Estaba oscuro, realmente muy oscuro, el incesante ruido de goteo era insoportable, el azabache estaba atrapado completamente, con sus brazos enteros apresados por gruesas cadenas mágicas que el mismo había intentado romper e incinerar con anterioridad, era imposible pues esas cadenas sellaban la magia.
No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado desde entonces, desde que lo separaron de sus compañeros, del orgulloso guerrero Laven, y de Charlie.
Cada día, le llevaban al menos un plato tibio de avena o cualquier tipo de alimento simple, Blue se negaba a comer, los guardias se burlaban diciendo que tratará de no morir de hambre antes de que pudiese morir en la ejecución. ¿Ejecución? Maldito sea el reino de Haidemhalt y su afeminado rey.
Llevaba tanto tiempo sin hablar, sin decir ni una sola palabra que incluso había olvidado como sonaba su propia voz, solo estaba allí, apresado, sin poder moverse, en ese asqueroso agujero de rata rodeado de repudiables guardias cobardes y asquerosos delincuentes. – Menuda mierda... – Musitó en voz baja el azabache mientras alzaba su cabeza, tenia gigantescas ojeras, quizás no había dormido en varios días.
Quizás estaba muriendo inconscientemente.
Días atrás...
Los gritos de la chica eran incluso audibles en todo el gigantesco castillo de Haidemhalt. – ¡Maldita sea, suéltalo, tan solo espera a que madre se entere de esto! – Reclamó al hombre de cabello blancos, quién se encontraba en su trono color cobre con una mirada inexpresiva, no se sentía preocupado, como estarlo si Charlie y Laven estaban esposados y de rodillas ante su presencia. – Johaness, esto es una falta grande, si la ama Charlotte se entera le advierto que se prepare para la destrucción de su reino entero. – Amenazó Laven quién había sido despojado de su gran espada.
Entonces el guerrero fue pateado en la espalda fuertemente por uno de los miembros de Twilight Fang, el grupo se encontraba allí cuidando el bienestar del rey. – Maldito bastardo, no te atrevas a dirigirte de esa manera al amo Johaness. – Dijo el Twilight Fang de la espada. – Draekus, yo nunca te pedí que intervinieses. – Regañó Johaness a su sirviente y le lanzó una mirada fulminante que hizo al soldado retroceder y pedir perdón por sus actos. – Heredera del trono, noble guerrero... – El rey hizo una pausa. – Soy consciente del peligro que acarrea mi actuación por los momentos, más sin embargo está totalmente justificada. – Dijo Johaness con un tono de voz apagado.
¿Justificada? Eso hizo enojar a Charlie. – ¿¡Justificada dices!? – Grito nuevamente. – ¡Blue es nuestro amigo, nuestro compañero! – Dijo soltando algunas lágrimas. – Por los momentos, yo dudo que ese sea el caso. – Suspiro el rey. Ante tales palabras Charlie y Laven se miraron las caras incrédulos. – He enviado a un mensajero al Reino de Aberdroth, yo necesito hablar personalmente con Charlotte. – Nadie dijo nada.
Johaness dio otro largo suspiro y se levantó de su trono. – Voy a liberarles. – Entonces fue interrumpido por otro de sus soldados, el Twilight Fang del hacha es quién hablaba ahora. – Pero mi señor, van a asesinarle, son peligrosos deben ser ejecutados. – Johaness lanzó una mirada de muerte a su soldado. – ¿Quién te dio permiso de interrumpirme Dullahad? – El soldado se arrodillo para pedir clemencia. – Esto es lo que sucederá, Aberdroth es nuestro reino hermano y lo que menos queremos es una guerra, el chico ojiazul será liberado una vez Charlotte y yo hablemos un par de cosas, ahora ustedes serán libres, no traten de hacer ningún movimiento en falso. – Dijo esto último como una amenaza.
Johaness volvió a su trono y los miembros de Twilight Fang no tuvieron más remedio que soltar a Laven y Charlie quienes los miraron con odio y repudio, los cuatro soldados se marcharon entonces.
El presente...
El ruido insoportable de las rejas que encerraban a Blue abriéndose nuevamente ya estaba empezando a ser molesto, seguramente era otra estúpida taza de avena que probablemente siquiera miraría. – Levanta, chico. – Esa voz, esa maldita voz tan serena. El azabache alzo la vista rápidamente para lograr divisar aquella figura alta, vestida con ropas reales en tonos azul y ocre y una capa larga de color rojo, ese cabello blanco y largo... Johaness. – Maldito, te dignas a aparecer ahora. – Blue trato de atacar al hombre, pero las pesadas cadenas le impidieron moverse de su lugar. – Oye, maldito imbécil es de mala educación hablarle así a alguien de la realeza. – Esa otra voz, infantil pero seria, aguda pero intimidante, Blue la conocía muy bien.

YOU ARE READING
La Cruzada: El chico de las Estrellas.
AdventureBlue se ha visto envuelto en una travesía mágica y cósmica desde que su familia adoptiva desapareció. Ahora Blue debe buscar por cielo y tierra sin descanso a su amada familia, lo que el no sabe es que en su travesía encontrara verdade...