Capitulo 11

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El me mira horrorizado, pero se las arregla para ocultarlo—fallando. Respiro agitadamente, necesito sangre, tengo 24 horas sin ella y me está matando ¿Cómo es posible que pueda desear tanto algo? Nunca en mi vida desee tanto algo como lo estoy haciendo en este momento. Mi pecho comienza a oprimirse, mi vicion se vuelvo un poco oscura. Maldición. Voy a perder el control, la oscuridad se apoderara de mi ¡No puedo permitirlo! No cerca de Zec. Miro el suelo, tratando de pensar en el bosque, en la cascada, en la casa de Zec, en algo que no tenga sangre, pero se me es imposible, los corazones palpitan y mis oídos captan su ritmo singular, llamándome a probar su sangre. Jadeo excitada. Me abrazo a mi misma y subo las rodillas al asiento, pongo mi cabeza entre estas y repito mentalmente: No la necesito, no la necesito, no ahora. Pero nada ayuda. Mi respiración es entrecortada. Siento una mano en mi hombro y todo mi cuerpo se tensa. Una mano que tiene sangre corriendo por sus venas. Sacudo feroz mente mi cabeza y miro a Zec.

— ¿Qué tienes Clara? ¿Por qué estas tan mal? — su respiración es cálida, pero puedo ver que esconde el horror en su voz.

—Yo…no puedo controlarme. Estoy asustada —suelto las palabras mezclándose con las otras y en un tono muy baja, pero el parece entenderlas — no quiero lastimar a nadie, no hoy, no sola, Scott no esta para detenerme, aun no se me controlar, ya casi mato a alguien y la culpa casi me mata en tan solo 5 minutos ¿Qué pasa si mato a alguien y debo vivir el resto de mi vida con eso? No lo soportaría —digo sombríamente. El no dice nada por unos minutos pero el ya detuvo el auto en la orilla de la carretera.

—Estoy yo.

— ¿Qué puedes hacer tu? —susurro. Trato de dejar de escuchar, quedar sorda de los latidos de las demás personas. Trato de alejarme de la oscuridad. Trato intensamente, y lo estoy logrando. Pero la ansiedad sigue allí, palpable. Me concentro en Zec y solo en Zec.

—Ayudarte. Puedo ayudarte a parar, Clara. Eres una Vampiro buena, no dejare que te manches. —mis manos están sudorosas y el valle de mis senos parecen cascada. Siento también el sudor en mi frente. Algo raro sucede después, ya no escucho las palpitaciones, me dispongo a relajarme. Pero entonces las escucho, otra vez. Pero esta vez es diferente. No son todos los corazones de las personas en la calle y a sus alrededores, es uno solo. El de Zec. Lo miro horrorizada. No puedo desear morder a Zec, beber su sangre. ¿Cómo sabrá? ¿igual que las otras? Trato con toda voluntad apartar ese sentimiento y pensamientos bruscos.

— ¿Qué pasa Clara? —su expresión es de horror.

—Ya… ya no escucho a todos los corazones palpitando. —le confieso.

—Eso es bueno.

—No, Zec. Es malo, muy malo —miro a alrededor, tratando de volver a escuchar todos, concentrándome en alguien, pero no funciona, estoy excitada por saborear la sangre de Zec, eso no puede pasar, si piensa que soy un monstruo ¿Qué pensara ahora? Además, Zec es mi amigo ¡No puedo morder a un amigo! ¿o quizás un poco? ¡NO!

— ¿Por qué? —Zec Interrumpe mi confrontación mental.

—Porque escucho un solo corazón ahora, deseo la sangre de un solo cuerpo. Y no lo quiero hacer. —jadeo. Su expresión es de terror y me maldigo a mí misma. Me siento bien y me dispongo a abrir la puerta del carro con mi mano temblorosa y sudada. Pero la voz de Zec me detiene y me hace mirarlo con una gran excitación y horror, todo mezclado a la vez.

—Hazlo.

— ¿Qué quieres decir?

—Quiero decir, lo que dije. Quieres morderme, y solo a mí. Supongo que es un privilegio, asique, hazlo. —mis ojos se ponen en blanco y muerdo mi labio inferior.

Delirio [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora