Amor Sin Límites ©

Prólogo

A la mañana siguiente, una carta con unos sobres fue lo que le hizo saber a Fiorella que el amor de su vida se había marchado sin siquiera decirle adiós.

Tomó la almohada y aspiro su olor buscando consuelo, varios sollozos salieron de su boca mientras apretaba el suave objeto con fuerza.

¿Qué haré ahora? Se preguntaba la mujer, se quitó las lágrimas del rostro y tomó la carta.

«Perdóname por no despedirme, si lo hacía no me iba a poder ir, soy un maldito cobarde amor, perdóname por eso también.

Anoche no te dije algunas cosas esenciales que necesitas saber y creo que es bueno que aquí te las diga.

La empresa queda a tu cargo Fiorella, allí se piensa que estoy en Berlín expandiendo. Eres dueña mayoritaria en caso de yo faltar.

Nick estará para ayudarte en lo que necesites al igual que mi abogado.

El divorcio están en uno de los sobres y en el otro están los pasajes de regreso a Roma. Fírmalos y entrégaselos al abogado que él sabrá qué hacer.

Todos los bienes que adquiriste estando conmigo son tuyos, la quinta es tuya al igual que los autos y las motos.

Hay dos departamentos, uno es de Anto y el otro es de Jake. El helicóptero está a tu nombre.

Casi todo está a tu nombre, en lo que pueda me comunicaré para saber de ustedes, dile a los niños que los amo, por favor. Si se puede iré a verlos en un par de semanas.

Te amo Ducati, cuando te dije que hicieras tu vida otra vez lo decía enserio, pequeña. Tienes derecho a ser feliz.

No me esperes, cariño, no sé si algún día pueda pisar Italia nuevamente. Haz todo lo que yo no dejé que hicieras, pero por favor no hagas a un lado a los niños, únete más a ellos.

Sé feliz amor, porque, mientras tú lo seas, yo lo seré.

Sincera y totalmente tuyo, Alesandro Di Franco»

Al terminar de leerla sentía que la voz de el hombre que amaba aún resonaba en su cabeza, otras lágrimas corrieron en sus ojos pero las limpio rápidamente.

Los pasajes de regreso a Roma eran para medio día y eran las siete, se levantó de la cama y extendió todo y lo dejo tal cual lo había conseguido, recogió sus pertenencias y las de sus hijos.

—Mami—dijo Jake abrazándola— ¿cómo estás?—Fiorella le dio la sonrisa más sincera que pudo y le dio un beso en la frente.

—Príncipe necesito que te bañes ¿quieres que te ayude o lo harás solo?—le preguntó agachándose a su altura y el pequeño negó sonriente, aveces prefería hacer sus cosas solo, era bastante independiente para su edad.

—Puedo solo mami—ella asintió y cuando se dio media vuelta el pequeño tomó su mano—, tranquila mami que todo estará bien, yo te cuidaré—los ojos de Fiorella escocieron ante lo que te dijo y asintió.

Horas después había logrado que los dos niños desayunaran y se arreglaran. Decidió obviar los pasajes de avión y tomó el auto con tranquilidad.

Mientras se calentaba el motor ella se maquilló elegante acorde a su vestimenta y la de sus hijos.

Los pequeños vestían chaquetas y camisas de vestir con pantalones de blue jeans al igual que ella.

—Mami—la voz de Anto la hizo voltear— ¿y mi papi cuándo volverá?—Fiorella tomó aire y frunció un poco la boca intentando pensar una respuesta.

La sonrisa, la voz, sus recuerdos con Alesandro se reproducir ron nuevamente agobiando su mente.

—Él volverá pronto Nella—dijo Jake ahorrándole el responder, la cual le dio una mirada muy agradecida, la niña miró a su madre para confirmar y esta asintió.

Rogaba a Dios que la niña no siguiera haciendo preguntas sobre su padre porque no sabría cómo responderlas.

Se preguntaba dónde estaba, si estaba bien, si había comido, si la extrañaba. Miró por el retrovisor y vio sus dos criaturas y se sintió egoísta por solo pensar en ella.

—Chicos...—les dijo para llamar su atención— ¿Quieren ir a comer fuera esta noche?—los dos asintieron emocionados y ella pudo sonreír con un poco de sinceridad—, decidan a donde quieren ir y invitamos al tío Chris para que lleve a Charlie y Dina ¿les parece?

«Si Alesandro quiere que siga con mi vida, lo haré pero no por mi, sino por esos dos seres humanos que dependen de mi» pensó Fiorella.