Capítulo treinta y tres. Situaciones complicadas.

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Viernes, 6 de Septiembre. Washington DC.

-... Y por eso se le conocía con ese nombre—Harry termina de hablar mientras nos sentamos a los pies del monumento hecho a Abraham Lincon. ¡Quien iba a decir que era un cerebrito para la historia! Pero la verdad es que nos ha servido de guía al recorrer los distintos edificios históricos.
-¡Increíble!—Mike murmura mientras mira a Harry con asombro.
-Gracias que hemos parado—Calum suspira mientras se espatarra en las escalinatas.
-Tampoco hemos caminado tanto—Lena contesta rodando sus ojos. Ellos llevan raros... Un tiempo. Se nota que Lena tiene remordimientos pero todavía no ha abierto su boca, Louis... Sigue como si esa noche nunca hubiese pasado, que colaría, de no ser porque cada vez que se tropieza con Lena, parece que a ella las palabras se le enredan y se muestra hiper nerviosa, con lo que es solo cuestión de tiempo que Calum ate cabos.
-Llevamos caminando seis horas—Luke murmura. Hemos visitado todos los monumentos del National Mall y hemos entrado en todos los museos que se encuentran aquí, incluido el Smithsonian.
-Hemos recorrido exactamente tres kilómetros—Liv aporta y todos nos reímos, ayer en el aeropuerto se compró un podómetro y estaba loca por usarlo.
-Harry, ¿sabes de algún sitio para comer?—mi chico pregunta mientras me pega a su cuerpo.
-Sí, hay un restaurante aquí cerca, se dice que es de los mejores del país—él murmura mientras examina la guía que compró, Liv se pega a su costado y empiezan a discutir por el sitio al que ir a comer mientras el resto estamos descansando.
-¿Cuánta hambre tienes?—Cal le pregunta a Lena, alzando sus cejas, ella frunce su ceño y se levanta, alejándose de allí y poniéndose junto a su hermana y Harry.
-¿Qué le ha picado?—pregunta Mike mirando a Calum que aún tiene su vista puesta en Lena con una expresión dolida moldeando sus facciones.
-No tengo la menor idea—el moreno masculla mientras lleva su mano derecha a su cabello, estrujándolo con nerviosismo.
-Tranquilo Cal, seguro que se le pasa—Luke le da palabras de ánimo mientras Mike golpea amistosamente su hombro.
Yo aparto mi vista de ellos, apoyándome en el torso de Ash y pasando mis manos por sus muslos.
-¿Estás cómoda?—bromea Cher y yo sonrío enseñándole mi pulgar.
-¿Os apetece indio?—Harry pronuncia en voz alta y todos negamos, tuvimos una mala experiencia con uno en Los Ángeles, no nos apetece tentar a la suerte de nuevo.
-¿Hamburguesas?—Lena pregunta.
-Antes de ayer comimos hamburguesas—Cher se queja poniendo un puchero en sus labios.
-Yo voto por italiano—Liv murmura y yo secundo la moción al igual que Luke, Cher, Mike, Cal y Louis.
-Yo conozco un restaurante que está en Little Italy, hacen unos raviolis de pera y queso exquisitos—Louis sugiere mientras se vuelve a colocar la gorra en la cabeza.
-Allí vamos—me levanto y cojo el mapa de las manos de Harry, sentándome junto a Louis y pidiéndole que indique donde está más o menos. Cogemos una guagua porque así especulando es alrededor de media hora caminando, y no hay necesidad. Nos sentamos todos en la parte trasera, apoyo mi cabeza contra el hombro de Luke mientras escucho por encima la conversación que tiene con Calum. Cierro mis ojos e intento mantener mis facciones imperturbables porque ahora mismo Luke y Calum están barajando distintas opciones por las que Lena podría estar como está.
-No tiene la regla—hablo sobre la marcha abriendo mis ojos al ver que es una de las opciones que dicen.
-Pues me estoy quedando sin ideas—Calum espeta frustrado.
-¿Cuánto hace que no tenéis tiempo para vosotros? Solos, y algo romántico—Cher pregunta y yo observo a Calum que está frente a mi primo.
-Bastante—el moreno mordisquea su labio.
-Ya tienes la razón—Luke da una palmada y yo maldigo porque casi hace que me caiga con la tontería.
-Lena nunca ha sido una romántica—Calum me mira pidiendo ayuda.
-Nadie ha dicho que tengas que comprarle flores y regalarle chocolate, pero estoy segura que si reservas un masaje para dos en el spa le gustará—ofrezco y veo como sus ojos se iluminan como luces de Navidad, y yo me siento mal. Vuelvo a apoyarme sobre mi primo y cierro mis ojos. Él acaricia lentamente mi espalda, haciendo que me relaje, llegando a hacer desaparecer la culpa, momentáneamente.
-Te acabo de enviar el número—Cher habla y Calum agradece.
-¡Vamos chicos!—Liv exclama y me pongo en marcha. La guagua para y nosotros salimos, Louis sobre la marcha escanea las calles y comienza a caminar hacia el norte. Él solo, mientras el resto se queda conmigo y él mapa.
-¡Oh vamos! ¿En serio?—el ojiazul se queja al vernos a todos allí. Ya nos perdió una vez en Chicago, no hay porque gastar más energía de la necesaria si queremos aprovechar esta tarde al máximo.
-No es que no confiemos en ti...—Mike empieza a hablar y se queda mirando a Louis pensando en que decir a continuación.
-Simplemente no confiamos en tu brújula interna—Ashton completa sonriente y Louis frunce su ceño y se cruza de brazos como si se tratase de un niño pequeño.
-Tranquilo Tommo, superarás este duro golpe a tu ego—bromeo mientras palmeo su hombro. Él me mira y me enseña su lengua, todo un gesto de madurez... Sí, sí.

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