3

655 24 0
                                    

    La expresión del alcalde Gjertsen cambió en cuanto vio a Mark entre la multitud. En seguida lo invitó con la mano a que se acercara a él.

—Han llegado Markus —le dijo el alcalde— venían en el helicóptero.

Mark no los esperaba tan rápido.

—¿Dónde están? —le preguntó Mark.

—En el barco, con el patrón —le respondió el alcalde Gjertsen— te están esperando.

    Mark siguió al alcalde hacia la parte del puerto en la que se encontraba anclado el barco. El impacto no había sido por el lado a la vista desde el puerto, pero hasta de aquel lado se notaba la deformación sufrida por el golpe. Todo el casco estaba astillado y parte de la pintura quitada.

En su interior le esperaba el patrón junto con tres científicos que él mismo había llamado. Eran una mujer y dos hombres, solo tres. Mark se sintió decepcionado.

—Él es Markus Blom —lo presentó el alcalde— Mark, ellos son parte del equipo AFI.

Mark les dio la mano uno por uno. Para ser científicos, no traían equipaje ni material alguno. Miró hacia el exterior, el piloto del helicóptero aguardaba en su interior.

—¿Os ha contado ya el patrón?— el alcalde Gjertsen no se había dado cuenta de aquellos detalles— el animal que les golpeó…

—Sí, con todo detalle —lo interrumpió uno de los visitantes, abriendo despacio su maletín y sacando una carpeta azul marino— Una pena que no disponga de fotos al completo.

El hombre fue pasando láminas en su carpeta, hasta que se detuvo en una.

—Mas o menos ¿es esto lo que vieron? —le preguntó al marinero.

Markus y el alcalde también se inclinaron sobre la lámina. Una gran cola de pez de tono gris azulado asomaba en medio de aguas de mar revueltas. Por el tamaño, podría decirse que se trataba de una ballena azul, sin embargo, el animal retratado era mas esbelto y alargado que una ballena.

—¡Ese! Ese es —él patrón estaba sorprendido, y nervioso— El mismo animal, no hay duda, y pregúntele a cada uno de los tripulantes que han vuelto, y se lo confirmará.

Markus estaba aun más sorprendido y sin permiso alguno retiró la lámina de la carpeta de aquel miembro del AFI, para contemplarla con detenimiento.

—Había más, respondían a su sonido —les explicaba el patrón— Y cuando estuvimos muy cerca de la isla…

El patrón señaló hacia la isla que se divisaba hacia el norte.

—Sus sonidos se hicieron más numerosos y fuertes. El agua empezó a moverse en círculos, y el barco hizo tres giros, entonces el animal nos golpeó.

—Pues tuvieron suerte, suelen hacer remolinos muy fuertes —el hombre miró hacia la isla a través de una de las ventanas— ¿Podemos subir capitán?

El marinero asintió y abrió la puerta que daba acceso a la parte superior.

—Pudimos acercarnos a la isla lo suficiente —el capitán no apartaba la mirada del horizonte mientras subía las escaleras seguido de los demás— segundos antes de las corrientes de agua y de aire. Fue cuando algunos vimos los pájaros oscuros que les he dicho, sobre la montaña. Por la distancia en la que nos encontrábamos, la dimensión de esos animales, no corresponde con ningún animal a los que estamos acostumbrados por aquí.

El miembro del AFI asintió. Markus creyó explotar. Estaban relatando un suceso único, desconocido para la ciencia. Animales de grandes dimensiones, de formas extraordinarias, y a aquel científico le parecía algo normal, hasta traía fotos de otros ejemplares. Markus esperó a ver si el AFI también disponía de fotos para los pájaros. Pero si las tenían no hicieron ningún ademán de mostrárselas.

—Disculpe, pero…—se decidió Markus.

—No tiene que disculparse señor Blom —le interrumpió el científico— Soy yo el que aun no he empezado a explicarme. Entiendo la preocupación, y no es para menos. Esto no es agradable para ningún condado.

—¿Pero saben lo que es?¿Hay otros casos? —el alcalde estaba aun más sorprendido que Markus.

—Sí y no exactamente —respondió el hombre.

Markus arqueó las cejas.

—Desgraciadamente sí que hay otros casos. Los hay en todo el planeta, y no solamente aparecen estos animales extraños en el mar. Hay también otras especies en la tierra y el cielo por supuesto. —se dirigió a Markus— Si quiere y me deja un mail, puedo enviarles más fotos.

Mark abrió la boca para responder, pero el alcalde se le adelantó.

—¿Y no los buscan? ¿No los cazan? —preguntó el alcalde.

—Se ha intentado todo, armas tradicionales, alta tecnología, mucho más de lo que piensan.  No se puede cazar lo que no se ve y aparecen de la nada formando corrientes de agua, de viento o mueven la tierra. Han destrozado barcos, helicópteros y toda la maquinaria que se lleve a bordo —el hombre sonrió.— Lo normal es que escojan un lugar, se lleven allí un tiempo y luego desaparezcan. Este es un lugar de mitos, quizás no es la primera vez que andan por aquí.

Markus frunció el ceño.

—Quizás —le respondió sin dar crédito a lo que acababa de escuchar— Con lo cual nos archivará en la carpeta de “jodidos por los monstruos marinos” y nos dejará aquí sin que podamos salir de la isla , ni pescar.

—¡Markus! —el alcalde Gjertsen lo hizo callar.

Markus se dispuso a salir del barco. Pero antes se giró hacia el hombre.

—Aparte de rezar, ¿puede hacernos alguna recomendación? —le preguntó.

El hombre lo miró fijamente.

—Alejarse de las aguas profundas, del interior del bosque, y del campo abierto. Y bajo ningún concepto, aunque eso ya lo sabe, acercarse a esa isla.

—Y ¿eso porqué? —Markus, sabía que había más, pero aquel hombre no estaba dispuesto a ayudarlos.

—La verdad es que si que estamos acostumbrados a estos sucesos —dijo él— Pero es la primera vez que mar y cielo se encuentran tan cerca y aun más que ataquen a la vez. Corrientes de aire y agua…si quieren mantenerse con vida,  ¡no se acerquen a esa isla!

Markus apretó su mandíbula, tanto que el miembro del AFI pudo verla moverse desde donde se encontraba.

—No haga tonterías —le aconsejó el hombre— No es el primero que lo intentará, y el resultado siempre es el mismo. Son más fuertes que los humanos, inmunes a las armas y son capaces de controlar elementos de la naturaleza. No salvará a sus vecinos desapareciendo. Hágame caso.

Markus negó con la cabeza, y se giró para marcharse.

Cazadores de Titanes: La cuarta razaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora