Asalto XIV: Twilight Fang.

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Grandes batallas estaban siendo libradas en los interiores del castillo de Haidemhalt, tan solo quedaba esperar que los habitantes del reino no se viesen afectados por los daños colaterales de tan increíbles luchas de grandes magnitudes.

— Malditos sean todos... — Se escuchó la voz de Laven, el guerrero pelinegro quién lleno de ira se dirigió a sus oponentes, Dullahad y Bastion. Inclusive en momentos tan críticos Laven no perdía la compostura, de verdad era un roble.

— ¡Calla y muere! — Dullahad se lanzó contra el indefenso guerrero blandiendo su gigantesca hacha bastante afilada de hecho, con velocidades impresionantes acortó su distancia con Laven la cual inicialmente era de metros a simples centímetros.

El soldado lanzó su hacha contra el pecho del hombre de ojos amarillos quién indefenso sin su icónica espada no pudo hacer más que cubrirse con su brazo derecho interponiéndolo entre su pecho y la afilada arma del Twilight Fang.

Y entonces se escuchó un eco metálico, como si dos metales chocaran entre sí.

Claro que sí, es cierto que el brazo izquierdo del guerrero era de puro metal, era un implante, ¿Cómo lo habría perdido? Bueno, eso ahora no interesaba.

Dullahad retrocedió sorprendido pues su fina hacha se había agrietado un poco debido al choque.

— Vaya, vaya... el vecino tiene trucos bajo la manga. — Exclamó Bastion quién se incorporó blandiendo su arma, pues antes se encontraba recostado a una pared observando la lucha entre Dullahad y Laven. — Maldición, esa no me la esperaba ¿Qué cojones tienes ahí? — Preguntó Dullahad acariciando el filo de su hacha cuidando que no fuese grande el daño recibido. — Esto... esto es un regalo. — Laven arrancó la rojiza manga de su camisa dejando ver su brazo izquierdo desnudo, era completamente metálico y tenía un pequeño raspón justo en el punto donde había chocado el hacha del Twilight Fang.

— No necesito mi espada para defenderme, voy a acabar con ustedes... — En un abrir y cerrar de ojos Laven dejo atrás a Dullahad para posicionarse justo frente a Bastion y propinarle un poderoso golpe en la cara.

Bastion no pudo reaccionar, Laven los superaba en velocidad a ambos, y en fuerza también.

El Twilight Fang del martillo salió disparado contra la pared al recibir ese golpe. —¡¡Como te atreves!! — Dullahad indignado por el cómo trataban a su igual como simple basura se lanzó contra el azabache por encima de su cabeza apuntando su hacha contra el cráneo del hombre del brazo mecánico.

Laven con una reacción increíble interpuso nuevamente su brazo, entre su cabeza y el hacha de su oponente y entonces se produjo nuevamente el choque, Dullahad salió disparado ante tal oleaje de poder más sin embargo Laven no se mostro afectado.

El soldado del hacha choco contra la misma pared que su compañero, y cuando ambos se incorporaron al mismo tiempo pudieron observar los amarillentos ojos de Laven, los cuales ahora por alguna extraña razón aparentaban brillar, Laven lanzó una mirada fulminante al dúo y por primera vez en sus vidas...

Dullahad y Bastion sintieron miedo, ambos pudieron sentir como la muerte se apoderaba de sus almas y quizás fue por el miedo, una simple alucinación o quizás simplemente vieron mal.

Pero ambos pudieron divisar una figura encapuchada con una hoz justo detrás de Laven, era la mismísima Muerte y aunque esta desapareció en un instante, ellos ya lo sabían.

Ese salón iba a ser la tumba de ambos guerreros.

...

El cuerpo de Draekus se encontraba incrustado en una de las paredes del castillo, desde hace rato habían estado luchando con todo, Draekus quizás no era el más experimentado de los miembros de Twilight Fang pero sin duda era uno de los más poderosos, quizás solo por detrás de Grydamor.

— Maldición... — Musitó en voz baja, ya casi no le quedaban energías, su armadura estaba bastante dañada, rota en varios lugares y abollada también con rastros de calcinación en algunas secciones de la misma.

Justo del lado contrario, incrustado en el suelo se encontraba Blue, bastante lastimado y con severos cortes por todo su cuerpo, así mismo como varios moretones en todo su cuerpo. — Sólo muérete y ya... — Reclamó el azabache a su rival, tenían tanto tiempo luchando que era hasta absurdo, estaban al mismo nivel.

Ninguno cedía, Blue trató de incorporarse apoyándose de sus brazos para levantarse del suelo, Draekus cayó de la pared, se golpeó contra el suelo y se levantó como pudo para recoger su espada que encontraba a un lado del mimo, la espada de Draekus era de un metal rojizo y bastante reluciente.

Ambos hombres estaban de pie ahora, hubo un silencio espectral por un momento. — Aquí voy de nuevo, Draekus. — Blue rompió el silencio avisando sobre su próximo ataque.

Se lanzó corriendo en dirección contra su rival, Draekus suspiró y blandiendo su espada también hizo lo mismo.

Draekus lanzó un zarpazo hacia las piernas del azabache, Blue pudo reaccionar a también y saltó para esquivar el ataque y cuando sus piernas estuvieron a la altura de la cabeza del Twilight Fang Blue soltó una potente patada contra su cara que apenas y rosó con su objetivo pues Draekus se aparto por los pelos y tomó al muchacho de la pierna y lo arrojo contra el suelo.

Blue pudo apoyarse con sus manos en el suelo para evitar caer con la cara y dio un pequeño saltó impulsándose con sus brazos para caer nuevamente de pie.

Para cuando entonces ya se encontraba Draekus soltando una potente estocada contra el azabache, Blue logró apartarse por poco y pudo ver como de la espada salió un potente haz de luz rojizo que al chocar con una de las murallas del patio la destruyó por completo.

Perplejo Blue preguntó. — ¿Qué mierda se supone que hace tu magia? — Preguntó mientras lanzaba un potente golpe cargado de fuego contra su rival. — löschen... — Respondió el Twilight Fang mientras retrocedía para evadir el puñetazo. — Es magia borradora, todo lo que entra en contacto con mi magia desaparece. — Blue se detuvo para escuchar. — Yo, Draekus de la espada tengo la capacidad de borrar todo lo que entre en contacto con mi magia. — Exclamó con aires de grandeza. — Cada uno de nosotros tenemos habilidades relacionadas con el espacio... — Hizo una pausa, Blue no dijo nada.

— Bastion del martillo tiene la capacidad controlar los cuerpos y la materia en general, a esa magia se le denomina Ausstreichen. — Draekus hizo una pausa para tomar aire. — Y nuestro líder, Grydamor tiene la magia más temible de todas... Tilgen, el señor Grydamor puede anular lo que sea, volver todo a un punto cero, cualquier daño, ataque, persona e incluso objeto volverlo a su estado natural, a la nada misma... el señor Grydamor es un dios. —

¿Un dios? Posiblemente Draekus solo estaba exagerando, pero aún así ¿A que se estaban enfrentando realmente? Hace apenas unos días tuvieron problemas con el Rey Aim y ahora se encontraban allí peleando contra un sujeto todopoderoso y sus secuaces. ¿Acaso podrían salir vivos de esta sin Charlotte? Charlotte... entonces Blue recordó lo que había sucedido, Charlotte estaba muerta y de nuevo toda aquella ira volvió a su ser. 

La cabeza de Blue se sumió en la ira y la venganza, pero pudo volver en si al sentir un golpe de Draekus en la cabeza que lo hizo retroceder varios metros, pero aún faltaba algo, aún faltaba alguien. — Hijo de perra, te falto el tipo del hacha pero sinceramente no me interesa nada de esa basura ¡Acabaré contigo! — Dijo Blue sosteniéndose la cabeza.

— Dullahad... Dullahad es otra historia, ¡Preocúpate más por nuestra batalla Azulito! — Dijo Draekus lanzando nuevamente otro zarpazo contra Blue pero esta vez apuntando al cuello del muchacho.

Si eso le daba, era el fin de todo pero... ¿Otra historia? ¿Qué secretos esconde el guerrero del hacha? Fuese lo que fuese no era momento de andar pensando en esas cosas, la prioridad ahora era al menos salir vivo de este combate.

Blue se agachó para poder evadir el ataque. — ¡Bien! ¡Ahora iré con todo, Draekus! — Vociferó el muchacho mientras todo se cuerpo se cubría de las ya no naranjadas si no rojizas llamas de Ignis, quizás porque Blue estaba enojado, o quizás porque estaba luchando en serio, fuese como fuese el oleaje de calor fue tanto que todos los árboles y vida vegetal de ese patio se desintegro convirtiéndose en simples cenizas.

Incluso Draekus pudo empezar a sentir como su misma armadura comenzaba a derretirse sobre su cuerpo, ahora la cosa iba realmente en serio.

La Cruzada: El chico de las Estrellas.Where stories live. Discover now