El grupo de tres ahora estaba frente a las puertas del castillo imponente del reino de Haidemhalt, dejando al glorioso festival bastante atrás uno de los custodias de la gran puerta que daba hacia los adentros de aquella construcción se acercó al grupo y con tono despectivo espetó dirigiéndose a Laven. – Extranjeros, ¿Qué buscáis? ¿De donde venís? – Exclamó, con una voz cuanto menos gruesa e imponente.
Laven haló un poco de su camisa para dejar ver una marca en la mitad de su pecho, era el escudo del reino de Aberdroth. – Venimos de parte de Charlotte Aberdroth y pedimos una auditoria con el rey. – Dijo el guerrero con su también gruesa e imponente (muchísimo más que la del guardia) voz, el custodia de la puerta mantuvo el silencio por unos escasos segundos y luego hizo una seña con la mano, el segundo guardia abrió las puertas y entró por las mismas.– Avisaremos al rey, si el desea entonces ustedes hablarán con él, y si no es de esa manera entonces son bien invitados a iros de aquí por las buenas. – Respondió el guardia mientras volvía a su puesto de trabajo.
Blue y Charlie se miraban constantemente a la cara a medida que pasaba el tiempo, si dirigirse una sola palabra, pero no era necesario hablar como para darse cuenta de que ambos estaban preocupados y a la expectativa.
Avanzados los minutos el segundo guardia salió de las gigantescas puertas color roble. – El rey Johaness desea hablar con vosotros. – Dijo mientras se hacia un lado para dejar pasar al trío hacia los interiores del castillo.
Atrás de los chicos venía el segundo guardia quién a diferencia de su compañero era más amigable y poseía una voz más serena aunque igual de gruesa, el sujeto vestido con armadura metálica los dirigió a lo largo de un ancho pasillo de baldosas blancas y grandes cuadros adornando las paredes y alguna que otra maceta en varios lugares, finalmente frente a ellos al final del largo pasillo se encontraba una gran puerta de color verde con ornamentación dorada y piedras preciosas incrustadas en la misma.
El guardia empujó la puerta la cual se abrió con un estruendo ensordecedor, detrás de la gran puerta se encontraba un gran salón, con varios cuadros y plantas, caídas de agua artificiales en cada una de las cuatro esquinas del lugar y frente a la puerta una larga alfombra de color azul rey que daba a un imponente trono de color cobre.
En aquel trono se encontraba sentado un hombre, más o menos de la edad de Blue, quizás un poco mayor, su cabello era totalmente blanco como la nieve misma y sus ojos color gris penetrante compactaban con su fino y bello rostro, aunque de apariencia delicada, su mirada era la de un verdadero Rey, a sus alrededores habían al menos seis soldados de cada lado, cuatro de estos vestidos con armaduras diferentes a la de los otros dos restantes las cuales eran idénticas a las vestimentas de los guardias de la puerta, y justo a un lado del rey, a pocos centimetros del trono se encontraba un delgado hombre de tez palida.
– Mi señor, los enviados de Aberdroth, señor. – El guardia guía hizo una reverencia y se marcho cerrando la puerta tras su paso.
Laven se arrodilló para hacer una reverencia, Charlie también hizo lo mismo, pero Blue se encontraba sumido en la grisácea mirada de aquel hombre, bastante hipnótica, el azabache volvió en si cuando Charlie lo haló del pantalón para que este hiciera la reverencia también. Ya dentro del castillo el ruido del festival apenas se podía oír.
– Con ustedes, invitados nuestros, el Rey de Haidemhalt, Johaness Tibherius Haidemhalt IV... – Vociferó el pequeño hombre pálido vestido de colores morados y dorados, con un extraño sombrero mientras sostenía un pergamino en su mano, la mano derecha del gobernante posiblemente.
– Bien, extranjeros... – Por fin hablo el hombre de cabello blanco, su voz era serena y calmada, infundía paz pero a la vez daba una sensación de temor indescriptible. – Podéis levantaros, pues la reverencia era innecesaria, más sin embargo se os agradece el respeto que mostráis ante alguien que no es su rey. – Dijo levantándose del trono de cobre y caminando hacia el grupo de tres.
Los chicos se levantaron, siendo Blue el primero en hacerlo. – ¿Qué os trae por aquí? Vecinos. – Exclamó el rey, Charlie hizo una seña a Blue para que dejará hablar a Laven primero, Blue obedeció. – Señor, nos encontramos en una travesía, encomendada por la reina Charlotte, hace poco tuvimos varios percances en nuestro camino y perdimos gran parte de nuestro equipaje, armamento y provisiones. – Laven hizo una pausa expectante. – Continua, guerrero. – Dijo el rey con calma mientras examinaba con la vista cada uno de los elementos del guerrero, desde su ropa hasta sus facciones.– Como bien sabe, el reino de Haidemhalt y Aberdroth siempre tuvieron una fraternidad importante, y ahora nos preguntábamos si usted nos podría brindar de su ayuda para continuar con nuestro camino. – Dijo el guerrero ojiamarillo, volvió a hacer una pausa expectante, el rey no dijo nada. – Esta encomienda es importante para el futuro de nuestro reino, señor. – Finalizó.
– Oh, ya comprendo... – Dijo ahora observando a Charlie de pies a cabeza. – No tengo razones para no creer en vuestra palabra guerrero, pues si hasta la misma reina ha enviado a su pequeña hija en esta travesía. – Dijo acercándose peligrosamente a Charlie.
Blue tragó grueso, por alguna razón sintió una especie de amenaza por parte de Johaness hacia Charlie, se dispuso a golpearlo, pero luego vio a aquellos seis soldados, no estaba en posición de hacer nada que pudiese poner en riesgo sus propias vidas, y menos atacar a un rey.
El azabache se estremeció y bajo la mirada, el rey peliblanco se dio cuenta de eso y ahora se había puesto en marcha en dirección del azabache. – Y tú... a ti nunca te había visto antes. – Dijo posicionándose frente a Blue, Johaness ya conocía a Laven, pues siempre había sido el guardaespaldas de Charlotte, y por otra parte, Charlie y su cabello violeta eran inconfundibles, definitivamente era la hija de Charlotte. – Chico, levanta el rostro, hoy es un buen día como para andar con la cabeza gacha. – Dijo soltando una pequeña risilla, puso su mano en el mentón del chico y lo elevo lentamente, Blue no reacciono.
Finalmente los poderosos y penetrantes ojos azules como el cielo de Blue chocaron con los grises e imponentes ojos del rey Johaness. El rey quién se había mantenido sereno durante toda la charla se estremeció. – ¿Podría ser?... – Dijo sorprendido mientras retrocedía dos pasos frente al azabache. – No, imposible. – Susurró sacudiendo su cabeza. – Pero es mejor prevenir que curar... – Susurró levemente mientras acomoda su corona sobre su cabeza, bastante ornamentada con piedras preciosas, por cierto. – Twilight Fang, encerradle. – Dijo, entonces los cuatro soldados de vestimenta diferente desaparecieron de al lado del trono y aparecieron todos rodeando a Blue.
– ¿¡Qué cojones sucede!? – Hablo Blue por primera vez en todo el rato. Todos los guerreros se encontraban apuntándole con armas diferentes, un martillo, un hacha, una espada, una lanza. – ¡¿Qué significa esto!? – Exclamó Laven sacando su espada de la funda en su espalda.
– ¡Blue! – Exclamó Charlie mientras intentaba pasar entre los cuatro soldados, uno de ellos la golpeo fuertemente en la cara y de todas maneras Charlie no retrocedió. En contrariedad la chica lanzó un fuerte puñetazo de Ignis contra el soldado de la lanza, haciéndole retroceder unos pasos.
Blue se encontraba neutralizado completamente por los otros tres si se movía entonces estos le decapitarían, era un total caos. – Por favor, cálmense, no queremos heridos... – Exclamó Johaness quién colocando su mano en el hombro de Charlie hizo que la misma se desmayará.– ¡Señorita! – Exclamó Laven abalanzándose contra Johaness con su espada, podría ser un rey pero Charlie era la hija de su ama y señora.
Johaness extendió la mano y estampó a Laven contra la pared, dejándolo inmovilizado. – Guerrero, por favor, cálmese... es por vuestro propio bien. – Dijo con un tono sereno, estaba disgustado por lo que estaba haciendo con los habitantes de su reino hermano.
Charlie y Laven inutilizados, Blue totalmente atrapado, el azabache comenzó a respirar hondo y entonces poco a poco comenzó a encenderse con el fuego de Ignis. – ¡MALDITO BASTARDO! – Exclamó dirigiéndose a Johaness, quién sorprendido ahora retrocedió unos pasos.El cuerpo entero de Blue se había imbuido completamente en fuego de Ignis, se lanzó fuertemente contra el rey, mandando a volar a los integrantes de Twilight Fang del impulso que tomó.
Inclusive la mano derecha del rey quién se habia mantenido totalmente inmóvil y sin hacer ninguna expresión abrió de par en par sus ojos frente a esa demostración de poder mágico.
Una estela azul salió de la nada y por una fracción de segundo el fuego de Ignis de color naranja rojizo se torno completamente azul.
Johaness extendió ambas manos y vociferó. – ¡Frajrirancei! – Una onda lumínica salio de las palmas unidas del rey y entonces Blue cayó desmayado a escasos metros del gobernante, quién asustado y sudando exclamó con decepción en su mirada. – Llevadlo, mis sospechas eran ciertas, que nunca más vuelva a ver la luz del día. – Dijo dirigiéndose a los miembros de Twilight Fang quienes se estaban recobrando del impacto.
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La Cruzada: El chico de las Estrellas.
PertualanganBlue se ha visto envuelto en una travesía mágica y cósmica desde que su familia adoptiva desapareció. Ahora Blue debe buscar por cielo y tierra sin descanso a su amada familia, lo que el no sabe es que en su travesía encontrara verdade...