Capítulo 44

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Aleksandro ladeaba su cabeza mientras fruncía el ceño, el corazón se le aceleraba de la nada al verla, Fiorella se sentó a lado de ella y Laura entre Fabio y Aleksandro.

—Buenas tardes, mucho gusto... — dijo Fabio titubeante.

—¿Quién es estas mujer?— le preguntó Aleksandro en ruso a Fiorella y Assunta rio, ella sabía ruso a la perfección.

—Creo que hablar en ruso frente a mí no te servirá de nada— le dijo ella sonriéndole—, Alesandro, Fabio, mucho gusto, yo soy Assunta Trimmer Gabini.

Fabio y Aleksandro se palidecieron, abrían la boca buscando palabras pero no les salían.

Hasta que Aleksandro partió a reír como si le hubiesen dicho un chiste.

—¿Me vieron cara de imbecil o que?— preguntó mirando a Fiorella y a Laura—, Fiorella sobretodo tu, eres capaz de jugarte con eso tan delicado para mí.

—Bueno, ya que no crees que soy yo, vamos a ver— dijo la señora—. Tú naciste en Bayern, al sur, en noche, ya debes saber eso, ¿no? O también, la cicatriz que tienes en la cabeza, atrás te la hiciste al año y medio— Aleksandro se palideció—. Hablemos también de que en el juramento tu papá ante la Familia, estamos solos los dos, eso lo has de saber.

Fabio se palideció.

—Estaban solos y tú le hicis-te el- el corte en la mano y te juramentaste como prez— susurro Fabio, ella le mostró el corte en la mano, el mismo corte que tenían ellos.

—¿Contento, pequeño testarudo?— le preguntó en ruso y Aleksandro se palideció ante el deja vu que sintió.

—Tú eres mi mama— susurro Fabio al borde de las lágrimas.

Ella asintió dándole una sonrisa, intentando que no se le saliesen las lágrimas.

—¿Por qué nunca supimos de ti?— preguntó Aleksandro con dureza, una dureza que a ella la hacía casi reír.

—Si que era cierto lo que me dijiste, muñeca— le dijo a Fiorella la cual rió un poco—. A ver, señor Kozlov, yo no sabía de ustedes, porque de la misma menea que a ustedes les hicieron creer que yo estaba muerta a mí me hicieron creer lo mismo con ustedes, para cuando yo me enteré que Mikhail estaba vivo el ya tenía otra esposa y ya lo de nosotros era pasado, pero con ustedes no, además de que yo tampoco vivía ni en Rusia ni en Italia, yo vivía todos estos años en Nueva Zelanda escondiéndome de todos los que me buscaban, hasta que supe que murieron me deje de esconder; volvi hace dos años a Italia, pero no me quedaba en un sitio fijo.

Aleksandro y Fabio asintieron.

—No lo tomen a mal, niños, pero yo no podía confiar en nadie para que me ayudara a averiguar bien, ya que les podían hacer daño también, además de que en repetidas ocasiones me llegaron fotos de dos niños que eran iguales ustedes muertos, seguí con mi vida, muy difícil fue— explicó ella—. Sé que están resentidos, sobre todo tu, Alesandro, pero yo no tengo la culpa, no veas como la mala, porque yo no tenía opciones.

Aleksandro se levantó y caminaba de una punta a otra tomando aire y botándolo. Le hizo una seña a Fabio y entraron al despacho, Assunta pudo apreciar lo altos que eran y lo guapos también.

—Pensé que mis genes no serían tan bonitos —admitió ella riendo un poco y ellas rieron con ella.

—Fabio no la resiente, Assunta, se lo hubiera dicho, se lo juro.

—A Ale le tomará tiempo pero, le hablara, se lo prometo— le dijo Fiorella.

—Es igual a Mikhail, se me erizo la piel cuando lo vi con el ceño fruncido y hablando con molestia— dijo Assunta refiriéndose a Aleksandro—, siguen siendo iguales físicamente, Fabio sigue teniendo la misma mirada pacífica pero sería, Aleksandro sigue teniendo la misma sonrisa.

Hablaban y conversaban de sus hijos, hasta que Antonella bajo las escaleras tarareando una canción. Al ver a la señora se paralizó.

—¡Hola!— dijo Anto tan educada como siempre— ¿Quién es ella, mami?— Fiorella le sonrió.

—A ver, primero salúdala con un beso y un abrazo así lindo como los que me das a mi, ¿si?

Antonella le dio un beso sonoro en la mejilla y la abrazo tiernamente y Anabella la miraba de lejos igual, pero sin decir nada repitió el mismo procedimiento.

—Muñecas, ella es su abuela Assunta, la mama de su papi— las niñas la abrazaron cariñosas y Fiorella pudo ver el parecido que tenía Antonella con esa señora.

Eran demasiado parecidas, ya que Antonella con el paso del tiempo había dejado un poco el parecido con ella y con Aleksandro, ya sabían a quien era el parecido.

Las niñas después de un rato de halagar a su abuela subieron a seguir jugando. Aleksandro salió abrazando de los hombros a Fabio mientras reían un poco.

Laura y Fiorella se dieron cuenta de que habían llorado.

—Hermano, nunca me dejes, eres el mejor— le dijo Aleksandro a Fabia mientras reía.

Fabio tenía mil defectos pero era una persona muy racional y buena consejera.

—Hermano tú también, pero derrepente te cegas, te vuelves loco, no se y te vuelves bruto— Aleksandro gruñó— ¡Fiorella la pastilla para la rabia del perro loco este!— grito y Aleksandro le dio un puñetazo en el brazo que lo hizo chillar de mentira.

—Mira que sigo siendo mayor que tú, idiota.

Entraron a la sala y las tres mujeres se reían de las ocurrencias de Fabio, él sonrió nervioso al ver a su mama y Aleksandro no decía nada.

Los dos caminaron hasta quedar frente a ella y Fiorella no se les quito de un lado, sin saber qué harían, para su sorpresa Aleksandro le tomó una mano y la hizo levantarse Assunta lo miró con el ceño fruncido a los dos y ellos la abrazaron, respirando entre cortado.

Fiorella y Laura se sonrieron al verlos abrazados en medio de la sala, Fabio la soltó pero Aleksandro parecía que le susurraba algo al oído.

—No es mi estilo decir estas cosas, pero me alegro de que existas, de que estés viva, porque en serio te he necesitado muchísimo — susurro Aleksandro al borde de las lágrimas—. Nunca he estado resentido contigo, ni nunca lo estaré, porque sé que eres otra víctima más, sé cuánto sufriste para protegernos y te lo agradezco y te amo aunque no lo creas, mamá, siempre te he amado— confesó casi sin voz soltando un par de lágrimas, la mujer soltó un sollozo por lo bajo, acariciandole el cabello.

—Te amo, también, mi niño, te amo tambien— susurro dándole un beso en la frente.

A Fiorella y a Laura se le salieron las lagrimas al verlos llorar a los dos, Aleksandro le limpió las lágrimas a su mamá y le dio una sonrisa tranquila.

—Te pareces en una infinidad de cosas a tu papá, Aleksandro, es imposible negarlo, pero eres mucho más humano y cariñoso que él — Fiorella asintió dándole la total razón a la mujer.

Aleksandro se sentó al lado de ella y hablaban todos.

—¿Cómo se llaman sus hijos?— le preguntó a Fiorella.

—Bueno, realmente, se llaman Dimitri, Larisa y Elena, pero sus nombres de nacimiento son Antonella, Anabella y Jacob.

Assunta asintió.

—Tienen dos nombres distintos, los rusos y los de aquí— comentó Assunta con duda y Aleksandro asintió— ¿y cómo se enamora Fabio de la hermana adoptiva de Aleksandro? Técnicamente serían familia.

—Eso es un cuéntazo— dijo Laura riendo —. Su pequeño hijo quería follarme en primera instancia, salíamos pero no me dejaba, además de que me caía como mal porque me daba celos con Aleksandro, entonces, no se, pasaron los días y nos gustábamos más y más, hasta que él me dijo: "¿Cómo hago para que me tomes en serio?" Y le dije que me propusiera algo serio y sincero y lo tomaría en serio, no le fue fácil, pero lo logró, logró enamorarme, logró enamorarse él y bueno acá estamos.

Assunta rió, le causó gracia.

—¿Y ustedes? ¿Cómo se enamoraron ustedes?

Fiorella hizo una mueca, Laura rio, Fabio hizo una mueca.

—Eso es cuento de nunca acabar, pero yo te voy a contar— le dijo Fiorella al ver la cara de Aleksandro—, para mí, todo empieza cuando tenía quince años, pero de parte de Aleksandro es desde niños, pero yo le voy a contar mi versión porque es menos psicopata que la de él— Assunta rió—. Aleksandro estudiaba en mi instituto, era el chico malo que todos amaban y le tenían miedo, yo era una niña, normal, tranquila y me empezó a gustar mucho, mucho pero mucho, yo no le hablaba por pena— comentó Fiorella—, tuvimos un roce cuando me gradué pero nada serio, después cuando tenía dieciocho, me quede sin gasolina en la ínterestatal de Florencia, casualidad se paró un mustang de un color al otro lado, yo asustada hasta la mierda, porque sabemos todo quién soy yo y a mí me querían matar, bajo él del carro, irónicamente yo no sabía que era él, estaba demasiado cambiado.

—Joder, ¿en serio?— dijo Assunta y Fiorella asintió.

—Es que ya no era un niño, yo lo vi y me lo quería comer, se lo juro que si, yo quería era lanzarme le encima pero no lo hice, comenzamos a salir porque el consiguió mi numero y al tiempo se enteró quién era yo, pasaron los días y me intrigó a comer y en un postre que estaba estaba escrito "¿Quieres ser mi novia?" Yo me quería morir, me fui del país por un enfrentamiento y él me busco, a los días nos casamos, yo me creía que me había casado con el amor de mi vida, después nos casamos por la iglesia, que ahí fue donde se conocieron Fabio y Laura y se odiaban— dijo Fiorella riendo—, al año nació Dimitri, casi al otro año nació Elena y dos años después, estando separados nació Larisa, pero no todo a sido flores y corazones, hemos pasado muchas cosas fea, demasiados problemas de parte y parte, pero aun así, seguiría escogiéndolo a él.

Assunta sonrió.

—Si a pesar de todo siguen juntos, nunca se dejen, nunca dejen de luchar por el otro, porque se aman— Aleksandro sonrió—. Y tu niño, ¿cómo le diste tres hijos en tan poco tiempo a una niña? Sexoso igual que el papá, el otro es igual, yo no entiendo, en serio.

Aleksandro se puso rojo y comenzó a tartamudear.

—Ay no, no me con esa cara de que todos somos vírgenes, porque en serio le daré un zape en la cabeza a cada uno— dijo al ver las miradas de sus hijos.

—¡Segunda vez en mi vida que veo que Aleksandro se sonroja, me encanto!— dijo Fiorella riendo —, si señora, Aleksandro es un sexoso y caprichoso además, quiere tener sexo en todos lados y de todas las maneras posibles, en serio debería regañarlo.

Assunta se carcajeó, tomándose el estomago con los brazos.

—Bueno, es que él tiene pinta de que era muy mujeriego, los hombres mujeriegos son así y morirá siendo asi— le dijo a Fiorella —, pero no importa, cuando estén molestas con ellos, los ponen en abstinencia unos días y vendrán por debajo a pedir disculpas, porque sabrán que ninguna lo complacerá como ustedes.

—¿Cómo sabes eso?— preguntaron Fabio y Aleksandro al mismo tiempo.

—Porque cuando las mujeres se enamoran de un hombre, aprende al complacerlo tal cuál y como quieren, se aprende lo que sea con tal de verlos tranquilos hasta que aprenden a hacerlo como ninguna otra— Fiorella y Laura se sonrieron con maldad, eso era muy cierto.

—Es que ¿cómo uno no se vuelve caprichoso? Yo perdí la virginidad a los quince— dijo Fabio riendo—. Hermano ¿a qué edad la perdiste tu?

—Creo... Que no te voy a decir— dijo Aleksandro riendo, mientras abrazaba a Fiorella por la cintura, Fiorella sonrió divertida.

—Fiorella debe saber, Fiorella dime, dime— le pedía Fabio curioso, Assunta reía.

—No se, la perdió a la edad que la perdió, ¿verdad amor?— Aleksandro sonrió con maldad mirando a su esposa la cual le acarició el rostro.

—¡Dime, Alek, yo soy tú hermanito! ¡A ver si me enseñas algo! Dime con quién, al menos— Aleksandro rio divertido.

—Prefiero decirte el pecado en vez del pecador — respondió Aleksandro mirandolo divertido—. No te diré, pero te puedo decir que no fue nada especial ni divertida—
Mintió mirando a Fiorella con una sonrisa. Su primera vez había sido demasiado cómica, pero no lo iba a comentar.

—Bueno, Fiorella, ¿cómo fue cuando te acostaste con él la primera vez?— Fiorella rió.

—Aún nadie sabe cómo fue y así será siempre— le respondió Fiorella—, te puedo decir que fue muy bonito todo porque fue mi primera vez, pero no te voy decir más.

—¡Yo creía que sabía pero no era así!— dijo Laura divertida—, creo que yo estaba con ellos, recuerdo que la siguiente los dos andaban con una cara de felicidad súper loca.

—Fabio pensé que perderías la virginidad más grande, con lo tímido que eras— admitió Aleksandro.

—Fue con una tipa diez años mayor que yo, me pervirtió— dijo Fabio riendo, Aleksandro lo miró mal—. Aleksandro tú nunca me diste consejos, alguien me tenía que enseñar, aunque aún estás a tiempo.

Aleksandro lo miró de pies a cabeza como si estuviese loco.

—¿Y tú crees que me voy a poner a aconsejarte con mi mama, con mi hermana menor y mi esposa aquí? ¿Qué clase de droga te estás metiendo? Tienes treinta años, resuélvete— le dijo riendo.

—Además hijo, lo secretos de un verdadero hombre son como los de los magos— Fiorella frunció el ceño y Aleksandro sonrió.

—Nunca se revelan —susurro Aleksandro, dándole la razón.

—Además de que a diferencia de todos ustedes, Aleksandro hace mucho más de lo que habla, es practico no teórico— Laura partió a reír, divertida con lo que dijo Fiorella al igual que Assunta.

—Me dolió y no fue conmigo— dijo Laura riendo, mirando a Fabio quien estaba rojo de la pena.

—Te daré un consejo, Fabio, como tu hermano mayor y es el único que te daré— le dijo Aleksandro cuando pararon de reír—. El sexo es libertad, te lo juro, es como cuando te pone a pintar un dibujo libre, mientras más experimentes mejor te quedará.

— Temo que debo darle la razón, Fabio—dijo Assunta.

—Laura es mente abierta, aprovecha, que no cualquier mujer es así— le dijo Fiorella dándole una sonrisa a Fabio—, yo lo soy, pero de todos modos me costó, las primeras veces fueron súper extrañas, más el dormir con Aleksandro, era muy distinto a lo que yo acostumbraba— explicó—. Además de que yo era súper súper, tímida, Ale me tuvo mucha paciencia.

—Yo era peor— confesó Laura—, la primera vez que estuvimos juntos yo era virgen, estábamos en su casa y hablábamos y tal después de que tuvimos sexo pero yo quede en shock, fue como: Oh, Dios, perdí la virginidad— dijo riendo—. Al día siguiente le caí a preguntas a Fabio, yo sabía lo que había hecho pero habían muchas cosas que no sabía, recuerda cuando me corri y me asuste horrible y casi que me puse a llorar, porque pensé que me había orinado.

Fiorella rió y asintió, al igual que Assunta.

—Yo sí me puse a llorar cuando me pasó eso, claro eran otros tiempos pues y imagino la gran cantidad de cosas que yo no sabía— dijo riendo—, yo dije: "Me orine, la jodí"— confesó Assunta.

—Yo sí sabía, por el porno, pero no pensé que a mí me pasaría eso, fue como que: "Que horrible"— confesó Fiorella riendo.

Aleksandro la miró asombrado.

—¿Tú veías porno y yo no sabia?— Fiorella asintió.

—Nunca llegaste a entrar a mi cuarto en la casa de Christoffer, tenía como tres películas porno sobre la mesa de noche y Diego me las compraba— admitió riendo.

—¿Y por qué las veía?— preguntó con el ceño fruncido.

— Ay, Dios, eso como que se sobreentiende, cariño— dijo sonrojada.

—Yo vivía escondiendo condones, lubricantes, las revistas Playboy, las películas porno por Laura— comentó Aleksandro—. Recuerdo que yo la tuve que cambiar de colegio porque le habían metido cocaína en el bolso haciéndole creer que era bicarbonato, era demasiado inocente.

—Ay horrible— dijo Fiorella riendo mientras miraba a Laura—, yo la odiaba por eso, digame cuando estudiábamos juntas y me tenía miedo—Fiorella suspiro—. Se me quedaba mirando cuando veía entrando a clases o cuando me veía encía, de la moto.

—Es yo siempre decía que eras muy linda y sexy, pregúntale a Aleksandro, yo siempre le hablaba de ti, porque me dabas mucha curiosidad— dijo Laura haciendo un puchero.

— Siempre me llegaba con el cuento— dijo Aleksandro— "Ale la chica es muy linda y tiene una moto" "Es demasiado rebelde, todo el mundo quiere estar con ella y a nadie le presta atención" "Camina con demasiada seguridad, como si no diera miedo nada"— imito su voz chillona y Laura rió.

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora