Capítulo 15

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Fiorella entro al gimnasio temprano por la mañana, Alesandro estaba ahí como era su rutina, pero ese día todo fue diferente.

Él estaba haciendo pesas, hundido en la música, la voz de Freddy Mercury le llenaba los oídos.

Ellla solo lo miraba tararear la canción sentada en un rincón del gimnasio. Era feliz con solo mirarlo.

Los músculos de los brazos se le marcaban deliciosamente. Comenzó a ejercitar sus piernas con otra canción, una que también le encantaba a ella.

Amiga Mía de Alejandro Sanz sonó y eso lo dejo sorpredida a Fiorella, cada día amaba más a Alesandro.

Cuando terminó, colocó una pieza de música clásica y comenzó a estirarse, respirar y se tomó su agua.

Era bastante temprano, ni siquiera el servicio estaba en la casa. Lo que le extraño a ella fue que era Semana Santa y él no hacía ejercicio esos días.

Alesandro miraba pensativo por la ventana del gimnasio cuando unas manos más pequeñas que las suyas se posaron en su abdomen. Le sonrió a su esposa la cual lo miraba maravillada.

—Estoy sudado— le susurró él dándole un beso en la frente.

—Me dejaste desnuda ayer, ¿sabes?— comentó mirándolo con picardía.

Alesandro alzó las cejas y la miro con esa oscuridad característica de sus ojos, los cuales reflejaban sus pensamientos.

—Tenía que ir al muelle de Florencia, preciosa— le explico— ¿querías hacer el amor?— pregunto quitándole un mechón del rostro.

Ella asintió sonrojada.

Sabes que si, me encanta hacer el amor con vos— dijo en español con el acento argentino marcado.

—A italiano, Fibi— le dijo mordiendo el lóbulo de su oreja.

—Me encanta hacer el amor contigo, Ale— le dijo ahora en italiano—. Tengo muchos días soñando algo— susurro jugando con la cinturilla de los pantalones de él.

Alesandro se encendió en el instante.

—¿Qué soñaste, nena?— le pregunto con la voz enronquecida.

—En la mesa de la cocina nunca lo hemos hecho ¿sabes?— comentó casual— Me gustaría repetir lo de hace años, varios días los dos solos en la casa— beso su cuello con lentitud.

Él gruñó de placer, Fiorella lo estaba provocando demasiado para su gusto. Ella amaba provocarlo.

—Sabes que los niños se van de viaje con Laura — miro el reloj y vio que ya había pasado la hora—. Ya entiendo, Duc, por eso estás despierta...

—Los lleve al aeropuerto con Fredo— le susurró— ¿Podemos tener unos días tú y yo, a solas?— pregunto.

Alesandro la alzó besándola con desenfreno, su lengua se encontró con la de ella en una danza brutal, en una guerra.

Ella gimió sobre los labios de Alesandro al sentir su centro rozar su ereccion. Le beso el cuello lamiéndolo y chupandolo.

—Hazme tuya, Ale— le pidió en un gemido.

Le saco la camisa húmeda por el sudor y él le rompió la blusa, sus senos quedaron al descubierto, apetitosamente. Jugó con sus pezones, mordiéndolos causando gemidos de ella.

Fiorella se bajó un poco para sacarse el pantalón. Alesandro se quitó el suyo y la volvió a tomar en brazos, él solo con sus bóxer y ella con su tanga.

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora