Asalto VIII: ¿Qué sucede? ¿Tienes miedo?

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El sol se ocultaba y ya pronto la oscuridad de la noche se iba a apoderar de las tierras cercanas y por venir, la figura gigantesca que había aparecido frente al trío producía una enorme sombra que dejaba en penumbras a los tres viajeros quienes se habían encontrado con el monstruo.

Este era un ser grotesco con aparente sobrepeso y mostraba una sucia cara cubierta de mugre y una sonrisa diabólica con dientes amarillentos y podridos, su tono de piel era grisáceo y al tacto podría decirse que era tosca. Laven quién era aquel que se encontraba a más proximidad de la bestia desenvaino su espada gigantesca y dio ordenes a los otros dos. – ¡Escapad, rápido! – Ordenó mientras una asustada Charlie salía corriendo sin pensarlo cargando en sus hombros al inconsciente azabache.

Laven se abalanzó contra el monstruo grotesco y de una sola estocada de su espada le derribo permitiendo así a Charlie escapar por encima de este sin recibir daño alguno. – ¿¡Y tú que!? – Exclamó ladeando la cabeza mientras mantenía el paso acelerado, dirigiéndose al guerrero el cual contesto con un grito. – ¡Estaré bien, cuida bien de Blue! – Dijo mientras una gruesa pared se levantaba entre la chica y el guerrero, era nada más que la espalda del monstruo quién se había puesto de pie nuevamente soltando un estruendoso rugido que azotó todo el bosque y estremeció los árboles causando que las aves que vivían en estos escapasen volando y revoloteando por todos lados.

– Quién pensaría que nos volveríamos a encontrar luego de aquella vez, Rey Aim... – Exclamó Laven dibujando una sonrisa en su rostro mientras el monstruo le miraba con sus ojos rojos llenos de furia y sedientos de sangre.

Laven maniobro entre los árboles balanceándose entre ellos y ayudándose del camuflaje que podrían brindarle para confundir al Rey Aim, el plan estaba funcionando pues la bestia gigante volteaba la cabeza a todos lados buscando ubicar la posición del oji amarillo sin éxito.

Fugaz como una estrella y cortante como un sable, Laven apareció por encima del monstruo blandiendo la espada por encima de su cabeza con la intención de atravesar a la bestia por la mitad. – ¡Hasta aquí llegas! – Vociferó el guerrero mientras la bestia a penas elevaba la cabeza para observar la causa de su muerte inminente.

Del lado de Charlie y Blue solamente se puedo escuchar un estruendo bastante sonoro similar al de una bomba explotando que podría indicar que Laven había ganado sin problemas, Charlie bajo al joven de sus hombros y lo recostó en la corteza de uno de los árboles.

Exhausta por el largo recorrido que tuvo que hacer cargando con el peso del chico, comenzó a hiper ventilarse, se arrodilló frente al cuerpo inconsciente del oji azul para descansar un poco.

Más sin embargo faltaba poco tiempo para que el sol se ocultara, no habia tiempo de descansar. El oji azul comenzó a estremecerse y gimotear suavemente hasta que finalmente abrió los ojos. – ¿Dónde... estamos? – Susurró y Charlie quién no se habia percatado de que el joven había despertado se abalanzó sobre el con un abrazo y entonces su cara de preocupación desapareció. – ¡Blue! – El chico sonrió un poco pero luego volvió en si, separando a la chica de si mismo le preguntó. – ¿Dónde esta el tio de la espada? – Preguntó ladeando la cabeza de lado a lado para darse cuenta de que faltaba aquel guerrero.

Pero antes de que Charlie si quiera pudiese responderle se escuchó un fuerte estruendo y luego el ensordecedor grito de la bestia, aún seguia con vida, aún seguian luchando hasta la muerte. Y entonces de manera repentina todos los troncos de los árboles de los al rededores y más allá de los chicos fueron partidos a la mitad, de no ser por que ambos muchachos estaban sentados hubiesen sido cortados por la mitad al igual que los árboles los cuales cayeron simúltaneamente causando un ruido ensordecedor acompañado del movimiento de las hojas al caer al suelo.

Luego de unos segundos ambos jovenes impactados recobraron la consciencia, Blue sin pensarlo dos veces exclamó. – Hay que ir a ayudarle. – Trató de levantarse pero el haber chocado contra todos esos árboles anteriormente le habia causado gran daño físico, un punzante dolor en su columna le impidió levantarse y volvió a caer al suelo. – Blue, es Laven... todo estara bajo control. – Musitó Charlie con tono de preocupación mientras observaba como el chico trataba de levantarse en vano.

– Ese tipo no es todo poderoso, necesita ayuda. – Esta vez se levantó del suelo y comenzó a caminar cojeando en dirección de la pelea entre Laven y el Rey Aim, Charlie simplemente suspiro para levantarse y seguirle, pues sabia que tratar de detenerlo iba a ser una perdida de tiempo total.

Laven se encontraba en problemas, el Rey Aim era más fuerte de lo que recordaba desde la última vez que se enfrentaron ambos, pues Laven tenía historia con ese monstruo. El gigante con sus afiladas garras era capaz de rasgar el propio aire creando agujeros de vacio que succionaban las explosiones de Laven como si fuesen un juego de niños.

– Maldito seas... – Exclamó el guerrero jadeando, mientras se apoyaba de su espada incrustada en el suelo. El Rey Aim sonrió mostrando sus grotescos dientes y levantó su mano para lanzar una feroz estocada con destino a la cabeza del guerrero, intentando arrancarla de su cuerpo pero aún así Laven quién aún tenia energía suficiente para continuar su lucha, blandiendo su espada la uso para detener el golpe del Rey Aim más sin embargo la potencia del impacto mando a volar al guerrero contra uno de los árboles y su espada termino incrustada en el suelo a metros de Laven.

A pasos agigantados y pesados el Rey Aim se acercó a Laven con un brillo macabro en sus ojos rojizos y mostrando sus asquerosos dientes en una sonrisa bastante desagradable, preparado para lanzar el golpe final, lanzó sus garras contra el cuerpo de Laven buscando asesinarlo de una vez por todas.

Laven pudo observar su muerte inminente y entonces cerró los ojos y apretó los dientes sin embargo lo único que pudo oir fue un impacto y luego el ruido de árboles cayendo. Cuando el guerrero abrió sus ojos solo pudo observar la silueta de Blue en el aire con su puño lleno del fuego naranja de Ignis, el joven había aparecido justo en el momento exacto para salvarle la vida mandando al Rey Aim contra los árboles de un solo golpe.

El azabache cayó al suelo y se levantó para regañar al oji amarillo. – ¿¡Qué sucede!? ¿¡Tienes miedo!? ¡Eres un guerrero, vamos! – Exclamó con soberbía mientras de los árboles aparecia una apurada Charlie socorriendo al lastimado Laven.

Ahora con Laven cubierto y sus heridas sanando gracias a Charlie, Blue se dio media vuelta como pudo, pues la caida habia empeorado su estado de salud física.

El Rey Aim se puso en pie aún más molesto que nunca, grito fuerte, muy fuerte y puede que incluso el grito se escuchara en la oficina de Charlotte en el Reino de Aberdroth. – ¿Estás encabronado? Ese golpe que me diste antes, solo fue cuestión de suerte. – Exclamó con un tono serio mientras se tronaba los puños.

– Tú, Laven o como te llames... me salvaste hace rato, es mi turno de devolverte el favor. – Dijo dibujando una sonrisa en su rostro y estaba vez cubriendo sus brazos y piernas por completo con el fuego de Ignis, la intensidad de las llamas era tal que las hojas de los árboles cercanos empezaron a desintegrarse y el Rey Aim empezó a sudar ante tal oleaje de calor.

El monstruo se lanzó contra Blue el cual con un tono sereno y calmado respondió. – Cuando quieras, maldito gordo. – Unió ambas manos formando una flecha con ellas y apuntó al Rey Aim quién se venia con todas sus intenciones asesinas.

La Cruzada: El chico de las Estrellas.Where stories live. Discover now