Capítulo treinta y cinco. Solo hay oscuridad.

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Nadie se ha enterado de mi regreso a Australia, o eso es lo que pienso al entrar en la sala de llegadas del aeropuerto, el viaje ha sido molesto y me encuentro bastante cansada, pero cuando veo una cabellera pelirroja sonrío ampliamente.
-Te ves horrorosa, Nina-Cherry habla rodeando con su brazo mi cintura y dándome un punto de apoyo.
-Entonces no te asustará saber que debes llevarme al hospital-murmuro y ella asiente.
-¿Qué ocurre esta vez?-cuestiona con preocupación bordeando su voz, no me juzga, ella nunca me juzga, solo intenta ayudarme.
-Tengo una solitaria pululando por mis intestinos, tienen que sacarla y hacerme recuperar un peso saludable-respondo y vuelve a mover su cabeza.
-¿Dónde está Ashton?-pregunta cuando ya estamos en su coche y salimos en dirección al hospital.
-Él... Hubo una pelea y está inconsciente-siento como mi corazón se encoge, Cherry pisa el freno a fondo y me mira fijamente.
-¿Qué?-pronuncia sorprendida.-¿The Mad Dog ha perdido una pelea?-espeta como si fuese algo imposible.
-Fue contra el campeón de Estados Unidos y, ¿desde cuándo te gusta el boxeo?-interrogo mirándola con una de mis cejas levantadas.
-Tengo tres hermanos en casa, Nina, el noventa por ciento del tiempo se ve, habla o escucha deportes y el boxeo es uno de nuestros favoritos-Cherry retoma la conducción cuando le tocan la pita repetidamente distintas personas. -¿Qué ocurrió?-inquiere y el nudo de mi garganta se aprieta, trago saliva y respiro profundamente.
-Fue una pelea larga y Ashton iba ganando, yo estaba en primera fila y tenía bastantes fanáticos alrededor, la cosa estaba algo tensa y un hombre me toco el culo, le di un derechazo y se armó una pelea fuerte, Ashton se asustó al no verme donde debería estar y se distrajo, así que su contrincante aprovecho la ventaja y lo dejó K.O. Se quedó inconsciente en ese momento, han tenido que operarlo, pero no ha despertado todavía-hablo apoyando mi cabeza contra el cristal de la ventanilla.
-Seguro que saldrá bien, Nina, Ashton es un hueso duro de roer-ella intenta tranquilizarme y yo me ocupo de encender el teléfono. No quiero aferrarme a un clavo ardiendo, porque con el pronóstico, todo es posible.
Mi teléfono prácticamente colapsa, tengo cientos de mensajes y llamadas de los chicos, Anne, Harry y Liz. Además de varias menciones en twitter y demás redes sociales. Llamo a Liz y le digo que estoy bien, pero que tengo que ir al hospital, soy incapaz de impedir que venga, junto al resto de la familia, incluida una muy embarazada Annie. 
-Cariño-Liz me abraza fuertemente y Cher se mantiene alejada.
-Estoy bien-prometo y Jack me mira con su ceño fruncido.
-Luke nos lo ha contado todo-él habla serio.
-Primero lo primero-Andrew dice y me escolta al interior del hospital, resolvemos el papeleo con recepción y me ingresan, gracias a la doctora estadounidense aquí ya tienen reservado un quirófano, nos explican como va a ser la operación y las posibles complicaciones, observo como el color desaparece del rostro de los tres Hemmings varones y sonrío levemente, tanto macho para unas cosas y tan poco para otras... Me preparan para la operación y les pido que se vayan a casa y descansen, que todo va a salir bien, ellos como si oyesen llover no me hacen caso y es cuando llega el enfermero para llevarme a quirófano. 

Miércoles, 11 de Septiembre, Sídney.

-Nina, ¿me ves?-pregunta Cherry y yo enfoco mi visión con algo de trabajo, su cabello enmarca su cara, lo lleva rizado y no se lo ha peinado recientemente, sus facciones se endurecen cuanto más tiempo me mantengo observándola, sus ojos fijos en los míos.

-Te va a costar trabajo encargarte de esto-murmuro con la voz ronca, como si llevase días sin usarla, mientras toqueteo uno de sus rizos, ella sonríe ampliamente y suelta un suspiro.

-Enfermera-habla mientras saca su cabeza de la habitación. Una chica que rondará los veinte me examina, y cuando llega la doctora es cuando me explican que el anestesista se equivoco y me dio una dosis superior a la que necesitaba, lo que termino con complicaciones, pero que ya estaba bien.

-¿Cuánto llevo dormida?-pregunto mientras camino lentamente al baño, con Cherry a mi lado.

-Unos tres días, entrabas y salías de la conciencia, abrías tus ojos y mirabas pero no veías a nadie, fue como si no estuvieses realmente con nosotros-ella pronuncia sosteniéndome firmemente junto a su cuerpo. Me quito la bata de hospital y entro en la ducha. Me cuesta moverme, es como si aún estuviese algo adormecida, o quizás sea de no utilizar los músculos, pero me cuesta trabajo todo, Cherry me explica que me quedará una pequeña cicatriz en el abdomen, pero que han intentado hacer el menor daño posible. Después ella me seca el cabello con mimo y me da ropa interior nueva, una enfermera llega y me ofrece una bata, que ayuda a ponerme antes de devolverme a la cama.

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