Asalto XXIV: La capital de los Muertos.

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— Por cierto, ¿A dónde vamos Laven? — Preguntó Charlie abriendo el mapa. — Bueno, una vez alejados de las llanuras de Haidemhalt tenemos que tomar camino rumbo al norte y bajar por Las cascadas de Gloin, hasta ese punto nos servirá el carruaje, luego tendremos que liberar a los caballos y bajar a pie. — Laven iba a continuar con su explicación sin embargo fue interrumpido por Blue. — ¿Gloin? ¿Es otro reino o algo así? — Preguntó incrédulo. —Lo era... — Respondió Silford desde la parte trasera del carruaje aún viendo por la ventana.

— Gracias por interrumpir Blue. — Le regaño Charlie. — Continúa Laven... — Le dijo amablemente al guerrero mientras le daba un golpe en la cabeza a Blue. — Vale, en la parte baja de las cascadas tomaremos un descanso y en la mañana partiremos cruzando La capital de los muertos... — Al decirlo, los otros tres voltearon sorprendidos, Blue iba a decir algo al respecto en el momento que le picó la curiosidad sin embargo Charlie había tapado previamente su boca con sus manos para que no interrumpiese de nuevo. — Desde ese lugar lo que queda es caminar sin cesar el trecho entre La capital y nuestro destino, el reino de Bogdan, la capital de los druidas. — Laven término con su explicación. — Oh, ¡Ya veo! Mamá es inteligente ciertamente, en Bogdan está todo el conocimiento habido y por haber, seguro allí encontraremos las respuestas que necesita Blue. — Exclamó Charlie con cierto brillo en sus ojos. — ¿Capital de los muertos? ¿Qué es eso? — Ahora sí, una vez que Charlie soltó al azabache el chico aprovecho el momento para soltar su pregunta. — Silford volteó a verle. — ¿Eres medio tonto, que no te enseñaron nada en la escuela? La capital de los muertos es la ciudad a la que van las almas buenas a reposar y vivir plenamente y sin preocupaciones. — El azabache volteó a verle mientras explicaba. — ¿Y las almas malignas? — El cuestionamiento del chico causo un silencio espectral por un momento. — Se queman en el infierno... — Le respondió Charlie de manera tajante y luego de eso nadie dijo ni hizo nada.

El resto del viaje fue aburrido, de vez en cuando hablaban entre ellos sobre ciertas cosas puntuales pero nada específicamente importante, la noche estaba cayendo lentamente y entonces levemente empezó a hacerse escuchar el ruido de agua cayendo, se estaban acercando a las cascadas de Gloin y mientras más avanzaban el ruido ensordecedor de la caída de agua se hacía más abrumador.

El avanzar de los caballos se detuvo y el grupo salió del carruaje, estaban a escasos metros de la cascada, había vegetación abundante y bastante colorida. — ¿Hemos llegado? — Cuestionó Blue bostezando y estirándose pues llevaban al menos unas 16 horas de viaje en carruaje sin detenerse. — Si, aquí es. — Le respondió el guerrero de ojos amarillos mientras quitaba los amarres a los caballos que una vez fueron soltados salieron corriendo relinchando en dirección opuesta.

— Jo, quiero ver que hay abajo... — Blue se acercó al precipicio sin embargo cuidando la distancia, quizás era tonto pero en ciertas ocasiones era bastante consciente de lo que puede llegar a hacerle o no hacerle daño.

La caída de la cascada que se extendía por más de 8 kilómetros hacia abajo sin duda era algo capaz de hacerle daño e incluso mucho más y de hecho ni siquiera se podía visualizar el fondo de la cascada y la oscuridad de la noche y la densa neblina tampoco ayudaban mucho.

Charlie se acercó por sus espaldas. — Impresionante, ¿No? — Preguntó al joven de ojos azules el cual solo asintió con la cabeza para contestar a la chica, entonces levemente un susurró retumbo en los oídos de ambos sujetos, como una gota de agua cayendo sobre el agua calmada causando esas perturbaciones tan conocidas e hipnóticas en la misma. — Ayuda... — Musitaba el susurró y ambos sujetos no pudieron evitar sentir un peligroso escalofrió que subió por sus pies recorriéndoles el cuerpo entero.

Entonces fueron halados, halados por algo que no podían ver ni oír pero sí que podían sentir, podían sentir el frio tacto de gruesas y rusticas manos sujetando con firmeza los brazos de ambos chicos.

La Cruzada: El chico de las Estrellas.Where stories live. Discover now