Capítulo 32

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Un mes después estaban en Rusia, perfectamente instalados en la casa, los chicos estaban súper felices con el cambio, Aleksandro de lleno con todo el trabajo y ella pues simplemente acostumbrándose a la vida en Moscú.

Aleksandro estaba, insoportable con todas sus letras, era imposible hablar con él porque todo lo molestaba o estresaba, ya no pasaba tiempo con ella, pero sí con sus hijos y eso se lo agradecía muchísimo.

Se conectó en la laptop con Gina, la cual siempre sacaba tiempo para ella, apesar de todo.

—¡Pequeee!— grito emocionada, tenía más de dos semanas que no hablaban por vídeo llamada.

—¡Cariñoooo!— grito Fiorella igual— ¿cómo están todos allá? Los extraño muchísimo— dijo Fiorella sonriéndole.

—Todos bien peque, extrañándolos muchísimo a todos, sobre todo tu hermano, se la pasa maldiciendo a Alesandro —dijo lo ultimo riendo haciendo reír— "Maldito Di Franco, se llevó a mi pequeña. Lo odio al hijo de perra ese. Necesito a mi hermana"— Fiorella se carcajeó ante su imitación de Christoffer.

Gina miró bien a Fiorella y vio algo de tristeza en ellos.

— Fibi, ¿te sientes bien? ¿Estas feliz ahí?

—Estoy bien entre lo que cabe Gin— confeso—, Moscú es súper bonito y con un clima maravilloso, pero me siento anclada a estar encerrada, no conozco nada aquí, no hablo nada de ruso más que lo básico, todo aca es diferente a allá, Alesandro que es el que conoce aquí está demasiado ocupado para mi siempre.

Gina frunció el ceño.

—¿Está demasiado ocupado para ti? — Fiorella hizo una mueca sarcastica.




Compro un gps y le valió mierda, salió del encierro sin importarle nada, subió a su auto y condujo por calles tras calles de Moscú.

Dio con un parque lindo y se bajó. Miro todo y sonrió. Se sentó en un columpio y se quedó ahí sentada fumándose un cigarrillo y pensando un poco.

Sintió unos pasos y acercó su mano a donde ocultaba su pistola, sacándola un poco mientras seguía fumando.

—Este es un parque muy solo— dijo alguien de acento ruso—, para una rubia fumando distraídamente.

—¿Y eso es tu problema?— dijo ella volteando, boto su cigarrillo y lo pisó con su bota.

Cuando caminaba en dirección al auto el hombre habló de nuevo:— Vaya que te has mantenido fiel a tu esencia, Fiorella.

—Siempre me mantengo fiel a lo que soy— dijo con tranquilidad— ¿Qué haces aquí, Angel?

—Vivo aquí en Moscú, muñeca— le recordó —, los años te han puesto más caliente he de admitir— confesó—. Vuelve y siéntate.

Ella resignada se sentó en un columpio a su lado.

—Lo último que supe de ti fue que te casaste con el Jefe de la Familia, ¿que ha sido de tu vida?

—Pues, le tuve tres hijos al Jefe, soy prez de la Familia, trabajaba oftalmóloga en una clínica y era accionista en la clínica que trabajaba— contó sin dar mucho detalle—. Soy felizmente casada y ya.

—Haz hecho mucho cosas— dijo él, ella asintió con una pequeña sonrisa —, ¿tienes tres bebés? ¿Y te sigues viendo asi?

—Simplemente él me ha ayudado a cuidarme mucho— confesó ella—, me gusta verme bien, es lógico.

—Claro— susurro mirandola—, es que de verdad sigues igual de caliente que hace años atrás, cuando tenías dieciocho, quizás hasta más.

Fiorella rió.

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora