Capítulo 7

2.7K 154 1
                                    

Una llamada inesperada entró al teléfono de Fiorella asustándola.

—Señora Ducati, su hijo Jacob se cayó, se desmayó y lo enviamos en una ambulancia a la clínica.

Ella no oyó más porque salió literalmente corriendo de la oficina, entro a SUV y le gritó a Francisco que la llevará rápidamente a la clínica. Se maldijo mil veces, ella lo había puesto en esa clase fútbol como él quería, en vez de juzgar con él de vez en cuando para que se sintiese bien.

Salió corriendo nuevamente de la camioneta, directo a donde una enfermera de emergencias.

—Su hijo llegó hace cinco minutos, lo pasaron cirugía por la herida grande que tenía en la cabeza, necesitaba intervención, no más tenga información de él se la harán saber doctora Ducati—era la misma clínica donde ella era accionista, ella pasaba consulta allí dos veces a la semana y por eso la conocían.

Ella se sentó en uno de los muebles de la sala de espera, la cual se hallaba casi sola. Mordía sus uñas desesperada por no saber de su bebé. La vida del pequeño pasan por su cabeza haciéndola derramar lágrimas.

Su primera palabra, sus primeros pasos, su primer día en el kinder. En su cabeza solo pasaba miles de diagnósticos para el pequeño, desde el más grave al más favorable.

Francisco la dejó para ir a buscar las cosas que Jake necesitaría al estar en el hospital, su cabeza palpitaba muy fuerte por el dolor causado al estrés de la situación.

Su hijo mayor estaba allí, ella no sabía nada trataba de mantenerse tranquila, pero no había nada pudiese mantenerla en paz.

Se sentía como cuando era una niña y la dejaban sola en casa, perdida e inconsolable, era una doctora, sabía muchas cosas pero tristemente ese no era su campo.

Francisco llegó a ella con una maleta, y una bolsa junto con un café, le tendió la bolsa y vio que era un cambio de ropa, lo cual le agradeció debido que estaba con la ropa de la oficina, la cual no era nada cómoda en esa situación.

Entró a un baño dejando a Francisco fuera cuidando sus cosas, salió y volvió al mueble donde estaba sentada, le dijo que fuese a casa y estuviera cuidando de Marie y Antonella, el asintió y se marchó.

Se tomó el café en búsqueda de calma y al terminarlo lo boto en una papelera cerca, sintió una pasos conocidos tras ella, volteo y vio a Alesandro Di Franco hablar con una enfermera la cual la señaló y él corrió hasta ella.

—¡Maldita sea!—le dijo a Fiorella cuando estuvo frente a ella—¿¡Qué demonios le pasó a mi hijo!? —el tono molesto de Alesandro la hizo molestar.

—Nuestro hijo—le aclaró—, se cayó en sus clases de fútbol, llegué hace una hora y media, realmente no sé qué le pasó, solo sé que está en cirugía por unos puntos de sutura que necesitaba —tenía su mandíbula apretada, le molestaba que después casi cinco meses sin mirarse las caras el viniese a regañarla.

—¿Se puede saber por qué tú no estabas con el? Debías estar con él por lo menos —Fiorella rió amargamente para mirarlos mientras negaba.

No estaba con él porque estaba en la empresa terminado de dar las canciones a los empleados, encargándose de todo para poder tener una Navidad tranquila con sus hijos.

—Creo que por mi vestimenta piensas otra cosa, pero no Alesandro, estaba en el trabajo terminando de dar las vacaciones a ver, si podía tener unas lindas vacaciones con ellos este año—dijo con rudeza y rabia, Alesandro abrió la boca para comentar otra cosa pero ella lo corto—. No salgo con nadie, mi tiempo es para ellos, Jake deseaba estar en clases de fútbol y ¿quién era yo para negárselo?

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora