Capítulo diecisiete. Apuesta ganada.

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Vuelvo a casa a eso de las seis, después de quedarme a ver la práctica de B mientras Luke me resolvía algunas de las dudas que tenía con matemáticas, el parcial es ya, bueno... A final de semana en realidad. Contando que estamos a miércoles voy fatal.

Cuando entro al apartamento huele muy muy bien, lo cual me sorprende, después de anunciar mi llegada, dejo las llaves en su sitio y el bolso en el brazo del sillón, antes de adentrarme en la cocina. Derek está allí, cocinando sin camisa, tararea una canción que me suena mientras especia el pollo.

-Huele que alimenta-murmuro abrazándolo por la espalda.

-Gracias, me apetecía cocinar-él se excusa y yo río mientras beso su nuca. Él se queja y cuando me alejo veo que tiene más de una mordida en su piel.

-¿Con quién has sido malo?-pregunto sentándome sobre el mostrador y jugueteando con uno de los tomates que hay por ahí. D enrojece levemente. -Vamos D, sabes que puedes contarme cualquier cosa-le ánimo, él me sonríe pero no suelta prenda, yo ruedo mis ojos y me bajo de la encimera. -Como quieras, si necesitas algo sabes donde estoy-comento antes de salir de la cocina y dirigirme hacia el cuarto de estudio, pero Irwin me para en el pasillo.

-Buenas-él murmura sonriente abrazándome.

-Hola, león-beso su mejilla y él me aprieta contra su cuerpo. He llegado a la conclusión de que lo que le ocurre es que necesita cariño.

-Tengo un regalo para ti gatita, ven-él entrelaza nuestras manos y me lleva a la pequeña terraza.

-¿Qué hacemos aquí?-inquiero curiosa, él se pone a mi espalda y me tapa los ojos con sus manos.

-Confía en mí anda-pide incitándome a andar.

-Eso es complicado, Irwin-bromeo dejando que él me guíe, doy unos cuantos pasos antes de que nos paremos.

-No abras los ojos-me advierte y yo asiento, él quita primero su mano derecha y espera, yo río y él se aleja, aún con mis ojos cerrados puedo saber que seguimos en la terraza, ya que no entra tal cantidad de luz en la casa en otra habitación, escucho ruido, que identifico como papel, y algo moviéndose. -Vale, ya-abro mis ojos y veo a Irwin con una rosa en su mano y en la otra un pequeño paquete rectangular. Voy primero a por la rosa, cosa que le hace sonreír, es blanca y hermosa. La llevo a mi nariz y aspiro su dulce aroma, después Irwin me tiende el paquete mientras toma él la rosa y la pone en un pequeño jarrón. Abro el paquete y descubro la cajetilla de cigarrillos cereza de Cherry.

-¿Cómo los has conseguido?-pregunto estupefacta yendo a abrazarle.

-Tengo mis contactos-él responde haciéndose el misterioso y yo ruedo mis ojos, abro la cajetilla y saco un cigarro, lo llevo a mis labios e Irwin lo prende con el mechero. Aspiro ese vapor de agua y me relajo al instante, sé que es algo psicológico pero me ayuda a desestresarme. Mantengo el aire tres segundos en mi interior antes de soltarlo.

-¿Quieres?-pregunto tendiéndole el cigarro y él niega, entonces vuelvo a tomar una calada y es ahí cuando Irwin me besa, expulso el humo en su boca y él lo aspira, separándonos y dejándolo salir de sus pulmones.-¿Celoso, Irwin?-cuestiono alzando mis cejas, él se pone a mi espalda y me envuelve entre sus brazos.

-No, para nada-murmura besando mi cuello. Yo río y me acomodo entre su amplio cuerpo. Ashton está sacando brazos, esos músculos están más marcados que cuando lo conocí y su tableta, ¡oh madre mía! Se puede lavar ropa ahí tranquilamente. Termino mi cigarro y me giro, besando suavemente los labios de Irwin antes de irme de allí. Voy al cuarto de estudio y me siento frente al libro de matemáticas. Respiro hondo y me pongo a ello.

Unpredictable ☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora