Capítulo 28

1.4K 96 5
                                    



Fiorella espero la madrugada con ansia, Alesandro le saco el auto y se subió con ella.

—Dirígete a la ínterestatal, en cuidad está mucho acelerarlo como es— le dijo él, Fiorella asintio y el auto se sentía súper sereno.

Acelerando lo más que podía en ciudad llegó a la ínterestatal y ahí empezó el juego.

Lo pasó a tercera y sintió como el auto en cosa de segundos pidió el cambio de velocidad.

Cuarta, no quería bajar nunca de ese auto, era otro nivel. Alesandro la miraba sonriendo.

Quinta y el auto iba en su octava revolución, Fiorella sin despegar la mirada del frente hablo:— ¿Quiénes lograron llevarlo a las diez?— preguntó sonriente.

—Solo yo.

Ya no iba a ser el único, Alesandro negó sonriente.


Volvían a la casa y Fiorella bajo la velocidad con la plancha de cambio mientras Alesandro manejaba, él la miró extrañado y ella se sentó en sus piernas.
   
Volvió a mover la palanca y Alesandro se paró en medio de una carretera.

—¿Qué pasó, amor?— le susurro.

—Te amo— le dijo ella, haciéndole sonreír ampliamente. Alesandro iba a mover la palanca y ella le quitó la mano—, no, quédate así, déjame a mí.

Él frunció el ceño cuando apago la luz del auto y tiro el asiento hacia atrás.

Acarició los costados de Alesandro mirandolo a los ojos, «esos ojos, me tiene volando» pensó con cariño.

—Fibi, ¿que ...— ella le dio un beso, lento.

—Shhh— dijo por lo bajo—, te dije que me dejaras a mi.

Alesandro sintió sus dedos acariciarle la barbilla, puso sus manos en su cintura y acarició bajo la blusa que ella usaba.

Todo surgió de manera tan erótica y triste que Alesandro no entendía que le pasaba a Fiorella, parecía tan extraña la manera en la que lo besaba y acariciaba que le hacía un vacío en el pecho.

Fiorella puso su cabeza en el hombro de él, aún sin dejar que saliera de ella. Sintió algo mojado y frío correrle en el hombro, supo que ella estaba llorando.

—Ahora sí necesito que me digas que te sucede, reina— Fiorella negó repetidamente.

«Si te digo te matarán»pensó.

—¿Recuerdas una vez, cuando te dije que tú siempre serias parte de mi? Así no estuviéramos juntos— susurro cuando pudo bajar un poco el nudo de su garganta, él asintió—, tú eres el único hombre que yo he amado de verdad, pero a veces hacemos cosas sin pensar, cosas que traen millones de consecuencias malas.

Alesandro sintió su corazón pararse, quebrarse.

—Yo no puedo estar contigo— confesó—. No puedo seguir contigo, hasta que logre resolver el lío en el que me metí.

—Me niego— dijo él—, me niego a dejarte, no lo haré de nuevo.

—Alesandro, tienen alianzas con mucha gente, no son más poderosos pero tienen mucho gente de su lado, si dicen que yo maté a Ciccioli irán detrás de ti y de todos. No nos podemos ir a guerra ahora — susurro—, yo mataré a Lualdo, ya ahí seré libre, pero puede ser que pasen muchas cosas para poder hacerlo, así nos dejaran tranquilos.









Fiorella dos días después estaba en la entrada de la casa de Lualdo, junto a sus hijos y Marie.

Marie simplemente cuidaría de sus hijos cuando ella no estuviese con ellos, ese era el trato. No haría tarea de la casa ni nada de eso, solo cuidar de los niños y de Fiorella.

Lualdo estaba en la sala esperándola, los niños lo saludaron cortez y el a ellos de la misma manera, les mostró el cuarto grande donde estarían los dos y uno pequeño al lado donde estaría Marie.

Fiorella subió con él y le mostró un cuarto:— Este es mi cuarto y ahora tuyo también.

Ella asintió en un suspiro, se dirigió al armario y colocó la ropa dentro de él.


Alesandro sentía que se iba a volver loco, la casa sola le era amarga y próxima la hora dormir iba a ser tortuoso, miro la cama con apatía.

Se imaginaba que estaría haciendo Fiorella, la sangre le hervía. Tenía dos semanas que ni la veía. Había visto a sus hijos pero no ha ella.

Fiorella salió del baño y Lualdo la empotro contra la pared. Ella lo miró con el ceño fruncido.

— Sabes que no seguiré manteniendo a una perra dentro de mi casa que no me da ni siquiera el culo— dijo rompiéndole la camisa.

Fiorella lo empujó y él la cacheteo, ella se lanzó sobre el pero fue en vano, no contó cuántos golpes le dio el todo el cuerpo. Fue tanto que apenas y se movió.

Derrepente dio otro golpe y quedó totalmente inconsciente.

Oyo jadeos y sintió dolor, más no se podía mover, luego sintió el sonido de un disparo a lo lejos, luego otro pero más cerca.

—Fiorella— oyo a Marie gritar su nombre, quito un peso de ella y sintió un frío en el abdomen—. No te duermas, por favor.

—Me-me duele— dijo casi tan bajo para no oirla.

Fiorella supo por frío que sentía que la habían apuñalado.

—Dile a Ale, que lo amo y los niños tambien— susurro y cayo inconsciente. 

La ambulancia llevo minutos después, Fiorella aún tenía algo de pulso pero salía mucha sangre, Marie llamado también a Alesandro el cual llegó segundos después que la ambulancia, vio como sacaron a Fiorella bañada en sangre y con la ropa destrozada.

—¡Déjenme verla!— le gritó al paramédico, el cual negó y la montaron con rapidez, Marie subió al auto con él.

— ¿Qué le hizo Marie?— le preguntó desesperado.

Marie suspiró y se mordió el labio.

—La violó luego de dejarla inconsciente de tantas golpes y la apuñalo— Alesandro le dio tantos golpes al volante que se rompió los nudillos.

Llegó a la clínica y vio a las enfermeras y médicos atendiéndola, cerraron la herida de la puñalada y vio cómo su pulso paraba y lo sacaron de allí.

Se tiró en el piso llorando de la desesperación. Marie lo abrazo, sabía que era difícil que Fiorella saliese de ahí con vida.

Un médico salió y miro a Alesandro:— No lo soporto— le dijo.

Alesandro sintió que el mundo se le rompió en pedazos, uno a uno.

— ¡No! ¡No, maldicion!— dijo llorando y pegándole golpes a las paredes.

Y se prendió 🤘🏻

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora