaban la palidez exacta de un vampiro. Me teletransporté hasta el espejo que había en la habitación, mi piel se volvía mucho mas hermosa, todo iba en mejoría y por fin iba a poder teletransportarme sin cuidado, claro, hasta que se acabe la sangre humana en mi sistema. Sonreí para mi misma.

Aparecí en frente de Sam y le dí un derechaso y chillé al derribarlo.

-¡soy más fuerte que tú de nuevo!- grité riendo. Sam yacía en el suelo, sobandose la mejilla. Todos rieron.

-¡¿por qué haces eso?!- se quejó por el dolor.

-no seas maricon- lo ayudé a pararse. Le sonreí y lo abrace, miré a mi familia y luego lo abracé a todos.

Finalizando en mi madre. Astrid.

-que bueno que están bien -sonreí cerrando los ojos, pero al abrirlos me encontré con el guapo hombre que nos trajo hasta aquí. Richard jones, algo trama, eso lo sé.

EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora