Ya todo había pasado, o por lo menos lo peor, Charlotte aplicó los primeros auxilios a Charlotte, cerrando gran parte de sus heridas con magia curativa y además uniendo el brazo desprendido, quizás no podría moverlo en un unos días pero poco a poco recobraría su movilidad natural.
Laven quién fue aquel que menos daños recibió, solo algunos rasguños y moretones explico por completo la situación a Johaness quién indignado por el daño causado por sus propios soldados se disculpo miles y miles de veces ante los lugareños de Aberdroth, sin embargo para ellos no era necesario, no era su culpa.
Draekus quién empezó a abrir sus ojos exclamó. — ¿Dónde estoy? — Musitó el Twilight Fang mientras se levantaba del suelo, sus heridas también habían desaparecido parcialmente y gran parte de su energía había sido repuesta. — Vivo, agradece por ello. — Blue le respondió en un tono grosero mientras le tendía la mano para levantarlo del suelo, Draekus obviamente se separó de sopetón y ladeando la cabeza de lado a lado pudo observar la situación.
— ¿¡Dónde está el señor Grydamor!? — Como si estuviese exigiendo una respuesta, Draekus se levantó como pudo y adoptando pobremente una posición de combate se dirigió al grupo, pero la respuesta llego sin necesidad de que nadie contestara, pues allí yacía el arma destrozada de Grydamor, aquella lanza dorada resquebrajada en miles de trozos. — ¿¿¡¡Dónde está el señor Grydamor!!?? — Quizás Draekus simplemente no lo estaba aceptando, pero algo era cierto, Grydamor ya no estaba, ya no existía y quizás desde un principio jamás debió de hacerlo.
— Grydamor está en el lugar donde los manipuladores mentirosos van, pudriéndose en el infierno. — Charlotte quién se encontraba hasta ese momento atendiendo las graves heridas de Charlie se levantó para dirigirse a Draekus. — Ya no tienes que odiar más, Silford Haidemhalt... — Blue observo asombrado a Charlotte, el no había mencionado nada respecto a la identidad de Draekus.
Pero quién más sorprendido quedó fue el propio Johaness, Silford.... Estaba allí, era real y el rostro de Johaness se fundió en una mezcla de duda, incredulidad, asombro, felicidad y tristeza todo en un mismo momento, Draekus y Johaness cruzaron sus miradas, esas grisáceas miradas que bastaron para dar a entender que si, efectivamente ese hombre de pie allí, ese moribundo hombre, esa pobre alma era Silford Haidemhalt. — Yo... — Silford no pudo terminar de hablar, se tumbó sobre sus rodillas explotando en un llanto incesante, un llanto liberador ¿Qué era esa sensación? ¿Qué estaba recorriendo todo su cuerpo? Es como si su alma se purificase completamente, era libertad, pues por primera vez en largos años Silford Haidemhalt era un alma libre.
— ¡¡¡Buaaaaaaahhh!!! — Las lágrimas no paraban de brotar de los ojos de Silford.
Johaness quién hasta el momento se había mantenido perplejo y asombrado se acerco para tomar de la mano a su hermano, y si, efectivamente su tacto era real, cálido pero con el tiempo se había vuelto rustico, lo justificaba, Silford tuvo que pasar por entrenamientos sobrehumanos posiblemente. — Mi hermanito... — De los ojos de Johaness también empezaron a brotar ríos de lagrimas. — ¡¡¡Mi hermanito está vivo!!! — Gritó al vacio mientras sujetaba fuertemente la mano de su hermano.
Charlotte y Laven observaban conmovidos la escena, luego de tantos años por fin están juntos, luego de tanto dolor hay un momento de felicidad, Blue por otro lado se encontraba terminando de atender a Charlie. — Vaya par de maricones... — Musitó Blue con tono burlistico refiriéndose a los hermanos Haidemhalt. — Déjales... te apuesto que te pondrás peor cuando consigamos llegar a Giulianno y a Green... — Respondió Charlie en voz baja, había recuperado al menos la suficiente fuerza como para hablar sin caer inconsciente.
— Probablemente... — Blue soltó una pequeña risa y luego hizo una pausa, observando las heridas de Charlie que bajo la influencia de Charlotte estaban terminando de cerrar. — Joder, vaya que te han pateado el culo... — Blue se burló. — Si, la verdad es que si... — Admitió la chica de ojos esmeraldas con un tono melancólico, quizás las palabras de Blue lastimaron su moral. — Pero has ganado. — Agregó el azabache y entonces Charlie puso su mirada sobre el chico, detallándolo un poco más Blue también estaba considerablemente dañado, con raspones, cortes y moretones en todo su cuerpo. — Ha sido una noche llena de emociones... eh, te prometo algo. — Blue tomó de la mano a Charlie, la chica obviamente no pudo evitar sonrojarse. — ¿Prometer qué? — Para cuando Charlie dijo eso, la luz del sol empezó a colarse por el gigantesco hueco creado en el techo del castillo.
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La Cruzada: El chico de las Estrellas.
AdventureBlue se ha visto envuelto en una travesía mágica y cósmica desde que su familia adoptiva desapareció. Ahora Blue debe buscar por cielo y tierra sin descanso a su amada familia, lo que el no sabe es que en su travesía encontrara verdade...