Capitulo 14

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Abro mis ojos abruptamente.

No estoy muerta.

Ese es mi primer pensamiento. Sigo viva. Entonces ¿lo conseguí? Miro a mi alrededor y se en donde estoy. La misma habitación en donde me eh quedado 2 o son ¿tres? Con esta. Estoy en casa de Zec. Me levante y maldije por lo bajo. Me duele todo mi cuerpo. Me siento débil, mis piernas se tambalean, pero estoy bien. Camine hasta un espejo y mire mi reflejo. Estoy pálida y eh perdido peso. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? Tengo puesto una sudadera y un mono de pijama. ¿Quién me cambio? No quiero saber. Camine hasta la puerta y baje hasta la sala. Esta vacía. Voy hasta la cocina y bingo los encontré, supongo que es hora del desayuno. Y mira que tengo hambre.

Entro en ella y me gano todas las miradas. Muerdo mi labio nerviosamente y miro al piso.

Nadie habla.

No sé porque me siento nerviosa.

Rasco mi cabeza.

Quizás sea porque la última vez que los vistes trataste de matarlos.

Porque ellos trataron de matarme, es algo justo.

Levanto la mirada y vuelvo a observarlos, esta vez no bajo la mirada. Comienzo a abrir mi boca para decir algo sarcástico pero la puerta principal se cierra y siento pasas venir. Me vuelvo y no tengo tiempo de reaccionar. Algo cae el piso y luego estoy en vuelta en unos brazos. Primero no reacciono. Entonces me doy cuenta que es Abril la que me abraza. Hago un pequeño gemido de dolor pero ella no parece notarlo. La abrazo más fuerte y puedo sentir sus lágrimas. Me separo de ella y la miro a la cara. Tenía razón, esta llorando. Niego con la cabeza.

—No llores ¿Qué te eh dicho de llorar? —ella sonríe.

—Que es estúpido.

—Entonces no lo hagas —ella me envuelve en sus brazos por segunda vez, esta vez mas fuerte. Otro gemido de dolor sale de mis labios. Ella se separa abruptamente.

— ¿Te hice daño?

—Me duele todo el cuerpo, pero nada más. Solo abstente de apretarme mucho, estoy delicada, eh —ella ríe — Abril ¿Cómo salimos de la cueva? —su risa se cayó abruptamente. Sé que hice el hechizo pero tengo que saberlo, saber si esta bien, saber si no la lastime, saber cuánto tiempo llevo inconsciente —mas bien. ¿Sabes cómo salimos? —Ella asiente — ¿estás bien? ¿No saliste herida, verdad?

—Clara. Yo estoy bien. Tu. Fuiste tú la herida. Estabas sangrando por la nariz y estabas débil. Me asuste como el infierno.

— ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —ella mira a sus pies y luego detrás de mí.

—Una semana y media. Estamos a miércoles —responde alguien detrás. Tomo valor y me vuelvo hasta ellos. No puedo evitar verlos y acordarme que ellos trataron de matarme, que me golpearon. Menos Zec. El esta sentado cerca de mí. Me mira con sus ojos llenos de comprensión. No puedo resistirme y camino hasta el. Puedo ver que todos están alerta pero no me importa. Zec abre sus manos y me envuelve en un abrazo. Siento mis lagrimas picar detrás de mis ojos pero no llorare aquí. Acerco mi boca a su oreja y le susurro.

—Tenía miedo. Gracias por dejarme quedar y no botarme a la calle —y me separo de él.

—En realidad, cariño. Yo contribuí, pero ¿adivina quien dijo, si? —me encogí de hombros.

—Dimnus —me vuelvo hasta el. Me esta mirando, una mirada que contiene muchos secretos que no puedo descifrar. El me dejo quedar, casi siento gratitud, pero entonces alguien me dice ‘cariño, te trato de matar ¿Qué le debes? Nada’ y antes de que pueda pensarlo más, las palabras salen de mi boca, sin mi permiso.

Delirio [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora