Capítulo 23

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Fiorella llegó tarde de la reunión con sus compañeros de la universidad, la cual Alesandro no había querido que fuera, además de que tampoco quiso acompañarla.

Entro a la mansión y al ver que faltaban unas llaves se dio cuenta que Alesandro Di Franco había salido.

Marco en su teléfono el numero pero sonaba que estaba apagado, se cambio la falda y se puso un pantalón, además de ponerse sus botas negras y salió tomando las llaves del "Deportivo" de Alesandro, pero ella sabía que ese auto tenía demasiadas modificaciones en el motor al igual que el que él se llevó.

Faltaba otro auto, es decir que Alesandro tampoco andada solo, saco el deportivo y grito a uno de los de seguridad:- Chicos ¿hace cuando tiempo salió Alesandro?

-Dos horas más o menos, jefa- le respondió, le dio las gracias y salió de su casa.

Eran la una y doce minutos de la madrugada. Alesandro andaba corriendo en las clandestinas.

En menos de cinco minutos subió la velocidad a ciento cincuenta. A Alesandro no le gustaba correr en Roma porque la policía estaba mucho más alerta que en Florencia, más sin embargo, los jueves en la noche las carreras eran solamente en Roma.

Se peino un poco el cabello y bajo del auto.

Miro a las personas, se hacían tres filas de autos estacionados horizontalmente unos al lado de otros. Fiorella se encendió un cigarrillo mientras miraba a todos con disimulo.

Alesandro reía junto a Nick de cómo miraba una chica a Gonzalo.

-Moreno ¿vas a correr?- le preguntó el organizador y Alesandro meneó la cabeza, no debía parecer seguro-. Hoy hay cero niños. Son todos los viejos duros.

-Andrew ¿viste a la Princesa?- le preguntó Manuel, el otro organizador.

-¿Princesa está aquí?- Manuel asintio.

Gonzalo abrió los ojos un poco y miro a Alesandro.

-¿Están hablando de Ducati?- Manuel asintio con obviedad. Alesandro se palideció.

-Dijo que iba a correr- le dijo a Gonzalo.

Alesandro caminó un poco retirándose de dónde estaba y la vio apoyada en el capot del deportivo fumándose un cigarrillo y hablando animadamente con dos tipos.

-Sabes que a los distribuidores deben ponerlos en puntos céntricos y aléjanos a la policia- Fiorella asintio mirándolo- ¿y tú qué haces ahorita?

-Con respecto a esto- señaló refiriéndose a los negocios turbios-, de todo un poco y ¿ustedes?- le preguntó a sus amigos de la infancia.

Alesandro posó una mano en el hombro de cada uno y les sonrio sin mostrar dientes.

-¿Me dejarían unos minutos a solas con ella?- les pregunto sin sonar grosero. Los chicos se despidieron de Fiorella y Alesandro la miró con gracia- ¿Qué haces aquí?

Fiorella rió ante su tono molesto.

-¿Qué haces aquí? Se supone que estabas demasiado molesto porque me había ido a mi encuentro de la universidad porque no querías que fuera sola por los problemas con la extorsión y que no ibas a salir y no sé cuánta mierda más- le dijo entre dientes-, pero estás aquí, desde hace bastante rato, además de andar bebiendo con...- alzo una ceja- Tus amiguitos y unas putas.

-Si yo salgo o dejo de hacerlo es mi jodido problema- gruño Alesandro -. Ni se te ocurra correr.

-¿Por qué?- preguntó molesta-. Soy mayor de edad y con buen equilibrio mental, no tienes ningún derecho a mandarme.

Amor Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora