Cuando despertó, lo hizo por culpa de un molesto pitido en su oreja. Sus párpados estaban pesados y pegajosos, por lo que le costó trabajo separarlos. La deslumbrante luz que lo recibió no le ayudó en nada a mantenerlos abiertos.
―¿Kyu? ―una voz a su lado susurró―. ¿Kyuhyun?
Se obligó a abrir sus ojos de nuevo, esta vez un rostro cubría la molesta luz que colgaba del techo. No podía ver su cara, porque le quedaba en penumbra, pero Kyuhyun lo conocía demasiado bien como para no reconocerlo aun si lo único que podía ver de él era una oscura silueta.
―Oh, Dios, Kyu. Menos mal que estás despierto ―sus labios fueron cubiertos suavemente por otros dulces y esponjosos. Sabían ligeramente a café y canela.
―Wonnie...
Siwon le sonrió y acarició su cabello con cariño suavemente, como si el más mínimo roce pudiera herirlo de algún modo.
―Hacía mucho que no me llamabas así ―le recordó nostálgico, su cara era visible ahora que se había acostumbrado a la iluminación del lugar.
―Porque te pones muy empalagoso cuando lo hago ―murmuró Kyuhyun.
Y Siwon rió.
―¿Cómo te encuentras? ―le preguntó.
―Creo que estoy drogado ―contestó.
―Estás drogado ―le confirmó Siwon―. Te han puesto un montón de calmantes para el dolor.
―¿Qué dolor? ―preguntó―. No me duele nada.
―Es por los calmantes ―afirmó Siwon―. Tienes un par de costillas fisuradas, un corte con puntos en el pómulo y bastantes golpes por todas partes ―le explicó―. Estás hecho un verdadero cromo.
―Uhm... ―su cabeza no parecía procesarlo todo todavía, demasiada información para su adormilado cerebro―. Yo sólo tengo sueño ―dijo al final.
―Duérmete entonces ―le señaló arropándolo cálidamente―. Estaré aquí cuando despiertes ―prometió.
Siwon besó su frente, pero Kyuhyun gimoteó molesto y le hizo morritos para que besara sus labios. Oyó a Siwon reír, pero a continuación sus labios se presionaron sobre los suyos.
La siguiente vez que despertó, estaba todo oscuro.
A su derecha había una pared y el dichoso aparato que seguía pitando. ¿No se le podían quitar las pilas o algo? Era muy molesto.
A su izquierda, Siwon estaba profundamente dormido en una butaca de aspecto bastante incómodo. Tras él una ventana daba a un negro cielo nocturno, no sabía a qué altura debía estar, pero suponía que bastante alto ya que no veía edificios al otro lado, únicamente un oscuro cielo con alguna titilante estrella.
Siwon se removió en su sitio, probablemente incómodo, y cambió de postura. Por un momento pensó en despertarlo y decirle que se marchase a dormir a casa, pero no se vio con corazón para ello al verlo dormir de manera tan profunda. De todas maneras sentía que su cabeza volvía a irse lejos.
La tercera vez, fue alguien toqueteando su brazo lo que lo despertó. Abrió sus ojos, con su cabeza mucho más despejada que otras veces y se encontró con una enfermera inyectando algo en la vía de su mano. Iugh, agujas. Retiró la mirada rápidamente.
―Ya está, ya he terminado ―le aseguró la enfermera―. ¿Cómo te encuentras?
―Bien, creo ―respondió mirándola de nuevo, había tirado la aguja al contenedor amarillo de residuos médicos que colgaba a un lado del carrito de enfermería―. ¿Cómo se supone que estoy?
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A la luz de medianoche
Hayran KurguCuando a Kyuhyun lo trasladaron a trabajar a la misma comisaría que Siwon, se esperaba que su trabajo y su relación se tambalearan por el cambio, pero nunca se esperó que un ascenso trastocara de tal modo su vida.